Punto y final a la alianza de Renfe con la SNCF francesa para prestar servicios conjuntos transfronterizos. La operadora gala ha arrancado oficialmente su ruta Barcelona-París en solitario, que venía prestando en colaboración con la española a través de la sociedad conjunta Elipsos desde 2013.

La SNCF -que opera desde 2021 en España con la low-cost Ouigo- comunicó el pasado mes de febrero su voluntad de no renovar la alianza empresarial. Fuentes de la compañía francesa han asegurado este lunes durante un viaje con periodistas que la sociedad perdía 10 millones de euros al año, lo que suma 100 millones durante la década que ha estado activa. Renfe aseguró que era una decisión unilateral por la parte gala y que las pérdidas eran coyunturales debido a la llegada de la pandemia y se recuperarían con la vuelta del flujo de viajeros.

Pero desde la SNCF niegan la mayor y aseguran que el problema venía de atrás. De hecho, sostienen que la de Barcelona-París era la única de las rutas relativamente sostenible en términos económicos y será la que se mantenga operativa por el momento. Aunque no se fijan un horizonte concreto, aspiran a que la línea tenga un equilibrio económico en próximas fechas gracias a algunos cambios operativos y a una reorganización de sus proveedores fuera de la alianza con Renfe.

De hecho, deslizan que la cooperación con la operadora española les constreñía en este sentido y restaba flexibilidad para optimizar costes. Tras dos prórrogas de un contrato que inicialmente finalizaba en 2019, SNCF declinó seguir extendiéndolo. "La cooperación no era el modelo adecuado" para la operación, zanjan desde la firma gala, donde opinan que la covid no ha hecho sino empeorar el balance económico de la empresa conjunta.

En este sentido, abundan que su decisión no implica romper la conexión transfronteriza y argumentan que "no hubo consenso para dar una solución sostenible a largo plazo" a su acuerdo de prestación de servicios. También hablan de problemas de competencia, al ser socios y rivales al mismo tiempo. No en vano, Renfe está intentando entrar a operar algunas rutas francesas en el marco de la liberalización ferroviaria.

La ruta entre la ciudad condal y la capital parisina será cubierta en solitario mientras Renfe sigue esperando las autorizaciones para poder operar en la ruta Marsella-Lyon. También en la París-Lyon, donde sus trenes no han sido todavía homologados por el administrador de infraestructuras francés, que a diferencia de en España con Adif, pertenece al mismo grupo SNCF.

El trayecto entre Barcelona y París dura casi siete horas. El tren que opera bajo la marca TGV INOUI parte de la estación de Barcelona-Sants y hace parada en Girona, Figuères, Perpignan, Narbonne, Béziers, Agde, Sète, Montpellier, Nîmes, Valence y París Gare de Lyon. Contará con dos frecuencias diarias en cada sentido, que se ampliarán a tres durante la temporada de verano. La ruta transportará más de 2.000 personas al día y más de 800.000 viajeros al año entre Francia y España.

El gran objetivo de la operadora francesa ahora pasa por elevar el 20% de pasajeros españoles que hasta ahora utilizaban la ruta Barcelona-París. "Nos parece muy débil", explican tras mostrar una voluntad de "estar presentes a largo plazo" en un trayecto donde el 35% de los viajeros son franceses y donde solo uno de cada dos viajeros hace la ruta completa entre ambas capitales.

Por otro lado, el grupo francés recuerda que las únicas líneas internacionales no rentables que opera son las de España y lo achaca a la competencia del avión y la presión de los cánones que le cobra el administrador de infraestructuras por el uso de las vías y estaciones.

Cambios de proveedores

La ruta se cubre con seis composiciones del modelo TGV Euroduplex 2N2 3UH, que cuenta con 511 asientos repartidos en dos pisos y es atendido por un mínimo de cinco tripulantes más el maquinista. Las ramas se dividen en dos clases (primera y segunda), con un vagón cafetería situado en el centro de la composición. El primer servicio prestado en solitario registró un 85% de ocupación al cruzar la frontera. Para 2024 quieren ofrecer también la posibilidad de comprar billetes para trayectos únicamente dentro de España.

La SNCF ha cambiado de proveedor de servicios de restauración. Si cuando operaba con Renfe era Serveo (Ferrovial) el encargado de proporcionar el servicio a bordo a partir de ahora será Newrest, con quien SNCF tiene firmado un contrato de permanencia de cinco años y es su proveedor a nivel global del grupo. Para los servicios de embarque en Barcelona también cuenta con personal del grupo Eulen, mientras que con las sociedad conjunta, el proveedor era Logiral (filial de Renfe).

Cambios de tarifas

SNCF, que gestiona 5 millones de pasajeros al día, también ha llevado a cabo cambios en las tarifas. "Es más fácil hacer promociones cuando eres un único operador y no dependes de un socio", remarcan desde la empresa. Desde que abrieron la venta de billetes en octubre, ya han comercializado 52.000; el 44% con importes inferiores a 100 euros.

En temporada alta, los tickets pueden alcanzar los 200 euros. Los datos de la compañía reflejan además que el 85% de sus clientes viajan por ocio, aunque también están poniendo el foco en los viajeros profesionales del sur de Francia que van hacia Barcelona.

Entre otras cosas, han modificado los precios por niño. Mientras que antes disfrutaban de un descuento del 40% respecto al billete normal hasta los 14 años, ahora se rebaja la edad a 11 años y se aumenta la rebaja al 50%. Hasta tres años, la tarifa es de 9 euros si viajan en plaza propia y gratis si lo hacen sobre el regazo de sus progenitores.

Por otro lado, la compañía también ofrece la posibilidad de viajar acompañado de animales. Para los que viajan en transportín, la tarifa es de 7 euros, mientra que para perros con bozal y correa, el precio es de 20. A diferencia de la política comercial de Renfe, no hay límite de perros por tren ni restricciones en función del tamaño o el peso.