España

El PSOE rechaza someter a las bases su cambio de posición sobre el Sáhara: "Es que no hay cambio"

Pedro Sánchez en la rueda de prensa que ofreció en Rabat. EFE

Este jueves se cumple un mes desde la carta en la que Pedro Sánchez informó a Mohamed VI del giro copernicano del Gobierno español en el contencioso del Sáhara Occidental. Un apoyo a las tesis marroquíes que quebró 46 años de una posición sostenida por Ejecutivos de distinto signo y que ha exhibido con total crudeza la soledad parlamentaria del PSOE. 30 días después, Ferraz sigue instalada en el mutismo y en el más absoluto enrocamiento.

La militancia del PSOE con simpatías saharauis denuncia que la dirección de la formación no ha comunicado las decisiones adoptadas durante este último mes, desde la misiva filtrada por la monarquía alauí hasta el viaje de Sánchez a Rabat, del que se cumple una semana. Al igual que ha sucedido en el ministerio de Asuntos Exteriores que dirige el socialista José Manuel Albares, nadie ha difundido ningún argumentario que trate de explicar las razones que han llevado a modificar de manera tan visceral una posición de Estado, en contra de la legalidad internacional y el sentir interno.

La cúpula socialista ha dado la callada por respuesta, del mismo modo que Albares se ha negado a distribuir entre sus embajadas una guía que precise punto por punto los motivos objetivos que han llevado a este cambio repentino, en la delicada coyuntura de la guerra en Ucrania y tomado sin consultar con los expertos del "dossier saharaui" en el ministerio ni consensuarlo con su socio de Gobierno, Unidas Podemos, y el resto de partidos del arco parlamentario.

Síntomas de enrocamiento

"Es que no hay cambio", insisten fuentes socialistas a la petición de información cursada por El Independiente. Es el mismo mantra que desde la tarde del 18 de marzo ha repetido Albares, en mitad de un vendaval político que aún no ha sido extinguido. Desde Ferraz remiten a la resolución aprobada en el 40 Congreso, celebrado el pasado octubre en Valencia.

Desde Ferraz remiten a la resolución aprobada en el 40 Congreso, celebrado en octubre en Valencia

"En relación con el Sáhara Occidental, desde el PSOE seguiremos defendiendo todos los esfuerzos para encontrar una solución entre las partes en el marco de las negociaciones dirigidas por la ONU, las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y los principios de la Carta de las Naciones Unidas. En el PSOE estamos comprometidos con una solución política que respete la legalidad internacional", esboza el documento.

José Manuel Albares, ministro de Exteriores, conversa con periodistas en Rabat.

En el citado congreso, no obstante, ya se produjo un giro que este diario subrayó en su día. En la ponencia marco, el PSOE se ofrecía como valedor de Rabat en la escena europea, en un momento especialmente sensible para el reino alauí por el revés judicial a los acuerdos de pesca con la UE. “Durante los próximos años, avanzaremos en la asociación estratégica bilateral a largo plazo que siempre han impulsado los Gobiernos socialistas; por otra parte, y como ha hecho desde su llegada al Gobierno, España seguirá defendiendo en Europa el carácter estratégico que este país tiene para España y para Europa", establecía el documento socialista.

Por aquel entonces, La Moncloa negociaba con Rabat una reactivación de las relaciones diplomáticas, dañadas por la llegada a nado de más de 10.000 migrantes a Ceuta en mayo, y buscaba anotarse tantos para agradar a la contraparte marroquí. Esa mención a Marruecos, insólita en las resoluciones de los congresos previos, fue duramente criticada por el Frente Polisario y Unidas Podemos.

Soledad parlamentaria

La dirección del PSOE insiste en que la carta a Mohamed VI no rompe con la posición tradicional de España, a pesar de su soledad y de haber votado la semana pasada en el Congreso de los Diputados en contra de la iniciativa de Podemos, ERC y Bildu en favor de un referéndum pactado sobre el Sáhara Occidental. Ferraz escenificó en el Hemiciclo su desconexión absoluta en este asunto con sus socios de legislatura, los que le permitieron a Sánchez llegar a La Moncloa y le han sacado de algunos apuros en votaciones legislativas clave.

El PSOE se ha negado a responder a este diario sobre otra de las cuestiones planteadas: su disposición o no a someter a las bases el cambio de posición del Gobierno español y, por ende, del partido en el contencioso saharaui. Sánchez recuperó el poder en Ferraz aupado por la militancia, tras abandonar la dirección en aquel comité federal que el 1 de octubre de 2016 forzó su ocaso momentáneo y allanó el camino de la investidura a Mariano Rajoy.

El presidente del Gobierno parece ahora renegar de los apoyos que una vez le devolvieron a su despacho en el cuartel general del PSOE. La doctrina oficial es, insisten hasta la saciedad, que "no hay cambio" y que, por lo tanto, no existe nada que consultar a la militancia. La duración de las resoluciones de los congresos duran cuatro años, alegan.

Plagio al "Trumpismo"

Aseguran que la posición actual -la defensa de la consecución de un acuerdo entre las partes en liza "en el marco de las negociaciones dirigidas por la ONU"- se hizo pública en octubre. No entran a valorar, sin embargo, los acontecimientos que sucedieron hace un mes y que todo el resto de partidos y actores sociales, salvo el PSOE, han calificado como poco de "giro" o "cambio de posición". Las declaraciones más duras lo han tildado de "traición" y "rendición" a los postulados de Marruecos.

Para los observadores, incluidos analistas y expertos en este asunto consultados por este diario, resulta evidente que se ha producido un giro. Por lo tanto, las resoluciones del congreso socialista han quedado rebasadas o directamente han expirado. Condenadas a la obsolescencia por el ejercicio político de su líder y uno de sus militantes, Albares.

El enrocamiento del actual PSOE, sin embargo, llega al extremo de negar las evidencias y las declaraciones del resto de actores con un argumento que convierte los hechos en "opiniones" y que recuerda vivamente a la estrategia que instaló Donald Trump en la Casa Blanca durante su mandato. "El cambio de posición es tu opinión", deslizan una y otra vez desde el PSOE.

Uno de los ingredientes del "trumpismo" fue una retórica absolutista que defendía la veracidad de un gran número de declaraciones falsas o, cuanto menos engañosas, que Trump presentaba como hechos. A principios de 2017 Kellyanne Conway, la entonces portavoz de la Casa Blanca, acuñó un nuevo término al afirmar que el secretario de prensa de la presidencia no había mentido sino que había proporcionado "hechos alternativos".

El PSOE tampoco ha respondido a otra de las peticiones reclamadas por este diario, relativa a la decisión de enviar algún tipo de comunicación a sus militantes que explique las decisiones recientes, desde los términos de la carta hasta el periplo de Sánchez y Albares. Hasta la fecha, las voces que con más entusiasmo han defendido el giro son los ex presidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, y el que fuera ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

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