Se va, pero a la vez se queda. Juan Luis Cebrián abandonará la presidencia del Grupo Prisa el próximo 31 de diciembre. Pero lo hace tras conseguir el plácet de parte de los accionistas –algunos hasta ahora críticos con su gestión- para mantener el poder editorial en el conglomerado de medios de comunicación.

Tras meses de fuertes presiones y dos intentonas fracasadas de descabalgarle de la presidencia (por Javier Monzón, primero, y por Jaime Carvajal, después), Cebrián ha anunciado en la junta de accionistas extraordinaria que deja el cargo voluntariamente, que lo hace con “la tranquilidad del deber cumplido” y dándose el gusto de hacer ver que propone a su sucesor.

El sustituto será Manuel Polanco, actual vicepresidente de la corporación, consejero desde 2001 y con más de un cuarto de siglo ocupando puestos en diferentes filiales de la compañía. Y a la sazón, también hijo del fundador de Prisa, Jesús de Polanco. Será presidente en 2018, pero presidente no ejecutivo. Las funciones ejecutivas se concentrarán en manos del consejero delegado, Manuel Mirat.

"Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,", ha llegado a decir Cebrián parafraseando al poeta Miguel Hernández. Y es que el todavía máximo ejecutivo de Prisa retendrá el control editorial del grupo, como presidente del Consejo Editorial, como presidente honorífico del diario El País –buque insignia junto a la Cadena Ser de la corporación- y como presidente de una fundación que llevará el nombre del periódico.

Cebrián ha subrayado que la nueva fundación tendrá como objetivo "salvaguardar" la independencia y autonomía de todos los medios de comunicación del Grupo Prisa.

Fue precisamente este plan de Cebrián de dirigir una fundación -para mantener el control editorial del grupo y el nombramiento de los directores de los medios- una de las razones que llevó a Javier Monzón a renunciar hace un mes a su nombramiento como presidente del grupo.

El directivo ha negado que su intención haya sido la de "atrincherarse" en el cargo  y que no le ha movido el "personalismo", e incluso ha vinculado su permanencia al frente de Prisa durante los últimos meses a la petición de algunos accionistas para que no se apartara hasta reconducir la situación financiera de la compañía, golpeada por una abultada deuda de unos 1.500 millones de euros.

"El 31 de diciembre abandonaré la dirección de la compañía con la tranquilidad del deber cumplido", ha destacado Cebrián en la junta de accionistas extraordinaria de hoy, tras asegurar que el "relevo generacional es apropiado" tanto para la empresa como para él. Cebrián considera que la llegada de Manuel Polanco a la presidencia servirá para dar visibilidad sobre los planes a medio plazo de la compañía, lo que facilitará la "incorporación de inversores no especulativos" al accionariado de Prisa.

La revolución en la cúpula de Prisa se ha completado con la aprobación por parte de la junta del cese de cinco miembros independientes del consejo de administración de Prisa (José Luis Leal, Alain Minc, Elena Pisonero, Gregorio Marañón y Alfonso Ruiz de Assin), que serán sustituidos por otros independientes en la próxima junta de accionistas.

Ataques del mayor accionista

Tras la intervención de Cebrián ha llegado la bronca. El consejero Joseph Oughroulian, representante del fondo Amber –actualmente el mayor accionista con un 19% del capital-, ha arremetido con dureza contra el aún presidente ejecutivo de Prisa. “El cáncer de esta compañía ha sido el exceso de personalismo”, ha dicho. “La gestión no es que haya sido mala, es lo siguiente”.

El representante de Amber ha cargado contra la decisión de permitir que Cebrián mantenga el poder editorial dentro del grupo y contra la entrega de un bonus de 6 millones de euros al directivo tras su marcha, a los que se sumarían otra retribución de 1,6 millones de acciones si sale adelante la ampliación de capital aprobada hoy por la junta para sanear el balance de la corporación.

Ampliación para sanear la compañía

Los accionistas han aprobado dos ampliaciones de capital para reestructurar la deuda del grupo. Una de las operaciones es por valor de 450 millones de euros y se ejecutará mediante aportaciones dinerarias (los actuales accionistas tendrán derecho de suscripción preferente a un precio de 1,2 euros por título). Y la otra ampliación es por 100 millones de euros más y está dirigida a acreedores que quieran canjear su deuda por acciones.

Para Prisa resulta esencial sacar adelante esa recapitalización, ya que precisa de esos fondos -junto a los 450 millones de euros de la venta de su filial portuguesa Media Capital- para hacer frente al vencimiento de casi 1.000 millones de euros en deuda a finales del próximo año.

Los accionistas también han dado el visto bueno al plan de incentivos para Cebrián ligado al plan de recapitalización y estabilización financiera de la corporación, que conlleva la entrega de 1,6 millones de acciones. La compañía cifra esa retribución en títulos en 1,9 millones de euros, calculándola en función del precio al que se realizan las ampliaciones de capital. Pero según la cotización real en bolsa de Prisa, el valor de ese paquete accionarial que recibirá Cebrián es de unos 4,5 millones de euros.