Esteban González Pons (Valencia, 1964), vicepresidente primero del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE) y europeísta convencido, cree que Vladimir Putin esté aplicando el precepto de divide y vencerás para ver cumplida su pretensión vital de "desestabilizar" a los países de la Unión. Que Ucrania es sólo una distracción para que los aliados de Occidente no puedan ver el auténtico problema. Y tal y como se están desarrollando los acontecimientos, teme que Putin lo esté consiguiendo.

En su conversación con El Independiente, el dirigente del PP carga muy duramente contra Vox por auspiciar una cumbre con Orbán tan sólo 24 horas antes de su cita con el mandatario ruso, y hace un llamamiento a combatir a la "extrema derecha" en todas las instituciones, no sólo en Europa. Respecto a un eventual pacto con Santiago Abascal en Castilla y León tras el 13-F, prefiere no opinar. En este caso, se limita a confiar en que la aritmética sea suficiente como para no depender de Vox.

P.- ¿Cuál es el riesgo real de que se produzca un conflicto armado en Ucrania?

R.- El objetivo de Rusia no es Ucrania, sino la desestabilización de la Unión Europea. Putin está repitiendo el final de la Unión Soviética: incrementa el gasto en defensa y alienta el conflicto exterior pese a la ruinosa situación económica en la que se encuentra el país. En mi opinión, no se trata de si va a haber un conflicto militar o no. Se trata de que mientras el régimen de Putin sobreviva, no habrá paz en el resto de Europa.

P.- ¿Ve alguna solución en el corto plazo para rebajar la tensión?

Mientras el régimen de Putin sobreviva, no habrá paz en el resto de Europa

R.- El error que cometemos en Occidente es creer que estamos ante un conflicto puntual y que puede tener una solución ad hoc. Es el mismo error que cometió Hitler en Checoslovaquia o en Austria. Para Putin no se trata de Ucrania, se trata de la Unión Europea. Estamos ante un conflicto global entre Rusia y la OTAN, con el territorio europeo como escenario. Y no tiene cura, tiene un tratamiento que pasa por no ceder. No podemos renunciar a la europeidad de Ucrania ni a su libertad para decidir quiénes son.

P.- ¿Cómo lo ven en Bruselas? ¿Comparten su opinión?

R.- El problema es que cuando todos mirábamos la frontera de Bielorrusia y Polonia, Putin ya estaba actuando en Ucrania. Y ahora que todos estamos mirando en Ucrania, él ya está actuando en la Unión Europea. Orban ya ha roto la unidad. Alemania está mostrando una actitud muy timorata, demasiado compasiva hacia Putin, ya que la mitad del suministro de gas que recibe viene de Rusia y no se puede permitir un cierre en pleno invierno que provoque un caos económico en el país. Macron mantiene también una línea de diálogo con Putin, también empresarios italianos... . El teatro de operaciones de Putin es Europa. Está jugando a dividirnos y, en algunos sentidos, está empezando a conseguirlo.

Putin está jugando a dividir a Europa y, en algunos sentidos, está empezando a conseguirlo

P.- ¿Cuáles serían las consecuencias de esa fragmentación comunitaria?

R.- No veo riesgo de ruptura, pero sí puede suceder que los socios nos dividamos y no tengamos una respuesta unitaria al problema ruso, que va a existir mientras dure ese régimen dictatorial. Rusia es hoy la dictadura de extrema derecha más grande del mundo. Y me sorprende que la extrema izquierda española la respalde. Putin de comunista no tiene nada. Pero el antiamericanismo de la izquierda es más fuerte que el principio de realidad.

P.- La semana pasada, Santiago Abascal recibió a Viktor Orbán y a otros líderes conservadores en Madrid. ¿Qué le parece la posición de Vox respecto al conflicto del Este?

R.- Vox se muestra tibio con Putin porque Rusia es una dictadura fascista y eso a ellos no les disgusta. Creo que Santiago Abascal debería explicar qué hacía con Orbán 24 horas antes de que se marchara a Moscú a venderse a Putin. Me da la sensación de que ese viaje dejó a Vox con el culo al aire.

P.- A la 'cumbre de Madrid' organizada por Vox también acudió el polaco Mateusz Morawiecki, contrario a la política de Rusia.

R.- La posición de Polonia respecto a Rusia está condicionada por el miedo que tienen a una posible invasión. Lo que une a Orbán con Putin es ideología, lo mismo que a Polonia. Pero el problema es que Morawiecki teme que los tanques rusos entren en su territorio. Polonia todavía tiene muy frescas las heridas de la Segunda Guerra Mundial.

Rusia es hoy la dictadura de extrema derecha más grande del mundo

P.- En el PP han sugerido que hay "lazos" que unen a Abascal con Putin. ¿A qué se refieren exactamente?

R.- Ideológicamente Vox y el régimen ruso de Putin son primos hermanos. Lo que de verdad me sorprende del panorama político español es la posición de Podemos al respecto. Putin tiene la extraña virtud de haber conseguido unir a Vox y Podemos en algo.

