Unas 9.500 localidades "y los que se queden fuera". El PP está exultante. El ambiente que se respiró ayer en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia "no lo teníamos desde hace años". Los tropiezos de la organización y las polémicas de la semana de la convención nacional de los populares -unos riesgos con los que "ya se contaba"- no ha sido impedimento para que decenas de dirigentes del partido, desde la cúpula nacional hasta las capas autonómicas y locales, perciban con optimismo la "nueva etapa" que se abre en cuanto cese la música en la Ciudad del Turia. "Normalmente organizamos los eventos para el 80% de las personas que confirman. Pero hoy no ha faltado nadie", se congratulaba un dirigente autonómico. Y el domingo más, "¡y mejor!", apostillaba.

La plaza de toros de Valencia es un lugar simbólico. Su elección nunca fue casual. Es un escenario que recuerda al PP de las mayorías absolutas, precisamente el modelo de partido al que quiere avanzar Pablo Casado en la larga precampaña que ya ha comenzado para los populares. Aunque se valoraron diversas opciones desde la dirección nacional para celebrar la traca final de la convención, fue el presidente del PPCV y candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, el que terminó de convencer al 'líder'. "Pablo, si vienes a Valencia llenamos la plaza", le dijo hace meses. Y salir a hombros del coso que encumbró a los dos ex presidentes del Gobierno del PP en las urnas era una oferta que Pablo Casado no podía rechazar. Ya lo dijo José María Aznar el pasado jueves durante su coloquio en Sevilla: "No hay dos sin tres".

El partido se guarda "sorpresas" para la clausura del PP. En su intervención, Pablo Casado estará acompañado de dos líderes internacionales: el canciller de Austria, Sebastian Kurtz, y el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis. Al jefe de la oposición también le escoltará Carlos Mazón, el dirigente con el que el PP pretende recuperar la Comunidad Valenciana, feudo histórico de los azules; y por María José Catalá, que aspirará a la alcaldía de la ciudad del Turia. En la plaza también habrá hueco para un invitado un tanto especial: el ex presidente de la Generalitat, Francisco Camps, confirmó días atrás su asistencia al evento. El histórico dirigente valenciano volverá así a tender puentes con el partido que marcó distancias con él cuando comenzó su periplo judicial. "Un ex presidente debe estar afiliado al PP con normalidad. A Camps se le ha tratado muy mal. Es de justicia que asista y nos alegramos mucho de que lo haga", celebran fuentes autorizadas del partido.

Pablo Casado pronunciará un "discurso de partido" en el que se presentará como "hombre de Estado" y en el que repasará el mensaje que ha ido moldeando el PP durante toda la semana: que existe "alternativa" a Pedro Sánchez y que es necesario "unir" al centroderecha para vencer al "comunismo" y al "populismo" en el que, por primera vez, han incluido a Vox. Pero por muchas palabras que contenga el discurso del presidente del PP este domingo, en el partido tienen claro que el foco estará en la "imagen de fuerza" que consigan trasladar al conjunto de la sociedad. "La foto es el mensaje", insisten.

Con Ciudadanos prácticamente fuera de juego, en el primer partido de la oposición entienden que la panorámica que consigan este domingo en la plaza de toros de Valencia debe transmitir a sus rivales la idea de que el partido está "fuerte", que el liderazgo de Pablo Casado está consolidado, que el PP cuenta con "una gran masa de militantes" y que muchos de ellos "han vuelto a casa". Según deslizan en el partido, una foto con 10.000 personas arropando al líder del PP es algo "que no ocurre desde hace muchos tiempo" y confían en que pueda desactivar uno de los principales músculos electorales de Vox: su capacidad de convocatoria. "Esto hace tres años no se podía hacer", insisten. Este sábado, la llegada de militantes ha desbordado las previsiones del partido, y centenares de personas no han podido acceder al Auditorio de Les Arts, donde se han celebrado los múltiples coloquios del partido.

El PP se aleja de Vox

Pero más allá de la movilización de sus bases, la convención nacional del PP ha dibujado otras líneas de actuación política que definirán la estrategia del partido, al menos en el corto plazo. Uno de los discursos más elocuentes en este sentido ha sido el que pronunció el secretario general del PP, Teodoro García Egea, durante la sexta jornada de la convención de Valencia, antesala de la traca final de este domingo. El número dos de Casado dibujó que, una vez recuperada la hegemonía en las encuestas, el siguiente objetivo que se han marcado a fuego los populares es el de los 176 escaños, es decir, alcanzar la mayoría absoluta en las próximas generales para no depender de Vox.

No habrá cordón sanitario, pero el PP sí ha ampliado la distancia con Vox en esta convención. A los discursos de diversos dirigentes que durante la semana han exigido a Casado "no caer en las trampas del populismo" de "izquierda y derecha" se ha sumado el de García Egea, que ha apostado por la "centralidad" del partido como vía para ganar las siguientes elecciones y ha hecho un llamamiento a "ensanchar el centro", el único espacio al que debe aspirar a ocupar el PP. Ha defendido el secretario general cómo el PP se mantuvo "firme" en los pactos con Vox, que siempre ha apoyado desde fuera los "gobiernos de la libertad" que se firmaron "sólo con Ciudadanos". "Ningún pacto merece la pena renunciar a nuestros principios", insistía a Egea.

El equilibrio del PP con Vox ha sido una de las grandes incógnitas a la que se trataba de dar respuesta en la convención nacional del partido. Y la fórmula que parece primar en el partido de Pablo Casado es la de mantenerse alejados de Vox, pero dejando entreabierta la puerta para futuros apoyos externos. Aunque el PP aspire a mayorías absolutas, lo cierto es que la demoscopia sigue siendo caprichosa y que, al menos de momento, Casado no entraría en Moncloa si no tiende la mano a Santiago Abascal.