La vía española está a punto de ser archivada. La investigación de la Fiscalía Anticorrupción que trataba de dirimir si las empresas españolas pagaron comisiones millonarias a autoridades saudíes para la concesión del contrato de ampliación del AVE a La Meca expira su último hálito, sin horizonte procesal alguno. Existe, sin embargo, un fleco, el que representa la iraní Shahpari Zanganeh, la que fuera considerada “intermediaria” en la adjudicación y que tiene abierto un litigio de arbitraje contra las compañías privadas del consorcio español. Zanganeh, en conversación con El Independiente, asegura que le adeudan aún más de la mitad de la cantidad pactada por sus servicios de asesoría.

Zanganeh mantiene desde 2020 un contencioso con las firmas privadas españolas del consorcio, entre las que figuran OHL, Cobra (filial de ACS), Inabensa (perteneciente a Abengoa), Talgo Imathia, Copasa e Invensys Rail Dimetronic. La viuda del traficante de armas saudí Adnan Khashoggi las demandó ante el Tribunal Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, con sede en París. Se espera una resolución a lo largo de este 2022. Las firmas que participaron en el diseño y la construcción de la línea de alta velocidad que une las ciudades santas saudíes de La Meca y Medina dejaron de pagar sus emolumentos cuando estalló la polémica.

El arbitraje internacional iniciado por Zanganeh se resolverá en 2022

La demandante, a través de sus abogados, niega a este diario que fuera una "comisionista", como se la ha acusado en múltiples ocasiones desde que en 2018 se iniciara la investigación de la Fiscalía a partir de las revelaciones de la empresaria alemana y examante del Rey emérito, Corinna Larsen, al comisario investigado y entonces en prisión preventiva José Manuel Villarejo. Según su testimonio, Juan Carlos I se había llevado en 2008 una «comisión» de 65 millones de euros de su amigo, el rey saudí Salman Bin Abdulaziz Al Saud, por mediar en la adjudicación del contrato a las empresas españolas. Un dinero que acabó traspasado, de manera prácticamente íntegra, a una cuenta de Larsen en Bahamas.

Las fiscalías española y suiza -que también abrió una investigación a Larsen por presunto blanqueo en la operación de traspaso del dinero y ya la ha archivado- intercambiaron información en la que se situaba a Zanganeh como receptora de 100 millones de los empresarios españoles para que pagara sobornos a autoridades saudíes con las que está bien relacionada. Ella lo ha negado ante los investigadores.

Zanganeh, en la estación del AVE de Yeda, en una fotografía cedida por su equipo

“A diferencia del trabajo que desarrolla un comisionista, la firma de servicios de consultoría de la Sra. Zanganeh, Epica, prestó una larga lista de servicios profesionales y trabajo efectivo a diario durante las fases de licitación y ejecución del Proyecto, así como durante el periodo inicial de prueba y puesta en marcha de la operación, para los cuales se acordó una remuneración por todas las partes que firmaron el contrato con Epica”, replica la iraní en una de las contadas declaraciones públicas que ha realizado. “Dicha remuneración jamás ha sido compartida con ningún tercero. Estos servicios fueron prestados bajo un contrato (el contrato de consultoría), que estaba sujeto a los más altos estándares internacionales, y han sido ampliamente conocidos por los miembros del consorcio español y por otras muchas partes involucradas en el proyecto del AVE”, agrega.

"Una profesional que trabajó eficazmente"

Zanganeh -que fue durante años una incondicional de los veranos de Marbella, donde conoció a Adnan, por aquel entonces uno de los hombres más ricos del planeta- insiste en que “su labor no consistió en la mera intermediación para conseguir la adjudicación del proyecto”. “El proyecto se adjudicó finalmente al consorcio español Al Shoula como consecuencia de haber aportado una oferta técnica muy sólida y un precio competitivo ganador”, desliza.

Zanganeh está decidida a defender su reputación con el mismo ahínco con el que Larsen abre fuego contra los “intereses españoles” que -asegura- tratan de dañar su imagen. “La Sra. Zanganeh es una profesional con experiencia que trabajó de manera efectiva para apoyar al consorcio Al Shoula en el proyecto del AVE a La Meca como project developer desde el principio del proyecto, aproximadamente en 2008, y durante un periodo de 10 años”, advierte.

