Las restricciones a la movilidad han provocado durante meses un auténtico parón de la aviación comercial. Durante el estado de alarma España se lleno de aeropuertos fantasma, con terminales sin pasajeros y pistas sin apenas aviones. Con las fronteras cerradas y sólo permitiéndose transporte aéreo por razones muy tasadas, las aerolíneas paralizaron casi por completo su actividad y dejaron los aviones en tierra salvo operaciones esenciales.

La consecuencia del frenazo total es que las compañías han sufrido una auténtica sangría en sus registros operativos y la sufrirán también en sus cuentas de resultados. Las compañías aéreas ya empezaron a cancelar vuelos en la primera mitad de marzo por el bajón de la demanda y las primeras restricciones, y muchas optaron por suspender su actividad con el estado de alarma decretado a mediados de ese mes. Y no la han empezado a recuperar hasta finales de junio o ya principios de julio con el levantamiento de las restricciones a la movilidad en España y con la llegada de los primeros pasajeros internacionales.

Las mayores compañías aéreas en los aeropuertos españolas han sufrido un auténtico zarpazo en sus cifras. Ryanair, Iberia, Vueling y Air Europa han perdido más de 37 millones de pasajeros desde que el estado de alarma en relación a los datos del año pasado, según los registros de Aena y descontado el efecto de la doble contabilización de los pasajeros de vuelos domésticos (registrado en el aeropuerto de despegue y también en el de aterrizaje por el gestor público en sus estadísticas).

El Grupo Ryanair –que integra a la aerolínea homónima y su filial austriaca Laudamotion- ha transportado entre marzo y junio en el mercado español sólo 1,21 millones de pasajeros, frente a los 18,4 millones que acumulaba el año pasado en ese mismo periodo. El gigante del bajo coste suspendió todas sus operaciones en España durante casi tres meses y acaba de relanzar sus vuelos.

La suma de Iberia y de su filial de bajo coste Iberia Express concentraron algo menos de 906.000 pasajeros, frente a los 7,73 millones de viajeros que transportó en el mismo cuatrimestre de 2019. Un frenazo del negocio que  está poniendo en riesgo la operación para crear un gigante aéreo en España y en Latinoamérica.

Iberia selló un acuerdo en noviembre para comprar Air Europa por 1.000 millones de euros, y ahora la absorción está en juego a falta de un acuerdo para rebajar el precio y de que el Gobierno inyecte préstamos participativos a ambas compañías a través del fondo de rescate para salvarlas en plena crisis. La suma de Iberia y Air Europa pierden 10,7 millones de pasajeros durante el estado de alarma. Air Europa, aún controlada por el Grupo Globalia, registró 535.000 viajeros entre marzo y junio, frente a los 4,41 millones de 2019).

Por su parte, El resto de principales compañías del mercado español sufren desplomes proporcionalmente similares, en línea con el conjunto del sector. Vueling –integrada en el holding IAG, como Iberia- registró 834.000 viajeros, frente a los 9,95 millones del año pasado;  la británica easyJet transportó algo menos de 524.000 pasajeros (-frente a los 6,44 millones del año pasado); la regional Air Nostrum se quedó en 217.000 pasajeros (el año pasado fueron 1,78 millones en el mismo periodo); Norwegian sólo transportó 248.000 pasajeros por el parón (3,03 millones hace un año) y Jet2.com acumuló 265.000 viajeros (frente 2,7 millones del año pasado).

Sólo una cuarta parte de vuelos que en 2019

Tras el parón absoluto de los últimos meses, la nueva normalidad ahora se asoma a la red de aeropuertos cuando entre finales de junio y principios de julio las compañías han empezado a recuperar la operativa. Pero todavía muy lejos de que el verano de la nueva normalidad sea un verano normal.

Los aeropuertos empezaron a recuperar tráfico a finales de junio y han ido registrando crecimientos paulatinos, aún muy lentos. La red de Aena ha pasado de operar una media de entre 200 y 300 vuelos diarios a comienzos de mayo, a 400 a principios de junio y a más de 1.000 a finales del mes pasado, según datos del gestor aeroportuario controlado por el Estado. Ahora a principios de julio el tráfico ya se sitúa en más de 2.000 operaciones diarias, quintuplicando los registros en un mes y duplicándolo en apenas un par semanas.

Sin embargo, esos 2.000 millones de vuelos por jornada con que los aeropuertos han iniciado la anómala temporada alta de verano representan apenas una cuarta parte del tráfico que España registró en julio del año pasado, cuando se superaron los 7.700 vuelos diarios de media durante ese mismo mes.

Durante el mes junio, el último con datos del mes completo, los aeropuertos registraron  43.640 movimientos de aeronaves, un 80,7% menos que en el mismo mes del año anterior; 1,05 millones de pasajeros, un 96,1% menos que el año pasado; y 45.237 toneladas de mercancías, un 41,4% menos. Unos datos que reflejan la paralización del tránsito de personas que se mantuvo hasta el 21 de junio con el estado de alarma para evitar más contagios de Covid-19.