Luis Bárcenas asegura que el operativo puesto en marcha por el Ministerio del Interior durante la etapa de Mariano Rajoy como presidente -bautizado por el comisario José Manuel Villarejo como Kitchen e investigado por un juez de la Audiencia Nacional- logró "la sustracción de documentación sensible al Partido Popular". El ex tesorero del PP mantiene que del estudio de su esposa desaparecieron "pendrives y diversos papeles que eran comprometedores" para la formación política por los hechos en los que se indaga en diversos procedimientos judiciales.

Así lo detalla Bárcenas en el escrito que ha enviado a la Fiscalía Anticorrupción en el que manifiesta su voluntad de colaborar con la Justicia en las diversas causas abiertas en las que su testimonio puede ser determinante para su esclarecimiento. El documento está fechado el pasado 26 de enero, en vísperas de que arranque el juicio por la 'caja B' del PP.

Una de las incógnitas no resueltas todavía en la instrucción del caso Kitchen -una de las piezas en que se ha desgajado la macrocausa en la que se investiga la actividad de Villarejo- es si el dispositivo "parapolicial" puesto en marcha por Interior en 2013 con la intención de robarle presuntamente al ex tesorero material comprometedor para altos cargos de la formación conservadora consiguió lo que buscaban para que no llegara a la Justicia.

En el escrito remitido al Ministerio Público, Luis Bárcenas da por hecho que los funcionarios policiales que participaron en aquel operativo se llevaron "gran parte" de los documentos sensibles que almacenaba en el estudio de restauración que su esposa -Rosalía Iglesias, que cumple hoy pena tras su condena en el caso Gürtel- tenía alquilado en la madrileña calle del General Díaz Porlier. Esos papeles relativos supuestamente a anotaciones de la contabilidad paralela del partido no sólo serían comprometedores por lo que se investiga en esta rama del caso Villarejo. También para "otras piezas", indica.

El ex tesorero asegura que le ha resultado "desalentador" conocer los hechos que la instrucción del caso Kitchen han hecho aflorar, como los "seguimientos y vigilancias ilegales" de los que fue víctima su esposa y su hijo mientras él se encontraba en prisión preventiva y que fueron "ordenados por altos cargos del entonces gobierno y que pertenecían al Partido Popular con la inestimable colaboración de altos cargos policiales".

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El episodio del falso cura

Luis Bárcenas no pasa por alto el "secuestro y las amenazas de muerte" sufridas por su familia después de que un hombre disfrazado de cura -llamado Enrique Olivares- se personara en su casa y retuviera a su mujer e hijo. El impostor se hacía pasar por un sacerdote de Instituciones Penitenciarias que acudía para tramitar la libertad condicional de aquél, que se encontraba como preso preventivo en Soto del Real (Madrid) mientras el juez Pablo Ruz instruía el caso Gürtel.

Entre el material sensible que se le atribuye a Bárcenas figura presuntamente la conversación que mantuvo con Mariano Rajoy en la sede nacional del PP de la calle Génova y que grabó a espaldas del entonces presidente del Gobierno cuando negociaba su salida del partido tras conocerse que escondía cuentas en Suiza y que había cobrado 1,3 millones de la red Gürtel. Ése y otros audios se custodiarían en un pendrive cuya localización formó parte de los objetivos de la trama Kitchen, que dispuso de fondos reservados.

El lápiz de memoria sale a relucir en algunas de la conversaciones que el comisario ya jubilado José Manuel Villarejo -en prisión preventiva desde noviembre de 2017- grabó de forma subrepticia y que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional ha analizado en esta causa al considerarlas de interés para el esclarecimiento de los hechos que se investigan en la macrocausa Tándem bajo la dirección del juez Manuel García-Castellón.

El ex tesorero detalla en el escrito que desaparecieron "pendrives y papeles" que guardaba en el estudio de su esposa

Uno de esos diálogos es el que el antiguo agente encubierto mantuvo con el conductor del matrimonio Bárcenas-Iglesias (Sergio Ríos Esgueva) el 2 de octubre de 2013, cuando éste llevaba ya más de tres meses ejerciendo como colaborador policial a cambio de 2.000 euros mensuales. El chófer da a entender a Villarejo que Luis Bárcenas había grabado una conversación que mantuvo con Javier Arenas en un restaurante de Sevilla, otra con el ex líder del PP andaluz en su despacho del partido en presencia de María Dolores de Cospedal, entonces secretaria general del partido, y otra en la que estuvo discutiendo con el propio Rajoy.

Algunos de los policías que participaron en la Operación Kitchen daban por segura la existencia de un pendrive en el que el antiguo tesorero del PP guardaría conversaciones con Rajoy y otros altos cargos de la formación. "Hay que darle al tarro para encontrarlo, macho (…). Al ser un sitio tan pequeño lo puede tener en cualquier sitio", le comentó Villarejo al antiguo chófer de Bárcenas en alusión a la dificultad de localizar un soporte de tan escasas dimensiones. Ese audio se ha incorporado al sumario.

Según se deduce de las grabaciones subrepticias realizadas por Villarejo, éste sospechaba que el comisario principal Enrique García Castaño El gordo -ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía e investigado en el caso Kitchen– se hizo con dicho soporte informático durante el dispositivo puesto en marcha en el verano de 2013, aprovechando que Bárcenas se encontraba en prisión preventiva. Meses antes de su detención, Villarejo reclamó a El gordo una copia del material.

La insistencia de Villarejo

García Castaño ha contado en su círculo de confianza que nunca entregó nada sobre Bárcenas al antiguo agente encubierto por dos razones. De un lado, porque intuía que el supuesto pendrive era una mera amenaza del ex tesorero al partido y que, en caso de existir, lo tendría bien oculto. Y, de otro, porque tenía instrucciones expresas del entonces Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía, Eugenio Pino, de no informar o facilitar nada a Villarejo.

El comisario García Castaño sí facilitó a la Secretaría de Estado de Seguridad en la etapa de Francisco Martínez un volcado con la información que contenían dos móviles que el chófer de la esposa de Bárcenas le había proporcionado en un encuentro mantenido en la cafetería Vips de la madrileña calle Génova. Como ya informó El Independiente, nunca llegó a Interior el supuesto pendrive, lo que avala la versión de este mando policial ya jubilado.

Con el paso del tiempo se fue afianzando la idea de que Bárcenas tiraría de la manta si su mujer entraba en la cárcel. "¿Teme usted que tras la posible entrada en prisión de doña Rosalía Iglesias, esposa del señor Bárcenas, este haga públicas nuevas evidencias sobre la mecánica de funcionamiento de la caja B así como determinados nombres propios?", le preguntó a María Dolores de Cospedal el 29 de mayo de 2018 el portavoz de Unidas Podemos en la comisión que investigó en el Congreso de los Diputados la financiación del PP, Txema Guijarro. La entonces secretaria general del PP respondió: "Yo no tengo miedo, en absoluto (…). ¿Sabe lo que ocurre? Que en España van a la cárcel quienes han cometido delitos y yo no he cometido ningún delito y, por lo tanto, no tengo por qué ir a la cárcel. No es que confíe, es que no voy a ir a la cárcel, desde luego, por nada de lo que ha dicho su señoría".

A la luz del contenido del escrito que envió a finales de enero a Anticorrupción, ese momento parece haber llegado después de que no haber logrado que el silencio mantenido hasta ahora impidiera que su esposa ingresara en la cárcel para cumplir la condena -de 12 años y 11 meses, según resolvió el Tribunal Supremo- por su responsabilidad en los hechos juzgados en el caso Gürtel.