Economía

El Ibex se agarra a las cuentas empresariales para maquillar el golpe del 'octubre rojo'

Los mercados mundiales completan un mes fatídico, que se ha traducido en las mayores caídas en los parqués europeos en dos años

El Ibex se agarra a las cuentas empresariales para maquillar el golpe del 'octubre rojo'.
Pantallas de cotización en el interior de la Bolsa de Madrid. | EFE

Un balance desolador casi dondequiera que se mire. Las bolsas mundiales cierran octubre con unos registros de pérdidas inéditos en los últimos dos años. En el que ha sido denominado como el 'octubre rojo' en los parqués internacionales, ni siquiera Wall Street, impertérrita durante años ante las turbulencias externas, ha logrado capear la tormenta.

Es un dicho común en los mercados el que apunta que si Wall Street estornuda los mercados mundiales se resfrían. Y así, cuando se comprueba que los principales índices de la Bolsa de Nueva York han firmado este octubre su peor desempeño mensual en muchos años -en el caso del Nasdaq se trata del mayor tropiezo en una década, mientras que para encontrar un castigo semejante en el S&P 500 hay que remontarse a 2011-, resulta mucho más comprensible el revés encajado por las bolsas europeas, que si bien se muestran poco ágiles para imitar los avances del mercado estadounidense replican, si no magnifican, cualquier retroceso.

De este modo, el Mib italiano resta alrededor de un 8%; el Cac 40 galo supera el 7% de recortes; en el Dax alemán, las caídas superan el 6%; mientras que el Ibex y el Ftse 100 británico, minimizan el castigo al entorno del 5%. Los principales índices paneuropeos, el EuroStoxx 50 y el Stoxx 600, han sellado sus mayores descensos desde enero de 2016.

Tras casi una década de ascensos sostenidos, en el que se considera uno de los ciclos alcistas de la historia de Wall Street, el mercado estadounidense ha sufrido un descalabro de notables proporciones. Una caída que ha estado liderada por las compañías que mejor lo han hecho en este largo periodo de bonanza, con las grandes tecnológicas al frente del tropiezo -el índice Nasdaq, en el que se agrupa una mayor proporción de tecnológicas pierde más de un 9% en el mes.

En Wall Street, el Nasdaq ha firmado su peor mes en una década y el S&P 500, desde 2011

Lo cierto es que Estados Unidos sigue mostrando una tasas de crecimiento envidiables y los resultados empresariales no ofrecen, hasta el momento, razones para la preocupación. Pero, "en Wall Street el temor de los inversores es que tanto el crecimiento económico estadounidense como el crecimiento de los beneficios de las empresas hayan tocado techo, lo que ha provocado la venta de los valores que mejor lo venían haciendo en los últimos tiempos: los de momento y los de crecimiento, que han sufrido duros castigos", explica Juan José Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities.

En Europa, que no cuenta con los réditos acumulados por Wall Street en los últimos años -no en vano, el Ibex cotiza en los mismos niveles que hace dos décadas-, la sangría de la bolsa estadounidense ha puesto en alerta a los inversores, que han huido con premura de todo aquello que más huele a riesgo para agarrarse a los considerados activos refugio, como el oro, que gana más de un 2% en su mejor mes desde enero.

Pero para ser justos, la caída de las bolsas europeas no puede achacarse, exclusivamente al contagio de la situación en Estados Unidos. También en el Viejo Continente han abundado las razones para la desconfianza de los inversores y, entre ellos, ha ocupado un lugar primordial la crisis política de Italia, con el enfrentamiento entre el Ejecutivo trasalpino y las autoridades europeas, que vuelve a resucitar los viejos fantasmas que amenazan el futuro del euro y que se ha traducido en un repunte de la prima de riesgo italiana y, aunque en menor medida, de las de países periféricos, como España y Portugal. Tampoco ha ayudado al optimismo el Brexit, que se acerca a su fecha límite sin visos de un acuerdo inminente entre Europa y el Reino Unido.

Todo esto, además, en un contexto global de creciente preocupación por una economía en franca desaceleración, como han evidenciado los últimos datos de crecimiento en Europa o en China -el índice de Shanghai cae en el mes más de un 7% y el Nikkei japonés supera el 9% de pérdidas-, que azuzan los temores a que el inusual periodo expansivo de los últimos años se esté acercando a su fin. Estos miedos se ven, asimismo, alimentados por las persistencia de la guerra comercial desatada por el presidente estadounidense, Donald Trump, y que tiene en China a su principal damnificado.

El temor a la desaceleración de la economía se ha sumado a la crisis italiana y la falta de acuerdo sobre el Brexit para agitar el mercado europeo

En ese contexto, la bolsa española ha logrado agarrarse en los últimos días y, especialmente, este miércoles a los resultados empresariales para suavizar el castigo encajado. El 5,3% que pierde el Ibex 35 le sitúa por debajo de los 9.000 puntos y supone su peor saldo mensual desde febrero. Pero hace solo una semana, las caídas acumuladas superaban el 7,5%, en un mes que a esta marcado entre otras cuestiones por el castigo a los bancos tras la polémica sentencia del Supremo.

Este miércoles, algunas de las grandes firmas del parqué, como Repsol, Telefónica y Santander se han erigido en las grandes bazas del parqué español para maquillar el castigo acumulado, al subir entre el 4,5 y el 2%, tras presentar sus resultados del tercer trimestre. Unas ganancias que junto al buen desempeño de IAG o Cie Automotive permite compensar un nuevo tropiezo de Dia y de BBVA, a los que sus cuentas, presentadas el martes, no les han sentado nada bien.

En cualquier caso, con las caídas de octubre, el Ibex suma ya un recorte del 11,45%, que le encamina hacia el que podría ser su peor ejercicio desde 2011. El ejemplo de estos últimos días podría servir de base para una recuperación del índice, pues como explica Jesús de Blas, gestor de banca privada de Bankoa Crédit Agricole, "los resultados apoyan" y las valoraciones de las bolsas europeas no son nada exigentes, "salvo que se esté descontando una fuerte recesión". Por eso, "bastaría con que no hubiese nuevos sustos para que las bolsas encuentren un escenario propicio para remontar", observa.

Sin embargo, como el propio De Blas observa, las últimas caídas han sido muy bruscas y han generado una enorme desconfianza entre los inversores que puede costar mucho subsanar. "Se ha creado una sensación de miedo que es muy peligrosa y hace que el dinero huya de las bolsas", observa.

Así, Fernández-Figares coincide con esta visión y advierte de que "el daño que ha hecho esta corrección en las bolsas es grande y técnicamente los índices y muchos valores han quedado muy tocados. Creo que va a tardar un tiempo en arreglarse este estopicio".

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