La pugna entre las fuerzas que apuestan por la independencia de Cataluña y los partidarios de que la comunidad autónoma siga integrada en España se acerca a su climax. Es el momento de hacer una última aproximación a algunos de los argumentos en favor de la secesión y tratar de arrojar luz sobre su veracidad o no. En este artículo trataremos de aportar una explicación sobre algunos de estos supuestos a partir de las opiniones de expertos economistas.

Una Cataluña independiente seguirá en el euro

No es lo mismo la UE y el euro. Se trata de una aclaración capital y que supone la clave de bóveda de todo lo que podría ocurrir en una situación de eventual independencia. Hay países que están dentro del mercado común de la UE, pero sin acogerse al euro. Dicho esto, si Cataluña saliese de España lo haría automáticamente de la UE y comenzaría para el territorio un largo camino para volver a entrar. Para ello, el nuevo país tendría que formular una nueva petición de adhesión y la UE debería, primero reconocerlo como Estado, y después cursarla. Nada que se pueda hacer en dos días.

Cabría la remota posibilidad de que Cataluña adoptase unilateralmente el euro por su cuenta

Sin embargo, también cabe la posibilidad de que Cataluña adopte de forme unilateral el euro sin entrar en la UE por su cuenta y riesgo. Eso quier decir que no podría participar en la política monetaria común del BCE, que ha estado detrás de la recuperación financiera del eurozona, ni de eventuales mecanismos de rescate.

En el caso de tratar de entrar en la eurozona a través de la UE. Cataluña debería cumplir en último término criterios como el de tener unas instituciones democráticas estables (algo que es una incógnita), un déficit de hasta el 3% del PIB, que en estos momentos se cumple sobradamente al encontrarse en superávit, y una deuda de hasta el 60% del PIB, que también, pues se encuentra en el 35% del PIB, aunque sin contar con la parte de la deuda del Estado que le correspondería llevarse consigo.

Cataluña tiene un déficit fiscal de 16.000 millones

Muchos de los desencuentros en economía son fruto de la perversa metodología. También a la hora de contabilizar el déficit fiscal que, en opinión de la Generalitat, supone un activo a cobrarse en caso de independencia. Las balanzas fiscales que publica el Ministerio de Hacienda evidencian que Cataluña es una comunidad aportadora neta, lo que quiere decir que destina más recursos propios a la caja común que los que recibe. Esto genera ese déficit fiscal, que el vicepresidente de la Generalitat ha llegado a contabilizar en 16.000 millones.

Sin embargo, Cataluña introduce un elemento de neutralización en estas cuentas y considera que los impuestos que Cataluña destina a financiar el déficit del Estado serán futuros ingresos. La cifra superaba ligeramente los 7.000 millones de euros, de acuerdo con los cálculos de la Generalitat de 2014. No obstante, se trata de ingresos futuros, que hoy por hoy, no son una realidad y no pueden usarse de un día para otro para financiar servicios.

Las balanzas fiscales de Hacienda evidencian que Cataluña es una comunidad aportadora neta

Desde el Gobierno se dice que este cálculo es erróneo, mientras que en la Generalitat admiten que es una de las cuestiones a negociar en un eventual proceso de independencia.

En cualquier caso, los expertos señalan también que con un PIB constante se podría producir un ahorro neto para Cataluña, pero que el PIB no vaya a sufrir turbulencias en el caso de una independencia es algo que la gran mayoría dan por hecho. Señalan en este sentido que el nuevo país tendría que afrontar nuevos gastos  y mayores costes por la pérdida  de las economías de escala, dando lugar a una situación peor que la de partida.

Los Catalanes pagan más impuestos y más altos

Cataluña es una de las comunidades autónomas más ricas de España y eso, en un sistema fiscal progresivo, se traduce en impuestos más altos. Sin embargo, si se pone la lupa en los tramos de renta bruta, aquellos que ganan entre 16.000 y 30.000 euros, son los que más IRPF pagan de España, pero conforme aumenta la cuantía de los ingresos, Cataluña se diluye en el ranking. Por otro lado, también es cierto que Cataluña es la región que más impuestos propios tiene.

