Las piezas van encajando en el tetris político que Moncloa y Esquerra han organizado para escenificar la distensión entre gobierno y Generalitat. Tras el anuncio de los indultos explicitado por Pedro Sánchez, este lunes se han precipitado los acontecimientos con una carta abierta de Oriol Junqueras en la que el líder de ERC y el encuentro de Sánchez y Pere Aragonès en un acto de Fomento del Trabajo.

La concesión de las medidas de gracia parece inminente, y todo apunta que el próximo destino de Junqueras será recuperar las riendas de Esquerra, cuya sede en la calle Calabria aparece inusualmente vacía tras el desembarco de la dirección del partido en el Palau de la Generalitat.

El ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, insinuaba este mismo lunes, poco antes hacerse público el artículo de Junqueras, que los indultos serán una realidad antes de vacaciones. Preguntado sobre este extremo en una entrevista en la SER, apuntaba: «Yo creo que sí, pero mi padre decía que creer es no saber y como no depende de mí... Tenemos esta dificultad de opinar sobre una cosa que no ha ocurrido y nos movemos en el terreno de la hipótesis y lo abstracto. Pero no creo que tarde mucho».

Todo hace prever que la medida de gracia parcial que prepara el Gobierno supondrá la conmutación de la pena de prisión, pero no la inhabilitación para cargo público. Esa pena, sin embargo, no impediría a Junqueras volver a ejercer como presidente ejecutivo del partido. En un reparto de papeles similar al que tan bien le ha funcionado al PNV, Junqueras marcaría la dirección política de ERC, mientras Pere Aragonès gestionaría con cierta libertad el día a día del Govern.

El primer paso para ese reparto de papeles ya lo ha dado, de hecho, el nuevo presidente catalán. La conformación de los equipos del nuevo ejecutivo catalán ha supuesto, en la práctica, un serio vaciado de altos cargos de Esquerra, que han desembarcado en masa en la Generalitat. La toma de posiciones en el Palau de la Generalitat no se ha saldado con un simple traslado de los equipos que ya forman parte del Govern, en el caso de Aragonès en el Departamento de Economía y Hacienda. Los máximos responsables de la dirección del partido en los últimos tres años tienen ahora despacho en Palau.

Sabrià, mucho más que un director de Oficina

El caso más sintomático es el de Sergi Sabrià, vicesecretario de comunicación y estrategia y, hasta ahora, presidente del grupo en el Parlament. Sabrià es el nuevo director de la Oficina del President. Un director plenipotenciario, con voluntad de ejercer el mando desde Palau en una figura que algunos ya comparan con Lluís Prenafeta, histórica mano derecha de Jordi Pujol en sus primeros gobiernos.

Junto a él, se traslada a Govern el periodista Carles Foguet. Poco amigo de los focos, ha sido uno de los responsables de la estrategia discursiva del partido en los últimos años, y asume ahora la poderosa Dirección de Comunicación del Govern, de la que dependen medios públicos y buena parte de las ayudas a los privados. Compartidas, eso sí, con la dirección de Difusión, que ha quedado en manos de Jaume Giró, conseller de Economía a propuesta de JxCat.

También estará en Palau el hasta ahora jefe de prensa de ERC, Jordi Vera, como responsable junto a Patricia Plaja de la portavocía del Govern.

El partido, en manos de Rovira

El partido queda en manos de Marta Vilalta, secretaria general adjunta y portavoz. De la máxima confianza de Marta Rovira, que sigue ostentando y ejerciendo el cargo de secretaria general desde Suiza. Y Josep Maria Jové, mano derecha de Junqueras y ahora presidente del grupo parlamentario.

Pendiente del proceso que instruía el juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, que en su caso ha asumido ahora el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) Jové entró por primera vez en las listas de Esquerra del 14F en una maniobra que muchos asocian a la voluntad de conseguir el aforamiento para el "hombre de la Moleskine" en la que se basó buena parte de la instrucción del procés.

La salida de prisión de Junqueras hace prever que el presidente del partido vuelva a tomar las riendas de la formación, con Jové de nuevo como mano derecha y punte de Junqueras con el grupo en el Parlament. Un grupo en el que Jové y Vilalta comparten protagonismo, en la misma proporción en que Junqueras y Rovira comparten la dirección de ERC.

Está por ver en qué se traduce el aterrizaje de Junqueras en una estructura que, según los próximos a la sede de la calle Calabria, Marta Rovira ha seguido controlando con mano férrea pese a su huida a Suiza.