España

UNA MAREA ROJIGUALDA INUNDA EL CORAZÓN DE MADRID

Clamor en Colón: "No se puede pisotear la ley. Sería el salvaje Oeste"

Los ciudadanos de a pie, protagonistas de una cita en la que no se reeditó la "foto de Colón" y se produjeron tensiones entre partidarios del PP y Vox

Manifestantes durante la concentración convocada por la plataforma Unión 78 EFE

No faltó ni Pepa, adornada con una bandera española asida al cuello. “Es que siempre viene con nosotros. En esto estamos todos unidos, hasta los animales”, dice Lolita, la dueña del chucho a las puertas de Colón. Para entonces, los organizadores habían cerrado los accesos a la plaza, superada por una participación que la delegación del Gobierno cifró en 25.000 almas y el ayuntamiento en 126.000. Los problemas técnicos provocaron un retraso de una hora que la multitud soportó bajo un sol de justicia. “Ya ha llegado otro camión”, avisaban desde la organización cuando el reloj rozaba la una de la tarde.

Los altavoces hicieron acto de presencia, cosechando los primeros aplausos y haciendo ondear un mar de banderas españolas que habían resistido con estoicismo el calor de junio. El escritor Andrés Trapiello inauguró las voces de la tribuna, citando a Antonio Machado por boca de Juan de Mairena: “Recuérdelo, Sánchez, cuando se siente en la famosa mesa de negociación que no de diálogo: 'De aquellos que dicen ser gallegos, catalanes, vascos, extremeños, castellanos, etc., antes que españoles, desconfiad siempre. Suelen ser españoles incompletos, insuficientes, de quienes nada grande puede esperarse'”.

854 días después de aquella primera manifestación, los caminos han vuelto a confluir en Colón, convertida en el epicentro del ajuste de cuentas contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Como entonces, decenas de miles de personas se han congregado este domingo para rechazar el diálogo con los independentistas, representado ahora en los indultos que el Ejecutivo barrunta conceder a los líderes del 'procés'. Al grito de “Viva España” y “Puigdemont, a la cárcel”, un clamor ha reivindicado la Constitución de 1978 y la unidad del país, convocados por “Unión 78”, una plataforma fundada por, entre otros, Rosa Díez, el filósofo Fernando Savater o la ex líder del PP vasco María San Gil.

“Es que hay que reivindicar que la justicia sea igual para todos”, explica David Amores en la esquina en la que se congregan los simpatizantes de Vox. Su cuadrilla lucía unas camisetas con el lema “Sánchezvetaya”, desvaídas ya por el uso. “Es que llevamos mucho tiempo pidiéndolo. Venimos a casi todas las manifestaciones pero este señor no se va ni con aceite”; desliza con sorna. A unos metros, unas ancianas reclamaban también “la dimisión del Gobierno” encaramadas a uno de los bancos frente al escenario.

Una asistente durante de la concentración convocada por la plataforma Unión 78

Los ciudadanos fueron llegando al perímetro mucho antes que los políticos, con horas de antelación, procedentes del Paseo de Recoletos, la calle Serrano y otras vías aledañas. Bajo el monumento a Cristobal Colón, Antonio, un sanitario extremeño de 28 años, empuñaba una enseña de la Cruz de Borgoña. “No soy carlista pero la llevo como una reivindicación histórica de la unidad”, arguye el joven, quien como otros tantos en Colón, exhibe recelos hacia la representación política. “Milité en Ciudadanos pero ya no tengo simpatías hacia ese partido, tampoco al PP. Les faltó ambición y debieron aplicar la ley con más firmeza en Cataluña”, comenta.

Una manifestante con su perra "Pepa" en los aledaños de Colón
Una manifestante con su perra "Pepa" en los aledaños de Colón

También reinaron otras banderas sobre el fondo rojigualda que vistió Colón. “Vengo con una señera porque tengo amigos en Cataluña y me lo han pedido. A los catalanes les queremos. España es una e indivisible”, reconoce Lourdes, una jienense afincada en Madrid. “A Cataluña la levantaron los andaluces”, interviene su hermana. Entre la multitud, también hubo algún intento de exhibir banderas preconstitucionales. “Imagino que sí, que son nostálgicos de Franco pero yo no lo sé. Yo no viví esa época”, se desmarca el compañero de uno de los portadores del “aguilucho”.

