Casi un año después de la entrada en vigor de la reforma laboral, es momento de evaluar los efectos que los cambios legislativos que trajo consigo han tenido en el mercado de trabajo español. Entre ellos, está la reducción de la tasa de temporalidad por el aumento de los contratos indefinidos, pero también la menor duración de los contratos. Si bien en 2021 cada contrato de trabajo duraba, de media 53 días, este 2022 ese periodo de tiempo se ha rebajado hasta los 48 días, una diferencia del 9,5%.

Es una de las conclusiones más relevantes que obtiene Adecco en su IV Observatorio trimestral del mercado de trabajo, que analiza datos del Servicio Público de Empleo, dependiente del Ministerio de Trabajo, la Tesorería General de la Seguridad Social y la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). La reforma laboral se aprobó en diciembre de 2021, pero no entró plenamente en vigor hasta principios de abril de 2022, puesto que daba tres meses a las empresas para adaptarse a los cambios.

"La duración media de los contratos para el cuarto trimestre de 2022 es la más baja desde el año 2006, situándose en 46 días y habiéndose reducido un 11,1% con respecto al cuarto trimestre de 2021", señala en el mismo informe The Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, junto al Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en Recursos Humanos. Según los mismos datos, en diciembre el 41% de los contratos duraron un mes o menos de un mes, mientras que el 23% duran una semana o menos.

Al mismo tiempo, ha disminuido la duración media de los contratos en diciembre -último dato disponible- hasta 43,7 días, tanto frente al mes anterior como frente al año anterior (-3,3% y -4,3%, respectivamente). En el mismo mes de 2019, antes de la pandemia, la duración media era de 49 días por contrato, tal y como consta en los datos estadísticos de contratos del SEPE.

"Es uno de los efectos colaterales de la reforma, la rotación de contratos"

"En efecto, este es uno de los efectos colaterales de la reforma laboral, la rotación de los contratos, donde se ha incrementado no sólo la rotación y menor duración de los fijos discontinuos, sino también la de los indefinidos ordinarios, tanto a tiempo completo como parcial, y curiosamente son los temporales los que tienen mejor evolución", explica Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, a El Independiente.

Las empresas están usando por obligación contratos estables para cubrir necesidades temporales"

javier blasco, adecco

"Esto quiere decir que, más allá de que una parte importante del incremento de los indefinidos son fijos discontinuos, las empresas están usando por obligación/disuasión legal contratos jurídicamente y estadísticamente estables para cubrir necesidades temporales, en unos casos incrementando costes (33 días de indemnización en lugar de 12) y por ello anticipando la extinción, y en otros, jugando con el periodo de prueba", amplía.

"Al final, esto demuestra que la legítima contratación temporal, causal y ajustada a Derecho, que muchas empresas hacían, permitía que la proporción 90/10 (temporales/indefinidos) en la contratación inicial, acabara en un 25/75 en la población ocupada, luego una parte muy importante de los contratos temporales acababan en indefinidos. Ahora tenemos aproximadamente en los iniciales una proporción 60/40 y, de momento, el "trasvase" a la población ocupada está en un 20/80. En los próximos meses veremos si esto va a más", apunta Blasco.

Sin embargo, desde el Ministerio de Trabajo explican que la reducción de la duración de los contratos tiene que ver, entre otros, con el fin del contrato por obra y servicio, que eliminó la reforma laboral. "Con la nueva norma los contratos son, en general, estables, y los que no lo son tienen una duración más limitada en el tiempo para hacer frente a las necesidades temporales causadas", apuntan fuentes de dicho departamento.

Las bajas tras el periodo de prueba aumentan un 571%

Por la misma razón, entienden en Adecco, están disparándose las bajas por no superar el periodo de prueba, que se han incrementado un 571% frente al año anterior. Es algo que ya ha advertido el Ministerio de Trabajo, que entiende que las empresas recurran más a prescindir de los trabajadores por esta vía ahora que los contratos temporales están mucho más restringidos a causas concretas, y por tanto no lo considera preocupante.

Por otro lado, este 2022 los empleados con contratos fijos discontinuos, esa modalidad de contratación fija que ha generado polémica porque la oposición la considera un contrato temporal con "maquillaje" estadístico, suponen 4 de cada 10 contratos indefinidos. En comparación con enero del 2022, los fijos discontinuos han aumentado un 659%. Para el Gobierno, es un dato positivo, puesto que esos trabajadores cuentan con las ventajas (estabilidad, tranquilidad) de un empleo fijo, pero partidos como el PP e instituciones como el Banco de España, Fedea y también UGT piden más transparencia en los datos.

El origen de la polémica de este tipo de contratos, como ya explicó este medio, está en que los trabajadores fijos discontinuos (indefinidos) mantienen el contrato incluso cuando la empresa no los necesita, y durante esos periodos no aparecen en las cifras de parados, aunque no trabajen y busquen otro empleo. Por ejemplo, si una cocinera trabaja en un hotel de Baleares durante los meses de temporada alta de esas islas, de febrero a noviembre, pero cuenta con un contrato fijo discontinuo, la empleada sabe que no trabajará de diciembre a enero pero que la empresa tiene la obligación de volverla a llamar. Así, no es posible conocer cuántos están activos y cuántos parados, lo que dificulta la interpretación de las cifras de empleo.

Por lo demás, desde Cuatrecasas entienden que el reto este año va a ser la necesidad de adaptación de las plantillas y la carencia del talento necesario. "Esto va a requerir de toda la innovación y creatividad de los equipos de atracción y reclutamiento de las empresas", señala Guillermo Tena, director del Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en RRHH. Tena hace referencia aquí al desacople entre el elevado número de parados, alrededor de los tres millones, y el de vacantes que las empresas no consiguen cubrir, algo que otros expertos ya han destacado como uno de los principales problemas a abordar durante los próximos años.