El plazo para adherirse al ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que lanzó Santander para digerir la compra de Popular termina el miércoles 31 de enero y las bajas voluntarias necesarias para completar las 1.100 salidas acordadas entre la empresa y los sindicatos no parecen haberse alcanzado.

Fuentes sindicales aseguran a El Independiente que según las cifras que manejan el número de voluntarios dispuestos a dejar el grupo asciende a 900. De éstos, 100 solicitudes han sido descartadas por proceder de empleados que quedaban fuera del perímetro del ERE. El proceso afecta principalmente a las áreas de Servicios Centrales, Auditoría, Recuperaciones y Prevención de Riesgos Laborales, pero deja fuera a la red de oficinas.

Además, Santander ha rechazado en torno a 200 peticiones, ya que el proceso se pactó bajo el supuesto de voluntariedad condicionada. Es decir, Santander decide quién puede irse o no, independientemente de que la voluntad del empleado decida dejar el grupo.

Según estas cifras, Santander va a necesitar que alrededor de 500 empleados más dejen el grupo. Aunque el plazo para adherirse al ERE termina el miércoles, Santander tiene hasta el día 5 de febrero para responder a la plantilla. A partir de entonces, convocará a los sindicatos para facilitar los datos oficiales.

Los representantes de los trabajadores temen que el grupo que preside Ana Botín fuerce la adscripción obligatoria de algunos empleados, ante la perspectiva de que el ERE no se complete. Al mismo tiempo, acusan a la entidad de presionar a algunos trabajadores para que abandonen el banco. 

“Algunos empleados están recibiendo correos electrónicos en los que la empresa les recuerda que está abierto el proceso de adhesión voluntaria, informándoles del importe de su liquidación si deciden irse e indicándoles que el proyecto de su oficina termina en una fecha determinada. En el correo, citan a los empleados un día para informarte con más profundidad”, señalan fuentes sindicales.

“Evidentemente esos correos, que llegan a algunas personas y no al conjunto de la plantilla, no fuerzan a nada, pero la interpretación que está haciendo la plantilla es que la empresa no cuenta con quienes reciben los emails. Tácitamente están invitando a algunos profesionales a irse voluntariamente. Eso o esperar a que concluya el ERE con la esperanza de que se complete y no les echen”, añaden las mismas fuentes.