A diferencia de la protesta que en 2019 reunió a los tres líderes del PP, Ciudadanos y Vox, los representantes políticos estuvieron lejos de la primera línea, por expreso deseo de los organizadores. Derpedigados entre la multitud, asistieron el presidente del PP, Pablo Casado, acompañado de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida; la actual líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas; y el presidente de Vox, Santiago Abascal. Tanto Casado como Arrimadas evitaron por todos los medios reeditar la foto de Colón con Abascal, que hizo correr ríos de tinta.

Sin "foto de Colón" y con escenas de tensión

A la cita excusaron su asistencia, alegando motivos personales y de agenda, los principales barones regionales del PP, entre ellos, los presidentes de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla; y Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Poco antes del mediodía, Casado, Ayuso y Almeida abandonaron la sede de Génova y comenzaron un desfile hacia Colón no exento de tensión. Un grupo de jóvenes, altavoz en ristre, le acusaron de “traidor” y se produjo un encontronazo con simpatizantes del PP.

“Ha venido un señor a empujarnos. Les queríamos decir que no se cuelguen medallas, que luego son ellos cuando gobiernan a los que les dan un golpe de Estado”, declaró a este diario uno de los promotores de la protesta a las puertas de la sede del PP, con pancartas que denunciaban que “el PP dejó que se fugara Puigdemont” e interpelaban a Casado por no haber apoyado la moción presentada por Vox. “Yo voté a Rajoy las dos últimas veces que se presentó. Luego a Vox”, confesó uno de ellos.

Frente a la reedición de “la foto de Colón” que tanto inquietaba a PP y Ciudadanos, cada partido optó por una estrategia diferente. Los populares se entregaron en demostrar su implantación territorial recogiendo firmas contra los indultos en las plazas de la Constitución de las principales ciudades de España y alguna de sus sucursales regionales han celebrado este domingo protestas. En Génova, los papeles de firmas volaban de las manos. “Es una vergüenza el Gobierno que tenemos. Yo vengo a todas las manifestaciones, incluidas las contrarias al aborto”, arguyó Pilar, una ama de casa de 73 años, mientras ponía su rúbrica a la iniciativa popular.

Una manifestante, que dice ser ex votante del PSOE, en Colón
Una manifestante, que dice ser ex votante del PSOE, en Colón

"No vuelvo a votar a Sánchez"

“Yo defiendo mi país frente a este presidente, que quiere permanecer en el poder cueste lo que cueste, aunque me gustaría que Casado fuese más firme”, clama Jose María, con una pancarta que recuerda que “Roma no paga a traidores”. Unos metros más arriba, un vendedor hace el agosto, con enseñas patrias a 10 euros. “Banderas más grandes que Colón”, exclama cuando una riada humana desfila hacia la plaza. “Yo es que no estoy a favor de que se pisotee la ley. Esto será el 'far west'”, declara Manuel.

Entre el paisanaje reunido en Colón, no solo había manifestantes reincidentes. “No vuelvo a votar a Sánchez. Es una persona sin principios. No protege las fronteras y se alía con golpistas. Votaré al PP aunque, salvo en política territorial, no me represente”, afirma una mujer que se niega a proporcionar su nombre. “He venido en coche desde Murcia. Esto no se puede tolerar, estamos hartos de este gobierno”, dice Diego, de 26 años, con voz ronca. “Es que ya que hemos venido el finde, hemos aprovechado”, agrega.

Rosa Díez, la estrella fugaz

Sergio, en cambio, desembarcó en Colón procedente de Barcelona. “Tengo un negocio que se fue a pique por la mala gestión de Sánchez”, esboza quien se presenta como “libertario” de 35 años. “Ha sido breve pero no ha estado mal”, opina. En media hora, los organizadores despacharon los discursos. El más aplaudido, el de Rosa Díez. “Hoy en la Plaza de Colón, a la sombra de la bandera de España, nos hemos unido ciudadanos de todas las ideas, orígenes y credos, hombres y mujeres de todas las edades para frenar la deriva de un gobierno inepto, parasitario y autoritario y para decir alto y claro ¡basta ya!”.

“A mí me gusta mucho. Rosa es muy sensata y debería estar en Vox. Ponlo en tu crónica”, implora María, una acólita de Abascal llegada desde Almería. “Llevábamos aquí desde las 8 de la mañana. Y ahora nos vamos a por unas cervecitas”, admite cuando el gentío ha abandonado ya la plaza y ella, con una camiseta protagonizada por Abascal y con “with him we win” (con él ganamos, en inglés) como rótulo, es una de las últimas en marcharse. A unos pasos, un señor grita megáfono en mano: “¡Viva la reconquista! ¡España una y no 51!. Mirad qué bonita es y que sombra da nuestra bandera. Qué orgullo de país”.

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