Giro en la disputa judicial entre Andrea Orcel y Santander. El banquero está a punto de ser nombrado nuevo consejero delegado de UniCredit, a lo que los accionistas del banco italiano deberán dar su visto bueno el próximo mes de abril. Una vez que el nombramiento sea finalmente efectivo, Orcel se planteará poner fin a su conflicto judicial con Santander, de acuerdo con fuentes solventes cercanas al banquero.

El consejo de administración de UniCredit se reúne este miércoles para aprobar la designación de Orcel como consejero delegado de la entidad en sustitución de Jean Pierre Mustier, según informó el martes la agencia de noticias Bloomberg. El nombramiento, en todo caso, no estará cerrado hasta el próximo mes de abril, cuando los accionistas de UniCredit tendrán la oportunidad de dar su visto bueno.

Será entonces cuando la designación reciba luz verde, lo que hará al banquero desistir del conflicto judicial que mantiene con Santander desde hace un par de años y que inició después de que el banco diera marcha atrás a su nombramiento como consejero delegado, anunciado por todo lo alto cuatro meses antes. Orcel intentará llegar a un acuerdo con la entidad, a la que de momento reclama unos 100 millones de euros por el daño reputacional que considera que ha tenido su fichaje frustrado, según estas mismas fuentes.

El aterrizaje de Orcel al frente del primer banco italiano podría dar carpetazo a este polémico capítulo y supondría el broche a una carrera en lo más alto de la banca europea, a lo largo de la cual ha dirigido operaciones de gran calado, como la fusión entre BBV y Argentaria (2000) y la compra de Abbey National por parte de Santander (2004) en España, pero también, con anterioridad, la fusión entre UniCredito y Credito Italiano (1998), que dio lugar al banco que previsiblemente dirigirá dentro de algunas semanas.

Dos años de disputa

Este nombramiento podría suponer un giro argumental en el conflicto judicial que Orcel mantiene desde hace un par de años con Santander. El banquero, hasta entonces muy cercano a Ana Botín y, previamente, a su padre, fue nombrado en septiembre de 2018 consejero delegado del banco español, una designación que había sido aprobada por el consejo de Santander y que debía desencadenar una serie de cambios en la cúpula directiva de la entidad, como la retirada de Rodrigo Echenique.

En aquel momento, Orcel formaba parte del comité ejecutivo de UBS y ocupaba el cargo de co-consejero delegado de su división de Inversión, en el que había devengado durante siete años retribuciones en diferido cercanas a los 50 millones de euros.

Este bonus se convirtió en el mayor punto de fricción para su incorporación a Santander. Tras la elección de Orcel como número dos de Ana Botín, las tres partes mantuvieron negociaciones durante semanas para distribuir el abono de este importe, del que ninguno de los dos bancos quería hacerse cargo por completo.

El final de estas conversaciones es de sobra conocido: terminaron sin acuerdo y haciendo saltar por los aires los planes de Orcel y de Santander. Fue el propio banco el que canceló el nombramiento en enero de 2019, cuatro meses después de hacerlo público, al considerar "inaceptable" el coste de su contratación, una decisión que el afectado calificó como "un jarro de agua fría".

Cerrada la puerta de Santander, quedó en el aire la situación del banquero, cuya salida de UBS era ya irrevocable. Orcel reaccionó con una demanda millonaria contra Santander con la que inició una travesía judicial que está en estos momentos a la espera de juicio.

Acuerdo imposible

Las diferencias entre Orcel y Santander les impidieron alcanzar un acuerdo amistoso, por lo que se encuentran a la espera de un juicio que está programado para el próximo 10 de marzo. En su demanda, el banquero reclama a la entidad una compensación de unos 100 millones de euros.

El juez deberá elegir qué versión sobre la ruptura gana la batalla. Orcel se aferra a que el banco le entregó una carta precontractual, mientras que la entidad justifica que no pasó de borrador, por lo que no tendría vinculación legal. Santander afirma, además, que el banquero se comprometió a interceder con UBS para que asumiera una parte del coste de los incentivos que había generado en la entidad y no lo hizo.

Pese a estas posiciones contrarias, las mismas fuentes confían en que, dada la nueva situación, con el nombramiento de Orcel al frente de UniCredit, sería posible un "pacto de caballeros" entre él y Santander para zanjar el asunto judicial cuanto antes. Una solución que convendría a ambas partes y evitaría que los primeros ejecutivos de dos de los mayores bancos europeos estuvieran enfrentados por un conflicto judicial. Eso sí, antes deben encajar todas las piezas del puzzle.