P.- Primero Varsovia, luego Madrid... ¿Cuál cree que es el objetivo de las cumbres que están celebrando los principales líderes conservadores y de la ultraderecha europea?

R.- Su objetivo es que Europa se haga un Brexit a sí misma. Pero para los que defienden el intergubernamentalismo o los que defendemos el federalismo, Europa es, ante todo, principios y valores. Y la democracia es lo contrario del nacionalismo y lo contrario del populismo. La propia Unión Europea surgió como medicina frente a los populismos después de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora hay grupos de extrema derecha y de extrema izquierda que quieren enmendarlo. Para ellos, lo más que la Unión Europea puede llegar a ser es un mercado.

P.- Se planteó la posibilidad de unificar a las dos corrientes conservadoras [ECR e ID] en el Parlamento Europeo, crear una especie de 'supergrupo'. ¿Lo ve viable?

R.- Es difícil que se cree ese grupo con líderes de la extrema derecha, porque al ser todos nacionalistas compiten por el liderazgo. Dentro del Grupo Popular es fácil aceptar que haya un líder, porque todos nos consideramos tan europeos como nacionales de nuestros países. Pero dentro de un grupo de hipernacionalistas como sería ese, sería difícil justificar que un polaco lidere a los húngaros, o que húngaro lidere a los españoles. Este grupo de extrema derecha es el grupo de los brexiteros. La Europa en la que cree Vox, Orban o Le Pen es la misma en la que cree Boris Johnson. Sólo la del dinero.

El objetivo de Vox, Orbán o Le Pen es que Europa se haga un 'Brexit' así misma

P.- Las elecciones en Castilla y León podrían dibujar un escenario en el que, por primera vez, Vox entrase en un gobierno autonómico si ustedes no lograsen sumar más que la izquierda.

R.- Creo que vamos a sacar un resultado suficiente en Castilla y León como para no necesitar a Vox para formar Gobierno.

P.- ¿Lo aceptaría? ¿O preferiría una repetición electoral?

R.- Simplemente quiero pensar que eso no va a pasar.

P.- ¿Preferiría una gran coalición con el PSOE a pactar con Vox?

R.- En la Unión Europea existe una coalición entre PSOE, Ciudadanos y PP. Y esa coalición está dando buenos resultados. El mes pasado, los socialistas votaron a una presidenta del Parlamento Europeo que es del PP sin mayor problema. Aquí los europeístas nos enfrentamos por igual a la amenaza de la extrema derecha, y creo que este modelo debería ser extensible a muchos gobiernos regionales y nacionales.

P.- El PP ha denunciado ante Europa el "arbitrario" reparto de los fondos europeos y la opacidad del Gobierno español en esta cuestión. Sin embargo, la Comisión Europea asegura que la ejecución española "cumple con los objetivos".

R.- La Comisión no hace seguimiento del reparto de los fondos. Es una competencia nacional. La Comisión lo que supervisa es que se cumplen los hitos de política macroeconómica comprometidos para recibir el dinero de los fondos, como la reforma laboral o la fiscal. Cuando la Comisión dice que España está cumpliendo, se refiere a aquello que prometió en materia de reformas económicas a Bruselas. Europa da el dinero a los Estados miembro, y éstos lo fiscalizan. Y sólo después, cuando todo está repartido, Bruselas intervendría si hubiese algún problema. Por eso Pablo Casado insiste en que Bruselas no se va a enterar hasta dentro de uno o dos años de lo que está sucediendo ahora mismo en España.

Si el Congreso de los Diputados no controla el reparto de los fondos, nadie lo va a hacer

P.- El Gobierno defiende que la ejecución de los fondos se está realizando de forma correcta, "con los controles pertinentes". ¿Qué problemas observa?

R.- El Gobierno no ha hecho una exposición en el Parlamento ni existe una comisión de seguimiento en el Congreso como sí la hay en el resto de países. Nadie está fiscalizando los fondos. Es increíble que el Gobierno comience el reparto sin que haya expuesto el plan de ejecución en las Cortes. Sánchez dice cuánto está dando a cada comunidad, pero las cantidades repartidas a las autonomías no llegan ni al 40% de los fondos. ¿Dónde está el resto del dinero? ¿Ha habido empresas que hayan recibido algún euro? Si el Congreso de los Diputados no controla el reparto de los fondos en España, nadie lo va a hacer.

P.- ¿Ni Bruselas?

R.- Bruselas no supervisa. Es el Estado el que supervisa el reparto de los fondos y las Cortes las que deben fiscalizarlos.

P.- ¿Puede realmente la Unión Europea cortar el envío de los fondos a España si no existen unos estándares de transparencia?

R.- La respuesta es sí, y la prueba son Polonia y Hungría, que tienen congelada la recepción de los fondos en ambos casos por no respetar los principios del Estado de Derecho. Y la falta de transparencia y de control en la ejecución de 70.000 millones de euros es claramente una violación del Estado de Derecho. No digo que vaya a suceder, pero si el reparto es muy conflictivo podemos vernos en serios problemas con Bruselas.