El Ministerio de Trabajo y Economía Social pretende cerrar en los próximos seis días sus diferencias con el Ministerio de Asuntos Económicos sobre la reforma laboral. Es decir, que persigue concretar una postura común de aquí al martes para así poder continuar las reuniones sobre la reforma con sindicatos y empresarios, y terminar la negociación en tiempo y forma.

En Trabajo no se plantean cambiar los plazos fijados para aprobar una nueva reforma laboral, a pesar de los contratiempos surgidos en la última semana. "Se mantienen los tiempos", son tajantes desde el departamento de Yolanda Díaz. El compromiso es aprobar una nueva reforma laboral antes de que termine el año, ya que así se ha acordado con la Comisión Europea y del cumplimiento de esta promesa dependen parte de los fondos Next Generation.

En el Ministerio también se muestran satisfechos por haber "conseguido que se hable de contenidos". No hacen mención a eso, pero hasta ahora parecía que importaba más quién lideraba las conversaciones que el contenido de la reforma en sí.

El viernes, Podemos denunció los "intentos de injerencia" de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en la negociación de la reforma laboral. Hasta ahora y desde marzo, ha sido el Ministerio de Trabajo el único que había estado presente en las reuniones con los sindicatos CCOO y UGT y los empresarios de CEOE y Cepyme, donde se debatían las medidas concretas que incluirá esa reforma laboral.

Sin embargo, desde la próxima reunión, que tendrá lugar el próximo miércoles, también estarán presentes representantes de los ministerios de Economía y de Seguridad Social, según anunció Moncloa ayer. Ha sido su manera de zanjar la polémica sobre quién lleva las riendas de la negociación.

En paralelo, el Gobierno ha llegado a otro acuerdo: creará otra mesa en la que concretará cuál es su postura con respecto a la reforma laboral, en la que estarán presentes las vicepresidencias primera y segunda y los ministerios de Hacienda, Seguridad Social, Educación y FP. Yolanda Díaz dijo este martes que pensaba que las medidas ya estaban cerradas, pero se mostró dispuesta a trabajar por el acuerdo.

Ninguno de los ministerios, ni Moncloa, revelan exactamente en qué divergen Calviño y Díaz, ni qué puntos intermedios pueden servir como solución para contentar a ambas (y a los sindicatos y empresarios, como exige Bruselas). En cualquier caso, desde Trabajo insisten en que esperan que "no sea muy difícil" encontrar un acuerdo para poder proseguir con las negociaciones con normalidad.

Asimismo, alegan que en el componente 23 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que ya se envió a Bruselas, y se pactó en el seno del Gobierno, ya se incluyeron medidas a tomar para modernizar el mercado de trabajo. Eso implica que no hay que empezar de cero: "Lo que está negociado, está negociado".

Lo que no está claro es qué partes se han quedado fuera, pero sí se ha conocido que una de las mayores diferencias estaría en la prevalencia de los convenios de sector sobre los de empresa, que Díaz quiere establecer, mientras que Calviño considera que la medida restará flexibilidad al sector y que Bruselas no la aceptará, como ya explicó este medio. De su lado, los sindicatos aseguran que las conversaciones continúan avanzando y que después del martes será cuando conocerán en qué cambian los términos de la negociación.

La Comisión Europea mantiene la prudencia

De su lado, la Comisión Europea no está dispuesta a opinar sobre las medidas que España debería tomar para trazar una reforma laboral a su gusto. Lo dijo claramente el comisario de Economía de la Comisión Europea, Paolo Gentiloni, el lunes ante los medios españoles: «No vamos a entrar en las dinámicas internas de una discusión política», apuntó. «Evaluaremos las propuestas cuando lleguen a Bruselas, es difícil valorarlas mientras se van haciendo. Cuando lleguen las propuestas, las estudiaremos».

Fuentes conocedoras de las negociaciones entre la Comisión Europea y el Ministerio de Trabajo explican a eldiario.es que existe una "interlocución permanente" entre ambos, que ha sido "fluida e importante" sobre las reformas a tomar y que Bruselas no ha mostrado problemas con las propuestas presentadas. Asimismo, fuentes conocedoras de la reunión que tuvieron el lunes Trabajo y Gentiloni expresaron al mismo medio que el representante del Ejecutivo europeo no presentó problemas con las medidas planteadas.

El Gobierno cierra un 'pacto de no agresión'

El pacto del que se hizo eco este miércoles el Gobierno se vendió desde Moncloa como un principio de acuerdo entre los socios de coalición que viven una de las peores crisis internas desde que comenzó la legislatura. El acuerdo al que llegaron PSOE y Podemos y por el que Yolanda Díaz acepta finalmente la tutela de los ministerios de Calviño y Escrivá en las negociaciones de la reforma laboral tiene una segunda lectura, que no es otra que la de intentar rebajar el ruido interno y fijar un pacto de no agresión, al menos en público.

Pero, como deslizó la propia ministra de Trabajo en declaraciones a la prensa desde Roma, el mayor conflicto que mantiene la vicepresidenta segunda con la primera no tiene que ver con los nombres que estarán presentes en la mesa de negociación, sino por conocer qué es exactamente lo que se va a aprobar y presentar a los sindicatos y empresarios en los próximos días y, en suma, cómo se va a derogar la reforma laboral. "Lo sorprendente es que haya ahora diferencias sobre el alcance de esa reforma", lamentaba Díaz.