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El sacrificio de vacas por el alza de costes amenaza el suministro de leche tras el verano

La organización Asaja avisa de una reducción de la cabaña por parte de los ganaderos para conseguir liquidez

Vacas lecheras pastan en la granja Lacturale en Etxebarri (Navarra).

Vacas lecheras pastan en la granja Lacturale en Etxebarri (Navarra). Iñaki Berasaluce / Europa Press

"Por la mañana nos ponemos a ordeñar y, al mismo tiempo que ordeñamos, tenemos que enfriar la leche para que pase de los 30ºC que sale de la ubre de la vaca a solo 3ºC. Y por la tarde, lo mismo". El coste energético de un proceso tan básico en la producción láctea se ha disparado en los últimos meses y "un ganadero que antes pagaba 600 euros de energía, ahora paga 1.200 euros", resume Ramón Artime, presidente de la sectorial láctea de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).

Pero a la factura de la luz se suman también subidas de hasta 200 euros en la tonelada de pienso, el doble de precio de herbicidas y fertilizantes y un gasóleo que ha pasado de costar 50 céntimos el litro a 1,45 euros. La tormenta perfecta a la que se une ahora la sequía ha hecho que muchos ganaderos no hayan visto otra opción que sacrificar animales en busca de liquidez.

En los últimos ocho meses, según los cálculos de Asaja, se han sacrificado cerca de 80.000 cabezas. "Y para los próximos meses sólo podemos esperar que se sigan sacrificando", añade Artime. Y "estoy convencido de que si esto sigue así, en septiembre u octubre puede haber desabastecimiento de productos lácteos en los lineales", advierte.

El sector sufre desde hace años un paulatino declive que se ha visto acentuado con la guerra de Ucrania. En 2021 echaron el cierre 735 de las cerca de 10.500 explotaciones que hay en nuestro país. Pero a diferencia de lo que pasaba antes, ahora la producción no se reparte entre las que quedan abiertas. Y tampoco parece sencillo importar más litros del extranjero. "Esta cayendo la producción no solo en España sino también en toda Europa, Nueva Zelanda y Estados Unidos", abunda Artime.

Aunque la cosa mejorase, tampoco es fácil aumentar la cabaña ganadera de un día para otro. "Se tardan dos años y medio o tres en volver a contar con una vaca como las que se sacrifican. Y en Europa tampoco hay ya novillas para comprar y empezar a producir", dice el representante de Asaja.

Si la situación se empezó a poner realmente negra en junio del 2021, cuando las materias primas comenzaron a subir de forma considerable, los precios de venta de la leche apenas se movieron durante casi seis meses hasta que llegaron los nuevos contratos que exige la nueva Ley de la Cadena Alimentaria (que impide vender a precios por debajo del coste de producción. "Durante ese tiempo, los ganaderos estuvieron sobreviviendo con pérdidas que se van acumulando", explica Artime.

El sector se caracteriza por requerir fuertes inversiones que conllevan un alto endeudamiento. Sobre todo para los más jóvenes que han entrado en los últimos años al sector. Y aunque la leche ha subido entre ocho y nueve céntimos desde entonces, no es suficiente para cubrir el alza generalizada de costes. El buen precio al que se paga la carne de los animales sacrificados también ha incentivado a muchos ganaderos a buscar una fuente de liquidez para sanear las cuentas de las explotaciones. De media, los ganaderos reciben 0,42 céntimos por litro de leche producido.

Cambios fiscales

Si no se toman medidas pronto por parte de la Administración, añaden desde Asaja, el sector está condenado a desaparecer. Para salvarlo reclaman un cambio en la política fiscal que se le aplica. Critican, entre otras cosas, que las ayudas que llegan de Bruselas a los ganaderos acaban engordando las cuentas públicas nacionales a través de la declaración del IRPF.

En este sentido, también reclaman precio justos a la industria y que las cadenas de la gran distribución no usen los cartones de leche como producto reclamo.

Mientras tanto, a los ganaderos no les queda más que alzar la voz para reclamar soluciones en medio de una sequía que está obligando a dar de beber a las vacas con camiones cisterna en zonas como el Valle de los Pedroches (Córdoba) o en Ourense. "A mí me da la sensación de que no va a ser solo el sector de la leche, sino que va a haber más sectores que se van a movilizar en un otoño caliente", concluye Artime.

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