En el mes de noviembre se ha producido un fenómeno en el mercado laboral que a primera vista podría parecer contradictorio: el número de desempleados se ha reducido, lo que podría indicar una mayor contratación y, sin embargo, el número de contratos firmados es inferior a los registrados en octubre, según los datos publicados por el Ministerio de Trabajo. En concreto, se han firmado 40.221 contratos menos y el paro se ha reducido en 24.573 personas.

No es la primera vez que ocurre este año. Como se puede apreciar en el gráfico, entre los meses de marzo y abril también se redujeron la contratación y el paro. Lo mismo ocurrió entre junio y julio, el paro cayó y la cifra de contratos fue inferior en el séptimo mes, en comparación con el anterior.

Cabe recordar que el desempleo que mide el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y cuyas cifras publica el Ministerio de Trabajo de forma mensual, corresponde a las personas que se registran como demandantes de empleo ante la administración pública. Esto significa que la imagen que da esta cifra no incluye a todas las personas que están en desempleo y ni siquiera a las que lo buscan de forma activa, sino únicamente a aquellas que comunican su situación al SEPE.

Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, explica a este periódico que además esa “desconexión” también se produce en material temporal. Es decir, que una persona que se queda sin empleo, puede tardar varias semanas en registrase como demandante, lo que significa que se pueden producir desequilibrios temporales en la estadística.

Por otra parte, y teniendo en cuenta las peculiaridades comentadas sobre los datos de desempleo, cabe subrayar que se trata de dos datos -el de contratación y el de paro- que no se mueven al mismo ritmo y que no están conectadas de forma directa, de la misma forma que con la afiliación, como ha ocurrido en meses en que se crean puestos de trabajo, es decir, crece la afiliación y, sin embargo, aumenta el paro. “No existe correlación”, resume Hidalgo.

“En la afiliación, por ejemplo, hay que tener también en cuenta a personas que pueden pasar de la inactividad a la ocupación”, recuerda la catedrática de Economía en la Universidad del País Vasco UPV/EHU y directora de la Fundación Iseak, Sara de la Rica. En este sentido, hace hincapié en que hay que tener en cuenta la “disponibilidad” de los parados para buscar empleo. Es decir, puede que su situación con respecto a la ocupación no se modifique, pero sí que dejen de buscarlo por distintas causas, como puede ser el de dedicarse a la formación o a los cuidados.

Por ello, fuentes del Ministerio de Trabajo consideran que la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica de forma trimestral el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece una cifra más clara sobre la cantidad de personas que se encuentran en situación de desempleo, independientemente del registro en una oficina de empleo. 

Que la cifra de parados baje en este mes de noviembre puede explicarse por varios factores, según las fuentes consultadas. Un ejemplo puede ser el de personas que no han renovado su demanda de empleo y que desaparecen como parados para el SEPE, aunque continúen en la misma situación. O como se comentaba anteriormente, personas que deciden dejar de buscar empleo para formarse o no están disponibles para trabajar por cualquier otro motivo.

El economista de la Universidad Pablo de Olavide descarta que se trate de un “evento particular” y considera que “no tiene que ver con el sentimiento sobre el SEPE” y sobre la capacidad de la administración para encontrar un empleo. No obstante, existen investigaciones que demuestran que en épocas de bonanza económica, los desempleados se animan a apuntarse al SEPE con la intención de encontrar el empleo. También aumenta el número de parados, sin que ello suponga una destrucción de empleo, si el Gobierno anuncia una medida de la que se puedan beneficiar las personas registradas en una oficina de empleo, como comentan fuentes de Trabajo.

En cualquier caso, las fuentes consultadas destacan que la afiliación ha vuelto a crecer en un mes en el que las expectativas ya daban por hecho una caída en la creación de empleo. Aunque cabe destacar que lo ha hecho en términos desestacionalizados. En concreto, la Seguridad Social perdió 11.583 afiliados en noviembre, un descenso inferior al habitual en ese mes, que en términos desestacionalizados equivale a un incremento de unos 10.350. Con estas cifras, Manuel Hidalgo considera que hay que esperar unos meses para analizar si realmente hay una desconexión entre la cifra de contratos firmados y el número de parados que contabiliza el SEPE.