Todo el mundo mira a Putin. El presidente ruso tiene en vilo a presidentes mundiales y a inversores tras el último órdago lanzado el pasado lunes. Rusia envió tropas a Ucrania tras reconocer la independencia de Donetsk y Donbass, zarandeando la poca estabilidad diplomática que existe en territorio europeo. Dicho movimiento ha vuelto a disparar el precio del gas y del petróleo, que amenaza con rebasar los 100 dólares el barril de Brent. 

La tensión es tal que la unidad de oro negro de referencia en Europa ha llegado a tocar los 96,3 dólares, encareciéndose un 3,5% en una sola jornada. En lo que va de año el petróleo se dispara más del 23% desde los 77,78 dólares a los que despidió el pasado ejercicio.

 El West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, también siente la presión de un posible conflicto bélico y su precio se encarama hasta los 96,5 dólares por barril. “Es evidente, como ya han condenado la mayoría de los países del Consejo de Seguridad de la ONU, que el 'movimiento' es 'una flagrante violación del derecho internacional', algo que Putin sabe pero que parece que le preocupa poco”, remarca el informe diario de análisis de Link Securities. 

"Obviamente, la escalada de tensión entre dos grandes naciones es motivo suficiente para que los inversores en activos de riesgo muestren cierta precaución. Esta situación es más complicada y potencialmente perjudicial debido al posible bucle de retroalimentación que existe entre la escalada de tensiones en el Donbás y el precio del petróleo. Esto constituye un factor clave para la inflación en el mundo occidental en un momento en que los bancos centrales ya están jugando a ponerse al día", argumenta James Athey, Director de Inversiones, de Abrdn.

El gas natural también se ha encarecido con fuerza y acumula revalorizaciones de hasta el 9%. Los contratos con entrega para marzo se pagan ya a 78 euros por megavatio a la hora. La materia prima se encarece un 15% desde que comenzó la crisis ucraniana, tras varios meses al alza por la crisis energética en la que nos encontramos.

Este notable ascenso podría ser aún mayor después de que el canciller alemán Olaf Scholz anunció que su gobierno suspendió la autorización del controvertido gasoducto Nord Stream 2 que une Rusia y Alemania, tras el reconocimiento por parte de Moscú de la independencia de dos repúblicas separatistas prorrusa del este de Ucrania. "Suena técnico, pero es necesario un paso administrativo y entonces no puede haber certificación del gasoducto, y sin certificación Nord Stream 2 no puede comenzar a operar", dijo Sholz.