"La prisa no tiene que estar reñida con hacer bien el trabajo". La líder de la CUP, Dolors Sabater, ha enfriado las aspiraciones de Pere Aragonés de asumir la presidencia de la Generalitat. Si el candidato de ERC hablaba este lunes de cerrar un pacto de gobierno en dos semanas mejor que en tres, los antisistema salieron ayer en tromba para frenar la presión republicana y dejar claras su condiciones, entre las que está, de nuevo, el respeto a sus complejos procesos de decisión.

En las primeras horas tras las elecciones, Esquerra optó por sacarse de encima la presión señalando a la CUP como su primer interlocutor en las conversaciones para reeditar un gobierno independentista en la Generalitat. Los anticapitalistas devolvieron la pelota al tejado republicano este martes. Sabater y Carles Riera desde Barcelona, y Mireia Vehí desde Madrid, comparecieron ante la prensa para es dejar claras sus condiciones y recordar que es Esquerra la que busca apoyos.

Eso sí, todos reconocen que esta vez, a diferencia de legislaturas anteriores, la CUP está dispuesta a implicarse en el Govern. "La pregunta de si vamos a entrar en Govern se la tienen que hacer a ERC" argumenta Vehí. "La CUP no tiene como objetivo conseguir el poder, queremos referéndum, fin de la represión, transición ecológica y rescate social".

Negociar con 11 organizaciones

Para llegar a ese punto, sin embargo, Aragonés tendrá que convencer a todas organizaciones que forman parte de la candidatura CUP-Guanyem tanto de los miembros de la coalición como del programa de gobierno. "Serán unas negociaciones complejas" ha advertido Riera, recordando que "somos una candidatura con 11 organizaciones".

De momento, la CUP ha aceptado la invitación a reunirse con el equipo negociador de ERC, integrado por Marta Vilalta, Josep Maria Jové, Sergi Sabrià y Laura Vialagrà. Pero ya ha advertido de que de momento van a "escuchar" las propuestas de Aragonés, que trasladarán al próximo Consell Nacional de la organización, el 27 de febrero. Y no tienen ninguna intención de tomar una decisión definitiva entonces, ha advertido Riera.

Aragonés quiere presupuestos...

Antes de hablar de nombres o cargos, señalan, quieren cerrar el programa de gobierno. "El qué y el cómo será prioritario", advierte Sabater, para que "no se ponga en marcha un Govern como el de estos años, que pese a tener mayoría independentista" no ha sido capaz "en tres años" de avanzar "ni en el campo independentista ni en el de los derechos sociales y económicos".

Para evitar bloqueos, Aragonés insiste en que quiere ligar la formación del gobierno con el compromiso de aprobar los próximos presupuestos de la Generalitat. Unas cuentas que serán determinantes para definir la salida de la crisis post-covid y la gestión de los fondos europeos.

El aspirante republicano no quiere pasar por la misma experiencia de Carles Puigdemont, quien tras su investidura in extremis por parte de la CUP tuvo que someterse a una cuestión de confianza para que le aprobaran las cuentas a su gobierno. Los antisistema tumbaron las cuentas de 2016, y Puigdemont tuvo que forzar una moción de confianza, y prometer el referéndum de 2017 para que los antisistema aprobaran sus cuentas.

... la CUP exige un referéndum

Pero la CUP volverá a poner un referéndum "vinculante y con reconocimiento internacional" sobre la mesa. Será la primera exigencia de los antisistema, que quieren que Aragonés se comprometa a la celebración de una nueva consulta antes de que acabe la legislatura. "Si puede ser antes de 2025, mejor" apunta Sabater.

Trabajamos con cuatro objetivos, explica Vehí: "Referéndum, fin de la represión, plan de rescate social y transición ecológica". Y añade: "Si está esto encima de la mesa la CUP hará lo que tenga que hacer". Es decir, se comprometerá con la estabilidad del futuro gobierno catalán. Un gobierno en el que los antisistema no tienen especial interés por ver a los comunes, como pretende Esquerra y rechaza frontalmente JxCat.

Illa ronda de contactos

Paralelamente, el socialista Salvador Illa ha completado ya su primera ronda de contactos telefónicos con los líderes del resto de los partidos con representación en el nuevo Parlament. Con una salvedad, la de Vox, formación a la que el ex ministro ha excluido de las negociaciones.

"Cordialidad y prudencia". Con estas dos palabras definía Illa el tono de esas primeras conversaciones, tras anunciar la ronda en sus redes sociales. En todas ellas ha insistido en su voluntad de presentarse a un debate de investidura, como ganador de las elecciones. Una oportunidad que no están dispuestos a brindarle sus rivales independentistas.

Illa insiste ante sus interlocutores en que las urnas muestran un "voto a favor del diálogo y el reencuentro" los lemas de su campaña. Y defiende que arrojan una mayoría "de izquierdas y progresista que él puede liderar". El siguiente paso es una ronda de contactos "presenciales" y "discretos" en los próximos días, para explorar sus apoyos.