Cataluña es la región que más impuestos propios tiene y son los que más pagan en IRPF

Al respecto, los expertos consideran que el futuro es una incógnita. Para empezar porque poner en marcha una Hacienda propia conllevará una serie de costes que habrá que costear y también porque las herramientas de control tributario con las que cuenta el Estado son, según indican, difícilmente replicables.

Las pensiones serían sostenibles en Cataluña

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, argumentaba hace unas semanas que la independencia de Cataluña conllevaría un regalo envenenado. Nada menos que el 25% del déficit de 18.000 millones de euros de la Seguridad Social. Los expertos consultados no se atreven a cuestionar este dato, pero también recuerdan que Cataluña es la comunidad autónoma con más ocupados, hasta 3,2 millones, casi 300.000 más que Madrid. Además, teniendo en cuenta que la región tiene el mayor número de pensionistas, la prestación media en el territorio no llega a los 1.000 euros mensuales, como ocurre, en cambio, en Madrid o Baleares.

Los expertos recuerdan que Cataluña es la región con más ocupados, 3,2 millones

Por ello, consideran que sus condiciones para reducir el déficit serían a primera vista mejores, pero recuerdan que una Cataluña independiente, fuera de la UE, perdiendo por ello competitividad y teniendo que afrontar previsibles fugas de capitales y deslocalizaciones de empresas, vería tocada su actividad y, por ello, también sus parámetros de empleo.

Desagravio en las autopistas de peaje y Cercanías

Los Cercanías catalanes (Rodalíes) no funcionan bien: de hecho, funcionan muy mal. Una puntualidad del 56% (en 2016), por ejemplo. “El desamor de Barcelona con su cercanías es una larga historia. Aunque predominan (43%) los que opinan que en los últimos 3 años se ha mantenido igual, se refieren a igual de mal”, rezaba un párrafo de la encuesta de la OCU sobre transporte público publicado en 2015. Hay un problema doble de transferencias: por un lado, la Generalitat acusa al Ejecutivo de incumplir flagrantemente el Plan de Rodalíes 2008-2015, con solo el 13% ejecutado de 4.000 millones de euros comprometidos; por otro, el Govern pide a Fomento que le transfiera también la gestión de la infraestructura, en manos de Adif.

El Cercanías (Rodalíes) es uno de los transportes que peor funcionan de España, según la OCU

La supresión definitiva de los peajes en las autopistas es otra de las peticiones catalanas: desde 1969 las concesionarias cobran por usar las carreteras de pago y uno de cada cinco kilómetros de autovías en esta comunidad tiene algún tipo de peaje. Una situación que no conoce ninguna otra región. A finales de los años noventa caducaban muchas de estas concesiones, pero Fomento las renovó: entre 2019 y 2021 vence la concesión de nada menos que 400 kilómetros de pago entre la AP-2 y la AP-7.

Inversión estatal: ¿España ‘ens roba’ o Cataluña recibe mucho?

Es recurrente leer noticias sobre Cataluña como una de las regiones más beneficiadas en inversión en obra pública estatal: “Andalucía y Cataluña, donde más ha invertido el Estado desde 2008”, publicó el pasado mes de abril El Mundo. Otro reportaje de Cinco Días esta semana hablaba de que la comunidad era la segunda en licitaciones y adjudicaciones de Fomento desde 2012. Fomento se escuda en las inversiones apalabradas.

Las inversiones anunciadas por Fomento son cuantiosas, pero la mayoría no se ejecutan

Pero, ¿se cumplen? Podría decirse que no: en 2015 se ejecutaron 700 de los más de 1.000 millones comprometidos por Fomento, y la liquidación arrojó un saldo todavía menor. La tercera comunidad en aportar fue la décima en recibir. La propia patronal Foment del Treball denunció que ese año –el último en liquidar- solo se ejecutó una de cada 100 obras prometidas. En 2012 la entonces titular de Fomento Ana Pastor reconoció una deuda del Estado central con los Rodalíes de 5.750 millones, una cantidad probablemente mayor ahora. Sea como fuere, la obra pública está parada: en Tarragona hay un tramo ferroviario de vía única que lleva más de 20 años esperando a que se acople la doble vía; el Plan Delta, en el Ebro, cuenta con proyectos inconclusos a pesar de aprobarse en 1995 con Borrell de ministro.