La ministra de Política Territorial, Carolina Darias, se perfila para sustituir a Salvador Illa al frente del Ministerio de Sanidad tras la renuncia de éste para encabezar la candidatura del PSC a la presidencia de la Generalitat, según avanza TVE. El relevo de Miquel Iceta al frente de la lista obliga a una crisis de Gobierno, que podría llevar al barón catalán al Ejecutivo de Pedro Sánchez, como ministro de Política Territorial.

El PSC siempre ha sido candidato a ocupar el ministerio de Política Territorial, habida cuenta de la prioridad que supone para el Gobierno la crisis catalana.

Sánchez le ofreció a Iceta dirigir el Ministerio de Exteriores y, ante su negativa, sacó a colación el nombre de Teresa Cunillera, delegada del Gobierno en Cataluña, para que se encargase de la cartera de Política Territorial. Miquel Iceta no quiso tampoco prescindir de ella y todo apunta a que ahora será él quien ocupará ese cargo.

Crisis territorial

La designación de Illa como ministro de Sanidad, hace un año, buscaba permitir que el secretario de Organización del PSC tuviera margen de movimientos para gestionar esa crisis con una relación privilegiada con los independentistas catalanes, que debía neutralizar en parte el vínculo entre Podemos y Esquerra. Ese plan se fue al traste en marzo, con el estallido de la pandemia del coronavirus.

Iceta ya estuvo a punto de dar el salto a la política nacional en 2018, cuando Pedro Sánchez le propuso como presidente del Senado, tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Desde ese lugar, Iceta debía pilotar una propuesta de reforma constitucional que permitiera reconducir la crisis territorial.

Asalto fallido al Senado

La operación, sin embargo, no salió adelante por la oposición de Esquerra, que impidió el salto de Iceta al Senado vetando su designación como senador autonómico en el Parlament. Finalmente fue Manuel Cruz, independiente por el PSC, quien presidió la Cámara Alta.

La negativa de ERC a apoyar la elección de Iceta, en sustitución del ex presidente catalán José Montilla, arrastró al resto de las formaciones independentistas, que se negaron a apoyar la sustitución. Se rompía así la regla no escrita de apoyar de forma automática las sustituciones de senadores autonómicos designados por cada uno de los partidos con representación en el Parlament.