Ahorro Corporación, el brazo inversor de las antiguas cajas de ahorro, está trabajando en un nuevo ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que afectará a en torno a 23 personas de una plantilla de alrededor de 90 profesionales. Buena parte de los afectados saldrá de la mesa de deuda, algunos de análisis y de renta variable, según ha podido saber El Independiente.

Entre los directivos afectados destaca Javier Casal, director de intermediación de renta fija OTC (Over The Counter) y uno de los históricos de Ahorro Corporación, tras 27 años en la casa.

La entidad ya había anticipado que el proceso de transformación en el mercado y el sector financiero, ante la llegada de nueva regulación y su digitalización, podría provocar la salida de personal, en un entorno desafiante que le impide cumplir su objetivo: volver a beneficios este año.

Este recorte llega apenas año y medio después de que la firma ejecutase otro ERE que afectó a casi la mitad de la plantilla. El severo ajuste formó parte del plan diseñado por StormHarbour, el banco de inversión que en noviembre de 2016 adquirió la sociedad de valores Ahorro Corporación Financiera por algo más de 30 millones de euros, para relanzar la compañía y hacerla viable. La entidad ya había pasado por otro importante ajuste en 2013.

La firma reorganiza su plantilla ante la llegada de nueva regulación y necesaria digitalización del sector

Sin embargo, los recortes de mediados de 2017 no fueron suficientes para hacer cuadrar las cuentas. La firma sigue en números rojos, a pesar del cambio de estrategia implementado por StormHarbour y el refuerzo de algunas áreas.

Hace tan solo seis meses, Ahorro Corporación amplió el equipo para impulsar el bróker y la actividad de banca de inversión, poniendo el foco en la intermediación y operaciones del mercado primario, como colocaciones, salidas a Bolsa, ampliaciones de capital y emisiones de deuda. Para ello fichó a Juan Pérez y Enrique Aparicio, ambos procedentes de Intermoney, para prestar servicio a clientes nacionales, así como a Nick Smith, hasta ahora en Jaran Capital, para atraer a clientes internacionales, junto a Nick Henderson. En marzo, también se reforzó con la incorporación de Juan Lladó y José Barreiro, procedentes de Santander y BBVA, respectivamente.

En junio, la entidad dejó su icónica sede en Castellana para mudarse a un edificio más discreto junto a la M30 y recortar costes

Ahorro Corporación ha puesto el foco en los clientes institucionales y descartó el negocio de particulares. El año pasado vendió la plataforma de retail ahorro.com a Rentamarkets, firma de Emilio Botín O´Shea, hijo del difunto presidente de Santander, tal como adelantó El Independiente. 

Pese al cambio de modelo, la compañía no está logrando volver a los números verdes este año. En 2016, cuando la firma estaba controlada por las cajas, perdió más de 33 millones de euros. Un año después, redujo los números rojos hasta 9,7 millones de euros.

Cambio de propiedad

Ahorro Corporación Financiera, tras dar salida a todas las cajas de de ahorro de su capital, no pertenece a ningún grupo bancario. Los accionistas de la sociedad son el banco de inversión británico StormHarbour, que dispone del 40% del capital, y la sociedad Atitlán, que cuenta con otro 40%. El consejero delegado, Gonzalo Chocano, controla el 20% restante.

A finales de 2016, el banco de inversión StormHarbour acordó la compra de la sociedad de valores Ahorro Corporación Financiera por algo más de 30 millones de euros, para relanzar la compañía y hacerla viable. Esta operación fue la culminación de un proceso de desinversiones de un grupo que fue uno de los gigantes financieros del país, hasta que las cajas comenzaron a desaparecer, integradas en grupos bancarios.

Hasta la llegada de StormHarbour, Ahorro estaba participado por BBVA, Abanca, Sabadell, CaixaBank, Bankia, Cecabank, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank, Liberbank, BMN, Pollensa y Ontinyent.

Antes de la venta de la sociedad de valores, Ahorro Corporación vendió la gestora de fondos de inversión a Imantia Capital; la gestión de fondos de infraestructuras a GED Capital; la gestora de fondos de capital riesgo a Gala Capital, y la sede de Castellana 89 en Madrid a Corporación Financiera Alba.

El pasado mes de junio, la firma dejó su icónica sede para instalarse en un complejo de oficinas en la calle Eucalipto de Madrid, colindante con la M-30. La mudanza fue una de las vías para recortar de costes, pero no ha bastado para evitar el actual ERE.