El tercer estado de alarma por la pandemia del coronavirus, el segundo de ámbito nacional, ha salido adelante con una amplísima mayoría de casi 200 votos a favor a pesar de las críticas que suscitó su larga duración, de seis meses, y la falta de controles parlamentarios. Con la abstención del PP y el no de Vox, el decreto ha cosechado 194 síes, 53 noes y 99 abstenciones.

En una larga sesión parlamentaria, donde el titular de Sanidad, Salvador Illa, sólo estuvo acompañado en todo el debate por la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, con el resto de la bancada azul desértica, el Gobierno no ha cosechado las unanimidades de marzo y abril pasados, pero sí solventado el trámite con bastante solvencia.

Muy criticada ha sido la ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que sólo ha estado presente en la intervención inicial de Illa y se ha levantado de su escaño justo cuando Pablo Casado tomaba, sorpresivamente, la palabra.

Una vez garantizado al apoyo de ERC, aceptando su enmienda para que Pedro Sánchez comparezca cada dos meses ante la cámara para dar cuenta de la aplicación de un estado de alarma que durará nada menos que hasta el 9 de mayo, los principales escollos ya estaban superados. Llamativa ha resultado la división del grupo catalán, puesto que los cuatro diputados del PdeCat han votado a favor del decreto y los cuatro de Junts se han abstenido. También ha optado por la abstención EH-Bildy y se ha sumado al "no" de Vox Foro Asturias.

En definitiva, se trata de un estado de alarma de seis meses, aunque a los cuatro, el Consejo Interterritorial de Salud y la Conferencia de Presidentes evaluarán la marcha del mismo para decidir sobre su continuidad. Precisamente, la participación de la Conferencia de Presidentes ha sido una de las novedades que ha incorporado Illa durante el debate.

Sánchez comparecerá cada dos meses en el Pleno del Congreso e Illa hará lo propio con periodicidad mensual ante la comisión de Sanidad. La intervención del ministro este jueves en el pleno parecía muy técnica hasta que ha arremetido contra el líder del PP, Pablo Casado, recuperando la acusación de que se alinea con la ultraderecha y comparándolo con Santiago Abascal, pero no por ello los populares han pasado de su anunciada abstención al "sí" que decía desear el Gobierno, a sabiendas de que ya contaba con los apoyos parlamentarios necesarios.