En 2018, las revelaciones hicieron saltar por los aires unas relaciones mercantiles que han estado durante estos tres últimos años bajo escrutinio judicial, con escaso éxito. Hace unas semanas el fiscal suizo Yves Bertossa archivó la causa por la imposibilidad de demostrar la ilicitud de la donación que el rey saudí hizo a don Juan Carlos en calidad de “regalo de hermano”. En 2020, ante la sucesión de impagos, Zanganeh trasladó su batalla con las empresas privadas del consorcio español al arbitraje internacional, donde confía poder restituir sus derechos.

No hay ninguna duda acerca de la absoluta legalidad y transparencia del contrato de consultoría

“No hay ninguna duda acerca de la absoluta legalidad y transparencia del contrato de consultoría”, alega la empresaria. “Tanto es así que Epica inició un arbitraje ante la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional frente a ciertas empresas privadas del Consorcio para requerir el pago de las cantidades derivadas de su contrato de Consultoría que a día de hoy permanecen impagadas y que representan algo más de la mitad de los honorarios acordados”, denuncia quien, en cumplimiento de los requisitos de confidencialidad del arbitraje, rehúsa aportar más comentarios al respecto.

Conoció al emérito en Alemania, allá por 2005

Zanganeh, de 57 años, sostiene que “jamás ha tenido ningún tipo de relación económica, financiera o personal de amistad con el Rey Don Juan Carlos”. Recuerda que ella “participó activamente en la concesión del proyecto del AVE porque había sido contratada para apoyar a los miembros privados del consorcio Al Shoula durante dicho proceso, dada su amplia trayectoria profesional en la región y sus relaciones profesionales anteriores con diversas empresas de primer nivel”.

La tercera esposa de Adnan conoció al emérito, establecido en Emiratos Árabes Unidos desde agosto de 2020, “en un evento profesional en 2005 en Alemania para la promoción de empresas alemanas”. Celebró varias reuniones con él un año después con el fin de “preparar la visita oficial y comercial a Arabia Saudí para la promoción de empresas españolas en ese país”. El periplo se celebró en abril de aquel mismo año y Zanganeh participó como “una invitada más”, pues por aquel entonces ya trabajaba con la multinacional española OHL.

La iraní reside en la actualidad en Arabia Saudí, donde cuenta con amplios contactos, y tiene dos hijos de su relación con el magnate, Kamal (26) y Samiha (25). La pareja contrajo matrimonio en 1991 y se divorció en 2014. Adnan era tío de Jamal Khashoggi, el periodista saudí asesinado y descuartizado en el consulado saudí en Estambul en octubre de 2018. Zanganeh, por su parte, es hija de una afamada cantante de ópera iraní y gozó de una exquisita educación lejos de su país natal, del que ni siquiera tiene ya la nacionalidad.

Zanganeh, en una fotografía cedida por su equipo

Puede que siga siendo un mundo de hombres, pero una mujer competente debería ser capaz de participar tan eficazmente como un hombre y sin prejuicios

Estudió Economía en la Universidad de Boston y más tarde completó su formación en la neoyorquina universidad de Columbia. En los últimos años, asegura haberse ganado la vida como consultora de proyectos en Oriente Próximo, entre los que figura la llegada de la alta velocidad al reino saudí.

Zanganeh, como otras fuentes involucradas en la investigación y consultadas por este diario, apunta a que las diligencias españolas -que han examinado el contrato firmado por su empresa, EPIC Arabia Project Development, con parte de las empresas del consorcio- acabará en nada. La empresaria reconoce “haber colaborado en todo momento con la investigación desde que la Fiscalía Anticorrupción la iniciara en 2018, y continuará haciéndolo”. “En 2019 se reunió voluntariamente con el Fiscal y siempre ha permanecido disponible para reunirse con él cuando le fuera requerido”, asevera. Lleva tiempo, sin embargo, sin tener noticias de la investigación en nuestro país, instalada técnicamente en vía muerta.

Una de las piezas clave del “AVE del desierto” dice estar “orgullosa de su trabajo en un proyecto tan emblemático”. Tiene, no obstante, algunos reproches a quienes la han acusado durante estos años en los que su trabajo en la sombra ha alcanzado la luz pública de los titulares y los mentideros. “Lamenta ver cómo el papel relevante de la mujer en un proyecto de tan alto nivel, liderado principalmente por hombres, se reduce a la condición de mera intermediaria debido a acusaciones infundadas, que no pueden ser respaldadas por ningún tipo de prueba dado que son falsas, tal y como ha quedado demostrado de forma repetida en los procesos de investigación”. “Puede que siga siendo un mundo de hombres en muchos ámbitos, pero una mujer competente debería ser capaz de participar tan eficazmente como un hombre y sin prejuicios”, concluye.