La pandemia del coronavirus provocó un fuerte revulsivo en las cuentas nacionales. Durante meses se creyó que España acumulaba un fuerte retraso en comparación con las grandes economías europeas a la hora de recuperar el nivel de PIB prepandemia, pero una importante revisión de los datos del INE el pasado septiembre situó a nuestro país a la par que sus socios. Al contrario de lo que parecía, la recuperación española fue más rápida de lo esperado y regresó a los niveles precovid a finales de 2022.

La corrección de las cifras inicialmente estimadas es algo habitual en estadística, pero los desajustes que se produjeron durante la pandemia llevaron a infraestimar algunos componentes de la economía. También sucedió así en Reino Unido, donde la revisión se consideró una buena noticia, y en ambos casos los cambios ayudaron a aclarar la polémica que se había abierto entre lo que recogía el PIB y lo que apuntaban otros indicadores, con los que parecía que la actividad económica era más fuerte.

Sin embargo, el debate ya estaba servido, y es esta discusión la que ha llevado a los expertos a preguntarse cuál debe ser el futuro de las cuentas nacionales. ¿Hay que modificar el cálculo del PIB? ¿Existe un problema metodológico? ¿Cómo evitar que en el futuro se produzcan desajustes de esta índole, que afecten a la imagen y percepción pública de la labor del INE? Con la intención de poner en común las principales aportaciones a la discusión, el presidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, el diputado de Sumar Carlos Martín Urriza, ha organizado este miércoles unas jornadas que han reunido a economistas y estadísticos de los diferentes organismos que estudian el PIB.

El problema de las cuentas nacionales tiene que ver sobre todo con tres indicadores: los salarios, que se han infraestimado; los beneficios empresariales, que también parecen estar por encima de lo que dicen las cifras del PIB, y el empleo. "Si se compara la contabilidad nacional y la EPA, ya se ve una notable discrepancia", ha asegurado el profesor de la Universidad Carlos III Miguel Artola, autor de una serie de artículos sobre la subestimación del PIB en eldiario.es. Para el historiador económico, la independencia del INE está fuera de toda duda, "pero debe hacerse un balance completo sobre la relación del INE con otros organismos públicos, comunidad académica y la opinión pública", algo que "debería ser una prioridad".

Información directa de las empresas

"Han sido años muy difíciles para la producción de estadísticas y eso genera dudas, eso debería hacernos replantearnos cómo están todas las piezas del sistema estadístico", ha opinado Artola en su intervención. El experto ha reconocido que es cierto que todos los países han sufrido dificultades de este tipo tras el estallido del virus, pero eso no debería hacer cejar en el intento de mejorar la contabilidad nacional. En ese sentido el expresidente del INE Juan Manuel Rodríguez Poo ha reconocido que previamente el sistema ya presentaba "cierta solidez" pero también "algunos aspectos mejorables", y que fue el covid el que llevó a que las costuras empezasen a abrirse más.

El catedrático se ha mostrado escéptico ante una posible modernización del sistema de datos de las cuentas nacionales, pero sí ha propuesto la creación de unos registros empresariales, "un canal informativo único para que todas empresas este país transmitan su información a la Administración, y q esa ventanilla única sea compartida por algunas instituciones de la Administración General del Estado".

"Toda la información empresarial que recoge el INE a través de encuestas podría sustituirse por información directamente de las empresas, información registrada. Eso implicaría que los tiempos de producción y difusión de las cuentas nacionales podría reducirse de manera considerable, e implicaría un menor número de revisiones, porque a la hora de producir esas estadísticas habría que recurrir mucho menos a técnicas de producción. Es una cuestión de estado, sí, pero creo que nos lo merecemos como país. Sería una aportación importante para situar cuentas españolas donde tienen que estar", ha manifestado el experto.

Más transparencia, explicar las diferencias

En cambio, para Artola las mejoras pasan por hacer un mayor esfuerzo por explicar las diferencias entre los registros de fuentes diferentes, algo que debería hacerse por parte de instituciones como el INE y la Seguridad Social, pero también por insistir en la transparencia de cara a la opinión pública y para los investigadores, por ejemplo estableciendo un procedimiento sistemático y obligatorio de información de los informes metodológicos. "Debería hacerse un comité permanente extensible a otros usuarios y con registros públicos que no se reuniese una vez al año, una especie de canal de transmisión mucho más directo", proponiendo un grupo técnico permanente, que facilite y agilice las consultas de los usuarios y el acceso a microdatos.

Para el investigador también sería interesante realizar ruedas de prensa sobre la revisión anual del INE, que a día de hoy no existen. En ese sentido, Rodríguez Poo coincidido en que las revisiones estadísticas "no son buenas para nada, son difíciles de explicar y cuestan mucha polémica en muchos casos", como sucedió durante 2022, cuando se produjeron importantes revisiones estadísticas coincidiendo con su destitución como presidente de Estadística.

Lo que no mide el PIB

Los expertos también consideran que el cálculo del PIB debería incluir ciertas actividades que a día de hoy deja fuera. Así lo han manifestado tanto la directora del Departamento de Análisis Económico de la AIReF, Esther Gordo, como la profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid Mónica Melle. "Hay cantidad de cosas no salen en el PIB, como el tiempo que pasan nuestros hijos en TikTok, bien porque sean bienes gratuitos, porque sean nuevos bienes… son cosas en las hay que trabajar. La actividad en el ámbito doméstico, Wallapop, Blablacar, son cosas que no están en el PIB", ha asegurado Gordo.

Con todo, parte de los economistas han coincidido en que las discrepancias son inevitables y que la solución al problema parte de ser muy transparentes para explicar las dudas que generan. "La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social, y por tanto discrepamos", ha resumido Rodríguez Poo.