El presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dimitido este lunes después de días de rumores sobre su posible cese por parte del Gobierno. Además, desde hace meses en Moncloa lamentan que algunos de los datos oficiales de dicho organismo "no encajan" con sus cálculos. Opinan que habría que revisar qué podría estar fallando en su manera de "obtener" el dato del producto interior bruto (PIB) español, el que marca cuánto avanza la economía, y el del índice de precios al consumo (IPC), que indica cuánto suben los precios.

Que el Gobierno cuestione, entre bambalinas e incluso públicamente, la forma de trabajar del INE, no ha gustado a muchos, provocando incluso las protestas públicas de la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado (AESE). Pero es un hecho que algo no encaja, y que escama no solo al Gobierno: durante meses, también muchos economistas han llamado la atención sobre varios datos macroeconómicos que parecen no ajustarse con la realidad. ¿Qué es exactamente lo que no cuadra, y a qué podría deberse?

El aumento de la recaudación, muy por encima del avance del PIB

El Estado recaudó más de 223.000 millones de euros en 2021, un 15% más que en 2020 y un 5% más que en 2019. Sin embargo, el año pasado la economía solo avanzó un 5,1% y no ha recuperado aún el nivel que tenía antes de que estallase la pandemia. ¿Cómo puede explicarse esta diferencia entre un indicador y otro?

Desde el Gobierno mantienen que hay algo extraño en el dato de PIB que emite el INE, puesto que es difícil de explicar que este aumento en la recaudación no se esté viendo reflejado en mayor medida en el PIB. Para el director general del IEE, Gregorio Izquierdo -que también presidió el INE de 2012 a 2018, aunque prefiere no opinar sobre la dimisión de su sucesor-, los datos de Estadística sí son correctos y se explican por varios motivos.

Por un lado, el economista mantiene que sí se han subido los impuestos, aunque no se haya reconocido así. Lo argumenta apuntando a que desde enero las empresas con una facturación de al menos 20 millones de euros deben tributar a un tipo mínimo del 15% del impuesto de sociedades, sobre su base imponible. Asimismo, se han incrementado las cotizaciones que los trabajadores y empresas deben pagar a la Seguridad Social, ha arrancado el cobro de la tasa Google y del impuesto sobre transacciones financieras (tasa Tobin) y se ha limitado más cuánto puede deducirse un contribuyente por tener un plan privado de pensiones.

Por otro, señala que parece haber emergido parte de la economía sumergida a raíz de la pandemia. Como este medio ya explicó en un reportaje, muchos expertos atribuyen esa brecha entre recaudación y crecimiento a este motivo, que se explicaría principalmente por tres factores: a que el covid impulsó los pagos con tarjeta, a la prohibición de hacer transacciones en metálico de más de 1.000 euros y a la negativa de muchos empleados a trabajar en negro porque eso les hubiese impedido acceder a ayudas y subsidios.

Otras razones que explicarían por qué la recaudación ha aumentado tan por encima de lo que ha crecido la economía, según Izquierdo, tendrían que ver con la fuerte inflación, que lleva a recaudar más sin mayor crecimiento económico; con el aumento de las importaciones, que también llevan a recaudar más (por IVA) pero no a crecer más (las importaciones contabilizan con signo negativo en la contabilidad nacional), y con el buen comportamiento del mercado de la vivienda, que lleva a recaudar más en impuestos locales.

El empleo, también muy por delante del PIB

A estas dudas con los datos del INE se refería el economista Miguel Almunia en una entrada en el blog económico Nada es gratis. "Desde el comienzo de la pandemia están ocurriendo cosas extrañas con los datos macroeconómicos. (...) ¿cómo es posible que el empleo haya superado ya los niveles previos a la pandemia pero el PIB siga más de 3 puntos porcentuales por debajo? ¿Cómo es posible que la recaudación fiscal esté creciendo más rápido que el PIB, cuando lo habitual en una crisis es que la primera tarde más tiempo en recuperarse?", decía en mayo.

El asunto de la recaudación ya lo hemos abordado, pero el del empleo no es menos importante. Podría deberse a una caída de la productividad (lo que explicaría que las horas trabajadas hayan crecido más rápido que el PIB) y también a que hayan aflorado empleos que antes no estaban declarados (como antes mencionábamos, buscando esos trabajadores no quedar fuera de ayudas ofrecidas por el Gobierno). Otras teorías tienen que ver con que el INE podría estar aplicando unas reglas de contabilidad nacional que no estuviesen capturando correctamente ciertas actividades relacionadas con la economía digital, según el citado autor.

"El INE tiene que explicar por qué hay tantas diferencias entre la creación de empleo y la actividad económica de ciertos sectores", refuerza también, tras ser consultado por este medio, el economista y profesor en la Universidad Pablo de Olavide Manuel Hidalgo. Es sobre todo el caso de la construcción, donde no parece que la actividad esté creciendo "como debería", asegura, aunque confía en el INE vaya incluyendo más información y recalculando conforme pasen los meses, como hace habitualmente.

El dato de la inflación podría estar inflado

El dato del índice de precios al consumo (IPC), que mide la subida de los precios, escama también al Gobierno por una razón muy concreta: solamente incorpora una parte del precio de la electricidad, la de la tarifa regulada. Por tanto, deja fuera la otra parte del mercado, aquella cuyos precios no han subido tanto. "Por eso, se está reflejando una subida de precio mayor que la real", explica Hidalgo.

"Mientras que a los consumidores que tenemos la tarifa regulada nos ha subido mucho la luz, al otro grupo no les ha subido tanto, pero eso no se incorpora al cálculo del IPC", ahonda. Con el fin de solucionar este desajuste, el INE lleva meses hablando con las eléctricas para incorporar la información de los clientes del mercado libre. Como ha explicado ya este periódico, el plan era que la nueva fórmula estuviese lista en enero, pero aún no se ha implementado. Según fuentes del sector, es debido a problemas en los mecanismos de contabilidad de contratos y otras dificultades metodológicas.