Pedro Sánchez busca tener un papel mucho mayor dentro de la Unión Europea. La guerra en Ucrania tras la invasión rusa ha dejado un panorama desolador en el grupo de los 27. En plena ascensión de precios derivados por los costes energéticos y un posible bloqueo de gas y petróleo de Rusia hacia Europa, el líder del Ejecutivo ha visto un filón en la posición estratégica que posee España frente a otras naciones del Viejo Continente.

El hecho de que Europa se haya decidido a esquivar los envíos de Rusia ha abierto de par en par las puertas a España de ser el principal proveedor de materia prima al resto de países del continente. Obviamente, no por ser un exportador si no porque la orografía está del lado de Pedro Sánchez y nuestro país es un nexo vital para transportar el gas desde Argelia hasta el resto de países del Eurogrupo. 

Es aquí donde aparece el proyecto Midcat, un viejo anhelo de gobiernos nacionales pretéritos en el que se consideraba la posibilidad de construir un enorme gasoducto que transportaría el material desde Argelia hasta el resto de Europa. La Unión Europea se muestra a favor de que esta vía se pueda abrir con Pedro Sánchez liderando esta alternativa. Pero el presidente del Gobierno se ha encontrado, casi sin esperarlo, con fuego amigo. Se trata de la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, que sigue sin salirse de su guion y apuesta por su estrategia por las renovables, dejando de lado las tecnologías que dependen de la nuclear y del gas. 

Es aquí, tal y como explican las diversas fuentes consultadas por El Independiente, donde chocan presidente y vicepresidenta. “Pedro Sánchez considera que es una oportunidad de oro para dar un paso adelante en la Unión Europea. El poder dotar de infraestructuras y energía en unos años tan cruciales como los que están por llegar, le darían una victoria política indiscutible”, señalan fuentes del sector energético. 

A pesar de que los reguladores tumbaron la idea del Midcat hace tres años ya que consideraban que “no era un proyecto estratégico”, el nuevo paradigma en el que nos encontramos con una Europa sedienta de gas ante el bloqueo ruso, podría cambiar las tornas. Pedro Sánchez, como revelan las mismas fuentes, cree que Europa podría dotar de financiación el proyecto con la percha de que por ese mismo gasoducto podría enviarse al resto de Europa otros gases renovables como el hidrógeno verde, en el que España ha invertido mucho dinero y esperanza para que esta materia prima sea uno de los motores energéticos en unos años. 

Argelia, tal y como confirmó el propio presidente Pedro Sánchez, ya dijo que está abierta a que Europa no se quede atrás y ha asegurado todo el gas necesario para que no haya problemas de abastecimiento. Pero estas palabras quedan en papel mojado ya que, por ahora, no existe ninguna posibilidad de transportar todo esa energía al resto de Europa a través de España y Francia, algo que juega a favor del líder del Ejecutivo.

El liderazgo energético que ha asumido el presidente español es tal que Pedro Sánchez ha anunciado desde París su intención de iniciar una gira por distintos países europeos al objeto de «aunar una propuesta que frene esta escalada irracional de la precios de la electricidad y del gas y defender a la industria y medianas empresas ante el chantaje energético» que pretende Vladimir Putin sobre Europa. 

Victorias en su haber con la oposición de las empresas

Pedro Sánchez y el resto de su Ejecutivo, a pesar de las reticencias con Teresa Ribera, sí consideran que Europa ha terminado por dar la razón a la crisis energética puesto que piensan que las diversas medidas adoptadas por Bruselas son consecuencia de la presión ejercidas desde Moncloa. Algo que desde el sector energético ponen en cuarentena. Las diversas fuentes consultadas indican que “Europa no ha tomado unas decisiones con firmeza y, que tan solo son recomendaciones, por lo que ha dejado en manos de los gobiernos la verdadera patata caliente”, señalan.

Por eso, piden al Ejecutivo de Pedro Sánchez “realidad” ante el gran reto que supone un cambio de sistema energético en España y al que, en teoría, pronto se encomendará la inflación de nuestro país. 

España pretende ponerle un tope al precio del gas para que éste no traslade su volatilidad al mercado eléctrico. Esto conllevaría a reducir considerablemente el coste del megavatio en el pool de la electricidad si bien, las fuentes consultadas recelan de que pueda acometer esta idea debido a que debe ser refrendado por la Unión Europea. 

De hecho, desde el sector energético se critica duramente que en plena crisis energética y barruntándose una nueva batería de medidas para ponerle freno a la escalada de los costes en la factura de luz y gas, no se haya abierto un debate entre Gobierno y empresas. “Siempre nos hemos sentado en la mesa y estamos a favor de arrimar el hombro, pero nadie del Ministerio nos ha contactado para conocer nuestros pensamientos para remar en una misma dirección”, apostillan.

Además, desde el sector energético se recuerda que las medidas deben ser “fundamentadas” ya que “Europa solo contempla las medidas” hasta el próximo 30 de junio. “Estamos en marzo y la fecha de caducidad está relativamente cercana y aún no se han conocido los pensamientos que tiene el Gobierno” por lo que “los tiempos son muy justos para que tengan sentido las normas que prevé el Ejecutivo”, sentencian las fuentes consultadas.

Mecanismo de recuperación

El Gobierno, que ya trabaja en el diseño del nuevo paquete de medidas para abaratar el precio de la luz, debe decidir de donde se va a recuperar el dinero por topar el precio del gas, una de las premisas del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

El Ministerio de Transición Ecológica aboga por poner un precio tope en el gas. Esto supone que si una empresa adquiere la materia prima más cara del coste estipulado que propone la administración pública, se generará un desfase entre el precio que se pone en el mercado y el que realmente cuesta. De momento, tal y como ha podido conocer este periódico, el Gobierno no ha decidido cómo se costeará esta brecha.

Entre las opciones que pide el sector energético se encuentra la que, a priori, parece más probable: destinar una partida de los Presupuestos Generales a pagar el gap que se genera por topar el precio del gas en vez del precio real al que se compra. 

Otra de las opciones es la de cargar en el recibo a los españoles esta cantidad, algo que no comparten las empresas energéticas. “Estas decisiones, si no son bien explicadas, repercuten negativamente en la imagen del sector dando la sensación que es una cantidad que nos quedamos en nuestras cuentas de resultados, cuando sería otro impuesto más que se añade en el recibo”.

La tercera y última de las posibilidades es que el Gobierno cargue, al igual que ocurrió con el bono social, los costes de las nuevas medidas del gas las empresas. Algo que, tal y como revelan las fuentes del sector, supondría un proceso legal complicado ya que las compañías recurrirán ante los tribunales.

Medidas conjuntas ante un gas disparado

Con este contexto, España y el resto de países buscan con urgencia dar con la tecla para rebajar el precio del gas. Así, el bloque comunitario discutirá las opciones para que el gas deje de marcar el precio de la luz en la próxima reunión del Consejo Europeo los días 24 y 25 de marzo.  "Abordaremos y evaluaremos con urgencia medidas concretas para afrontar el impacto del aumento de precios de la energía sobre los ciudadanos y empresas de la UE, especialmente en aquellos más vulnerables", explicó el organismo en un comunicado.

Este texto se produce en plena escalada de tensión entre el bloque europeo con Rusia, quien ha avisado este fin de semana que Europa “debe prepararse para un incremento significativo del precio del gas y del petróleo”.