El PP se va de Génova. Pablo Casado ha tomado una decisión rotunda y con implicaciones de calado para el futuro del proyecto político del Partido Popular: cambiar de sede supondrá a efectos prácticos la ruptura radical de la actual dirección, centrada en la "regeneración", con los episodios más oscuros de anteriores etapas del partido. La sede de Génova es un símbolo indiscutible del Partido Popular, pero también es un edificio "cuya reforma está siendo investigada" en los tribunales por la presunta utilización de dinero negro. "La corrupción del pasado no forma parte del legado a defender" por el equipo de Pablo Casado, según ha pronunciado el mismo líder ante los barones territoriales de la formación en el marco de la celebración del Comité Ejecutivo del PP.

La de este martes se entendía como una cita crucial para analizar los errores de campaña que llevó al PP a registrar el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas en Cataluña, quedándose por detrás de Vox y de Ciudadanos. Casado ha reconocido el resultado como una "mala noticia" que, sin embargo, "no debilita a nuestro proyecto", aunque acto seguido ha vinculado directamente el desgaste sufrido en las autonómicas catalanas con la "tormenta perfecta" preparada por "la Fiscalía, el CIS y los medios públicos", al hilo de la reactivación del escándalo de la 'caja B' del PP en mitad de campaña electoral por parte del ex tesorero del partido, Luis Bárcenas, que apuntó directamente a Mariano Rajoy y otros ex altos cargos del PP.

El PP no permitirá que los fantasmas del pasado vuelvan a perjudicarle en próximos procesos electorales y sigan erosionando la imagen de la actual dirección. Y es por eso que el líder popular ha dado un golpe encima de la mesa con una decisión que va más allá de las palabras: abandonar la sede de Génova, 13, el mayor activo del Partido Popular y símbolo indiscutible de la formación. "El coste electoral ha sido tremendo. El daño es inasumible", ha reiterado el jefe de la oposición. "Debemos dejar de preocuparnos por los errores del pasado y ocuparnos del futuro (...) Las hipotecas en política no son hereditarias, no lo han sido para ningún otro partido y no deben serlo para el nuestro", insistía.

En el marco de ese proceso de ruptura con el pasado, Casado ha anunciado también la aprobación de un nuevo departamento compliance que desarrollará "mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias con absolutas garantías", a semejanza de lo que sucede en las grandes empresas, para comprobar y castigar cualquier sospecha de comportamiento no ejemplar dentro de las filas del PP.

Pero hay más. El PP de Pablo Casado va a cerrar aún más la puerta a la corrupción de las épocas de Mariano Rajoy o de José María Aznar. El presidente del partido ha dado la instrucción a sus dirigentes nacionales y territoriales de "no dar más explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o que, incluso, haya podido perjudicarle".

Convención Nacional en otoño

La de este martes ha sido una mañana de anuncios, quizá los últimos que realice el presidente del partido y su directiva desde la sede de Génova. Casado ha anunciado, además de lo anterior, la celebración de una nueva Convención Nacional en otoño con el objetivo de "ampliar" la base electoral del partido y convencer a los que se han marchado para que "vuelvan" al Partido Popular.

El líder del PP ha querido abrir la puerta de la formación a todos, "vengan del proyecto político que vengan", aunque sí ha insistido en que el PP no se moverá de la centralidad. Casado se ha reafirmado en la ruptura con Vox y en el "discurso de la moción de censura" como la "hoja de ruta" estratégica, que no abandonará a pesar de los malos resultados en Cataluña. "Debemos mantener el rumbo. Las velas están bien orientadas", ha subrayado.

"Unir para ganar"

Para avanzar en esa estrategia, Casado se ha comprometido a diseñar un plan estratégico de "recuperación", tanto para recuperar el espacio electoral perdido en Cataluña como para la Convención de otoño, a la que el partido pretende llegar fortalecido y aupado por la confianza de sus votantes, "incorporando a representantes de la sociedad civil" y "captando talento, tanto dentro como fuera del PP".

En este punto, el líder del partido ha deslizado la necesidad de "unir para ganar" revitalizando el proyecto de absorber al partido de Inés Arrimadas y a todo el electorado situado en el centro del proyecto político. Lo que no hará Casado será dar un paso atrás en su estrategia de desvincularse a sí mismo y a las siglas del PP de la "derecha populista". "Ni queremos ganar en la radicalidad ni a España le serviría para nada", ha zanjado.