La compra de Air Europa por parte de Iberia parece haber sufrido este miércoles un punto y a parte. Ambas compañías han comunicado al mercado su intención de rescindir el contrato de adquisición acordado en 2019 y cuyo precio se rebajó a la mitad con motivo de la pandemia el pasado mes de enero.

Sin embargo, ambas compañías buscan tejer un nuevo pacto que sea capaz de satisfacer a Bruselas y que siga haciendo atractiva la operación para IAG, la matriz de Iberia, aunque en unos términos diferentes a los pactados para hacerse con el 100% de la compañía.

Uno de los principales obstáculos para el grupo hispano-británico es la elevada deuda que acumula la compañía de la familia Hidalgo, a la que el Estado ha aportado más de 600 millones de euros de dinero público entre un rescate de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de 475 millones y un préstamo avalado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) de 140 millones.

La Comisión Europea estaba a punto de pronunciarse sobre el procedimiento y su impacto a la competencia del sector aéreo. Pero las previsibles condiciones que iba a imponer en cuanto a la cesión de rutas de Iberia rebajaban el interés comercial de la antigua compañía de bandera por una operación que el Ejecutivo considera crucial para convertir al aeropuerto de Barajas en un nodo de conexión entre Europa y el continente americano.

Ante esta circunstancia, ambos grupos habrían acordado que IAG pague a la empresa del grupo Globalia una compensación de 75 millones de euros; una cuantía superior a la penalización de 40 millones contemplada en el contrato original si Iberia desistía de la compra de una compañía que da empleo a 3.000 trabajadores.

Según trasladan fuentes próximas a la operación, ese montante irá de manera íntegra a la caja de Air Europa y no a amortizar deuda, por lo que se podrá garantizar la viabilidad financiera de la compañía en los próximos meses y se evitará la necesidad de una segunda inyección de dinero público.

Con este nuevo giro de los acontecimientos, otras fuentes próximas al proceso consideran que la compra está más cerca que antes de consumarse, aunque con condiciones diferentes a las inicialmente pactadas. "No vamos a continuar con la estructura actual, estamos tratando de tener una nueva estructura que permitirá que se lleve a cabo este acuerdo", ha dicho el consejero delegado de IAG, Luis Gallego.

Desde ambos grupos se remiten al comunicado enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que se señala que "se realizará una nueva actualización en el futuro, según corresponda" y evitan dar más detalles sobre los términos que se están negociando. Sin embargo, admiten que éstos podrían salir en breve a la luz.

Entre otras cosas, Iberia pretende una segunda rebaja en el precio que inicialmente se fijó en 1.000 millones y que se dejó en 500 a principios de 2021. Entre las opciones que se barajan para que Air Europa no caiga en desgracia está la entrada del Estado en el capital de la compañía de los Hidalgo. Lo haría a través de la conversión en acciones del préstamo participativo de 240 millones que autorizó el Consejo de Ministros a través del holding que preside Belén Gualda. La otra parte del rescate de la SEPI es un préstamo ordinario.

Con esta entrada en el capital de la aerolínea, la deuda de la compañía se vería aliviada y serviría como arma de presión a la antigua compañía de bandera para que no desista de la compra. Asimismo, las citadas fuentes señalan que gana fuerza la posibilidad de que finalmente se ejecute una operación a tres bandas, aunque sin la necesidad de transformar Air Europa en una empresa pública. Por un lado estaría Iberia, por otro el Estado y, en tercer lugar, los Hidalgo mantendrían un porcentaje de la empresa.

La entrada del Estado en el accionariado serviría además para apaciguar al resto de acreedores -facilitando una flexibilización de la deuda- así como a los lessores, los propietarios de los aviones que Air Europa alquila para su operativa de vuelos y con los que mantiene también un importante pasivo que ronda los 180 millones.

Sería más adelante, cuando el tráfico aéreo vuelva a una situación de normalidad, cuando se pueda plantear una desinversión del Estado en favor de otros accionistas.

El Gobierno analizará las distintas opciones

Lo que de momento está claro es que el Gobierno no piensa dejar caer a la compañía de los Hidalgo. Desde el Ministerio de Economía se pronuncian de manera rotunda y aseguran que analizarán "las distintas opciones que se abren en esta situación con la intención de garantizar la continuidad de la actividad y las operaciones" de la compañía de Globalia.

Según trasladan desde el Gobierno, "Air Europa es una compañía estratégica para España por su importancia para el sector de la aviación y el sector turístico". Además, remarcan haber dejado claras sus intenciones desde el primer momento prestando su apoyo a través del fondo de rescate de la SEPI y del ICO, poniendo a disposición de la compañía "una cantidad relevante de recursos financieros", por encima de los 600 millones.

"Queremos enviar un mensaje de tranquilidad a los empleados, los clientes y proveedores de Air Europa. El Gobierno va a analizar las distintas opciones que se abren en esta situación, con la intención de garantizar la continuidad de la actividad y las operaciones", han expresado desde el Ejecutivo.

Si finalmente Iberia se apease de la operación, otras opciones de supervivencia para la empresa pasarían por dar entrada a fondos de inversión o por iniciar un proceso de compra con otra aerolínea que pueda estar interesada. Antes del anuncio de compra por parte de Iberia había conversaciones con Air France-KLM y recientemente se apuntaba al grupo alemán Lufthansa.