Al inicio del otoño, el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) lanzó una oferta de 10.000 puestos de trabajo con los que las organizaciones agrarias querían asegurarse mano de obra española con vistas a la próxima campaña de la fresa en Huelva. Fue un fracaso absoluto. Cerrado el plazo, tan sólo 800 compatriotas mostraron interés, según los datos ofrecidos por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
En una provincia con 49.894 demandantes de empleo (11.048 en agricultura y pesca al cierre de octubre pasado según el SEPE), más de la mitad de la mano de obra que recolectará los frutos rojos en la próxima campaña estará formada por trabajadores de Europa del Este (Rumanía, Bulgaria...) y extracomunitarios (Marruecos y países subsaharianos). El contingente extranjero se ampliará con la llegada de 500 jornaleros hondureños y ecuatorianos en una experiencia piloto que, de resultar positiva, incrementará su número en próximas temporadas.
"El mercado es libre y cada uno decide si quiere coger la oferta de ir al campo o no. No vamos a criminalizar al español; entendemos que es un trabajo duro y que hay otras actividades que pueden ser más interesantes. No lo criticamos y lo respetamos, como también es respetable que el empresario busque en otros sitios donde exista esa mano de obra que le permita recolectar un producto perecedero", declara a este diario Manuel Piedra, secretario general de UPA-Huelva y máximo responsable de Movilidad y Políticas Migratorias de esta organización a nivel nacional.
La campaña de las berries en Huelva arranca a finales de diciembre con la recogida de las variedades más tempranas y, durante los primeros meses, se cubre con mano de obra local. La "tormenta perfecta" -describe Piedra- llega en marzo, cuando coinciden cinco producciones agrícolas (fresa, arándanos, frambuesa, mora y cítricos) y las necesidades de personal en los tajos aumentan de forma notable.
De acuerdo con los datos facilitados por el representante de la UPA, la recolección de los frutos rojos en esta provincia andaluza requiere cada año unos 100.000 trabajadores (alrededor de ocho por hectárea cultivada), de los que sólo 52.000 son españoles. A éstos se suman otros 26.000 jornaleros de países del Este de Europa, unos 15.000 subsaharianos y 12.700 marroquíes.
Hostelería y servicios
"Sabemos que en marzo vamos a tener déficit de mano de obra local porque hay gente que se va a otro tipo de trabajos. Huelva es un gran destino turístico y muchos se marchan a trabajar a la hostelería y servicios. Es lícito que quieran dedicarse a otras actividades que, por el buen clima que hay en Andalucía, duran prácticamente hasta octubre", justifica.
Las organizaciones agrarias intentan cubrir esa falta de jornaleros locales por varias vías. Desde hace años, piden a la Junta de Andalucía que lance una oferta de empleo para todo el territorio nacional a través del SAE. Con la última convocatoria, cuyo plazo expiró el pasado 21 de octubre, tan sólo se ha alcanzado el 8 % de las plazas que se pretendían cubrir.
"Los empresarios somos los primeros interesados en que sea mano de obra local, no por una cuestión patriótica ni nada por el estilo sino porque ayuda para el arraigo y para que repercuta en la economía de nuestros pueblos. También porque un trabajador nacional nos sale mucho más barato: se le paga el convenio del campo, pero no tenemos que poner la vivienda ni correr con los gastos de luz, agua ni traslados", precisa Piedra.
Huelva cerró octubre con casi 50.000 desempleados, el 22% en el sector de agricultura y pesca
El otro camino es recurrir al contingente de temporeras en origen para poder completar la demanda laboral que requiere la campaña agrícola. Es el caso de las mujeres marroquíes, mayoritariamente repetidoras en las explotaciones onubenses. Ello supone un aporte de más de 12.000 trabajadoras, volumen que el país vecino -en pleno enfriamiento de las relaciones diplomáticas con España- no permite aumentar.
Esta circunstancia llevó a las organizaciones agrarias a pedir al Gobierno que firmara convenios con otros países para poder llevar a cabo contrataciones en origen y ampliar así el margen de maniobra, lo que posibilitará que 250 ecuatorianos y 250 hondureños vengan a los campos de fresa onubenses a trabajar en la próxima campaña de recolección. Éste es un sector clave para la economía andaluza, aportando en torno al 8 % del PIB de la comunidad.
El acuerdo relativo a la regulación y ordenación de los flujos migratorios con la República del Ecuador es efectivo desde el 28 de junio de 2001. El Consejo de Ministros celebrado el pasado 25 de mayo dio el visto bueno a la firma con Honduras, país centroamericano que desde el pasado año solicitaba poder participar en el programa de contratación colectiva en origen que lleva a cabo la Dirección General de Migraciones (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones).
Experiencia piloto con Ecuador y Honduras
En 2022 se llevará a cabo una experiencia piloto con trabajadores de ambos países. En Ecuador, el Gobierno hizo una preselección de 1.500 candidatos entre los 35.000 interesados y las organizaciones agrarias españolas eligieron el mes pasado a 250 tras llevar a cabo entrevistas personales en tres zonas del país: Norte (Quito), Centro (Riobamba) y Sur (Azogues).
Según detalla la UPA, todos los jornaleros tienen edades comprendidas entre los 21 y los 45 años y proceden de zonas rurales. Tanto este contingente como el formado por 250 hondureños llegará a España a principios de enero y permanecerá hasta finales de junio, una vez que termine la campaña. Los empresarios correrán con los gastos de los pasajes de ida, el alojamiento, la luz y el agua, mientras que los trabajadores tendrán que pagarse el billete aéreo para regresar a sus países.
"Lo que se prevé es que hagan seis meses de campaña y vuelvan a sus casas, ése es el objetivo de la migración circular. Vamos a ver cómo funciona ese retorno, cómo se adaptan a nuestra actividad, nosotros a su forma de trabajar y, si sale bien, podríamos traer de uno o de los dos países un amplio dispositivo de mano de obra", explica Manuel Piedra.
Según datos de la Asociación Onubense de Productores y Exportadores de Fresa (Freshuelva), la superficie cultivada de frutos rojos en Huelva alcanzó la pasada campaña las 11.630 hectáreas, de las que más de la mitad -exactamente 6.105- correspondían al producto 'estrella': la fresa. El resto eran plantaciones de arándano, frambuesa o mora.
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