Podemos ha tratado de recomponerse de la enésima debacle, a la que les asomaron las urnas el domingo, confiando en dos "mantras": la necesidad de mejorar su implantación territorial y de librar la batalla ideológica desde el Consejo de Ministros, relanzando la tarea legislativa "con políticas valientes" ante un PSOE que tildan de dubitativo y sin iniciativa, a merced presuntamente del "relato del PP y una ultraderecha" envalentonada.

Su estrategia para frenar la sangría de votos, que parece no tener fin, cosecha enormes reticencias en los que una vez engrosaron sus filas y acabaron laminados por el aparato. "Es un déjà vu. Siempre llegan a la misma conclusión [mejorar la implantación territorial] pero nunca se centran en eso", responde Laura Pérez, ex secretaria general de Podemos Navarra, con conversación con El Independiente. Pérez fue expulsada de la formación morada en febrero de 2018.

Hoy es uno de los rostros de Ahora Navarra-Nafarroa Orain, una fuerza extraparlamentaria muy crítica con lo que califican de "deriva" del "espacio del cambio" que nació hace ocho años. "Desde los inicios Podemos ha sido un partido sumamente centralista que no sólo no ha confiado en los territorios sino que en su voluntad de controlarlo todo ha ido eliminando a quienes no formaban parte de la camarilla de amigos que finalmente ha quedado", replica sin medias tintas.

La falta de músculo territorial es una eterna asignatura pendiente del partido, agravada por las divisiones que terminaron debilitando el empuje inicial y que no ha curado su asociación con Izquierda Unida. Un fenómeno ubicuo, desde Navarra a Andalucía, región ésta última donde el espacio primigenio está hoy deshecho en hasta tres opciones, resultado de unas luchas dirimidas en público. Un consejo de figuras vinculadas a la izquierda trata ahora de avanzar en una unidad incierta de cara a las elecciones autonómicas, las que con toda probabilidad pero sin fecha aún sucederán a las del domingo.

Desde los inicios Podemos ha sido un partido sumamente centralista

LAURA PÉREZ, EX SECRETARIA DE PODEMOS NAVARRA

Desde el norte, Pérez alega que "precisamente los territorios más fuertes éramos aquellos que, sorteando todos los obstáculos, pudimos poner en práctica mayores mecanismos de democracia interna". "Y poco a poco fueron purgándonos. Ione Belarra, de hecho, fue una de las mejores soldados en ese cometido junto con Juanma del Olmo", advierte en referencia directa a la actual secretaria general, quien sucedió a Pablo Iglesias el pasado verano.

El candidato de Unidas Podemos a la presidencia de Castilla y León, Pablo Fernández, acude a ejercer su derecho al voto en el Colegio Electoral del Ayuntamiento San Marcelo en León. EFE

Sin fe en los territorios

En las filas de la escisión navarra, conscientes de la hostilidad en la que degeneró la disputa con la dirección nacional de Podemos, se desliza que su ex partido "es hoy una plataforma de oportunistas" que no cree en los territorios. "Navarra fue un territorio de ensayo a lo que luego se dio, por ejemplo, en Andalucía. Se nos expulsó de unas maneras muy arbitrarias, injustificadas y repletas de calumnias", recuerda Pérez. En las elecciones autonómicas de 2019, que siguieron a su salida, Podemos pasó de 7 a 2 escaños en una caída libre que desde entonces se ha repetido en Galicia o País Vasco.

"Fue una debacle", recuerda la ex secretaria general. "Podemos en Navarra sigue estando dividida", esboza. Los lazos con la formación en la que una vez militó son hoy inexistentes. "De hecho, estoy tratando de establecer contacto por el asunto de unas costas de un juicio", admite Pérez. Una realidad de total desconexión que comparte con otros grupos que acabaron abandonando a los morados, como Anticapitalistas, que en 2020 se desligó y acaba de constituirse como partido.

Otra de las escisiones, Más País, ha optado por el silencio a las preguntas de este diario. También guarda un absoluto mutismo la corriente interna de Izquierda Unida contraria a diluir las siglas en un proyecto conjunto con Podemos. Ni siquiera el fracaso electoral en Castilla y León, donde IU cuenta con implantación territorial y gobierna en plazas como la de Zamora, los ha sacado del sigilo.

Silencio en Más País

Ayer martes, a propósito de los comicios castellanoleoneses, Íñigo Errejón se limitó a reclamar al Gobierno de coalición acción frente al ascenso de Vox. "A la ola reaccionaria no se la frena con el miedo ni a la defensiva sino recuperando la iniciativa y haciendo las grandes transformaciones que hagan más fácil la vida de la ciudadanos", manifestó el líder de Más País antes de anunciar su apoyo a la iniciativa parlamentaria de Unidas Podemos en materia de reforma fiscal, un asunto que suscita malestar en Ferraz.

Errejón, que rechazó establecer un cordón sanitario en torno a Vox porque "nada le gustaría más" a los de Abascal, también desechó la idea de presentarse de la mano del "frente amplio" de la vicepresidenta. A su juicio, sí algo muestran los resultados del domingo es que la candidatura unitaria de todos los partidos a la izquierda del PSOE "no han sido nada buenos". "Por tanto, el problema no es el número de candidaturas sino la propuesta", zanjó.

Relación con el PSOE

Tanto Anticapitalistas como su marca andaluza y los movimientos desgajados de Podemos recalcan la misma certeza: más que los nombres y la suma de siglas hay que apostar por el programa y por el modelo de relación con el PSOE, un extremo controvertido que Díaz no ha fijado públicamente. "Es necesario el frente amplio siempre que esté basado en contenido político", avanzan desde Navarra.

Hay que apostar por el programa y por el modelo de relación con el PSOE

"Esas heridas y rupturas que sucedieron en Podemos tenían una raíz ideológica y unos motivos políticos de divergencia de qué y con quién. Mi tesis es que la ruptura se produjo para propiciar esas alianzas con el PSOE. Para ello era necesario purgar y expulsar a quienes decíamos que con el PSOE no hay un cambio posible. Esas alianzas serán posibles siempre y cuando se tenga en cuenta que se cree en la alternativa y no en una izquierda que queda fagocitada por el PSOE y en una posición subalterna", opina Pérez.

El "proyecto de país" que promete armar Díaz a su debido tiempo y sin las presiones de Podemos se enfrenta también a las dudas que en tiempo récord han debilitado el proyecto que una vez abanderó Iglesias, sometido a un veloz proceso de desgaste. "Ni la unidad ni la implantación territorial se pueden construir por arriba ni de un día para otro", concluyen desde Pamplona.