En 1942 germinaba una revolución del mundo del ferrocarril español. En plena posguerra se constituía Patentes Talgo (Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol), por el apellido de sus fundadores, José Luis de Oriol y Urigüen y Alejandro Goicoechea Omar. Su primer prototipo logró alcanzar los 115 km/h en pruebas. Después, la compañía vasca logró un tren más veloz que consumía menos y era más confortable para los viajeros.

Tras décadas en servicio con diferentes modelos incluyendo la alta velocidad y tras haber salido al extranjero, la compañía debutó en bolsa en 2015. Ahora, el grupo industrial húngaro Magyar Vagon quiere comprarla por 619 millones de euros, a 5 euros por acción. Pero el Gobierno español se resiste a que la empresa española caiga en manos extranjeras.

¿Quién es quién a día de hoy en el accionariado de Talgo? El accionista mayoritario con un 40,03% es el fondo Trilantic, fundado por exdirectivos del negocio de banca comercial de Lehman Brothers. Este inversor lleva tiempo queriendo salir de la compañía que preside Carlos del Palacio y Oriol. Al margen de Talgo, también ha invertido en las discotecas Pachá -que vendió recientemente al conglomerado dubaití Five Holdings-, la operadora Euskaltel, o la industrial ITP Aero (Industria de Turbo Propulsores).

Trilantic controla su participación en el fabricante a través de la sociedad Pegaso Transportation International, una sociedad con domicilio en Luxemburgo y en la que también participan Torreal, el brazo inversor de Juan Abelló y distintos miembros de la familia fundadora Oriol.

Al margen de eso, la familia Torrente Blasco acapara otro 5,03% del capital de Talgo a través de su empresa de inversión familiar Torrblas, centrada en Infraestructuras, Energía, Inmobiliario, Agro y Bienes de consumo.

Por su parte, la gestora de activos francesa Amundi -controlada por Crédit Agricole- acaba de elevar su participación al 3,001% (16,4 millones de euros a precio de mercado). La aseguradora Santa Lucía ostenta un 2,86%, Santander Asset Management, un 1,86% y Norges Bank, otro 1%. El resto del capital lo poseen miembros del Consejo de Administración y un 51% es free float, capital negociado en el mercado.

Las acciones de Talgo cerraron la sesión bursátil del viernes a un precio de 4,39 euros. Aunque es menos de lo que ofrecen los húngaros, está un 28% por encima de los 3,7 euros en los que antes de que trascendiese su interés por hacerse con la compañía.

Falta de capacidad industrial

La OPA llega en un momento en el que Talgo acumula una cartera de pedidos superior a los 4.000 millones de euros. Con sus actuales instalaciones tiene muy difícil producir en plazo los trenes encargados. De hecho, ya acumula retrasos como los trenes Avril para Renfe que ha comenzado a entregar ahora. Los húngaros prometen poner a disposición sus fábricas para dar salida a los pedidos. Aunque en el Gobierno deslizan que el aumento de la capacidad industrial no sería inmediato para el fabricante.

De momento, el Ejecutivo de Pero Sánchez tiene encima de la mesa la operación húngara, aunque intenta tejer una contraoferta para mantener la españolidad de la empresa dirigida por el ex de Abengoa, Gonzalo Urquijo. Hasta ahora ha trascendido que el posible caballo blanco sería Criteria Caixa, el brazo inversor de La Caixa. Aunque la entidad condicionaría la contraoferta a que vaya de la mano de un socio industrial.

CAF, el otro fabricante vasco de trenes, no ha manifestado estar interesado en la operación. La compañía con sede en Beasain es más próxima al nacionalismo y el Gobierno vasco tiene un 3% a través del Instituto de Finanzas. Los trabajadores controlan otro 24%. CAF tiene el doble de capitalización que Talgo y desde hace tiempo se ha centrado en los trenes de cercanías, media distancia, metros o tranvías, e incluso ha desarrollado su negocio a través de los autobuses tras la compra del fabricante polaco Solaris en 2018.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya ha admitido a trámite la oferta del conglomerado húngaro que lidera el empresario húngaro András Tombor, tras que el que Gobierno temía una posible influencia de Rusia.

En un momento geopolítico tan delicado, Moncloa trata de extremar las precauciones sobre todo en un ámbito tan sensible como el ferrocarril. De hecho, si algo distingue a Talgo de otros fabricantes es su tecnología propia de rodadura desplazable, que permite a los trenes circular por anchos de vía diferentes.

La CNMV no autorizará la OPA hasta que el Consejo de Ministros autorice la operación. Al tratarse de una oferta que supera el 10% del capital y ser una empresa cotizada estratégica, el Ejecutivo tiene capacidad de vetarla.