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'Río Miño', el viejo pesquero japonés que la Guardia Civil jubilará en 2025

El Instituto Armado tiene ya luz verde para contratar por 35 millones la construcción de un nuevo buque oceánico para luchar contra la inmigración irregular | El barco a reemplazar, recibido por el Cuerpo en 2007, tiene ya 38 años de antigüedad

Nuevo buque oceánico de la Guardia Civil Río Miño

Infografía del futuro buque oceánico que sustituirá al 'Río Miño' (debajo). GHENOVA / EUROPA PRESS

Canarias había vivido un año antes la conocida como 'crisis de los cayucos', cuando 31.678 migrantes lograron llegar a sus costas. La crisis económica no se había iniciado aún y el Ministerio del Interior compró un viejo pesquero japonés a fin de dotar a la Guardia Civil de su primer buque oceánico para luchar contra la inmigración ilegal en la costa atlántica africana. En servicio desde 2007, la misión del rebautizado como Río Miño tiene ya fecha de conclusión: en 2025 será sustituido por un barco de última generación, con mayores dimensiones, más veloz y mejores prestaciones para el desempeño de las tareas asignadas.

El Consejo de Ministros ha dado el visto bueno esta semana a que la Dirección General de la Guardia Civil destine 35 millones de euros a la fabricación de un nuevo buque oceánico que reemplace al Río Miño, construido hace 38 años en los astilleros japoneses KK Kanasashi Zosen (Shimizu, Shizuoka) con la denominación inicial de Tensho Maru Nº 28 y que ha superado ya su ciclo útil de vida. El contrato se firmará a principios del próximo año y tendrá un plazo máximo de ejecución de 27 meses, por lo que la entrega se producirá en el mejor de los casos tres años y medio después del plazo inicialmente previsto: finales de 2021.

El diseño del proyecto lleva la firma de Ghenova, una empresa internacional con sede central en Sevilla que ofrece servicios de ingeniería y consultoría en diversas líneas de negocio. Con una oferta económica de 190.757 euros (cofinanciado por el Fondo de Seguridad Interior de la Comisión Europea), fue la empresa elegida en octubre de 2019 por la Guardia Civil para el "desarrollo conceptual de construcción" de su futuro buque.

Fue en un concurso al que se presentaron otras cuatro compañías: CT Ingenieros de Automoción e Industriales SLU, Faustino Carceller SL, Seaplace SL y Bilbao Plaza Marítima Shipping SL. Ésta fue inicialmente la adjudicataria, pero la licitación se terminó decantando a favor de Ghenova tras acoger el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC) su impugnación, sustentada en que su rival había incluido un criterio evaluable mediante fórmula en el sobre electrónico que contenía la oferta técnica.

De acuerdo con el informe de valoración emitido por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, consultado por El Independiente, Ghenova Ingeniería ha proyectado un barco de 83 metros de eslora -32 más que la longitud del Río Miño- y 14 de manga -5,4 más- con cinco cubiertas y sendos tanques con capacidad para 425 metros cúbicos de gasóleo y 80 de agua dulce a fin de garantizar la autonomía exigida.

Capacidad para 74 personas

La futura embarcación tendrá su puente a 15,10 metros de puntal e incluirá una superficie principal de 86 metros cuadrados y otra auxiliar de 42. Dispone de capacidad para 74 personas distribuidas en diez camarotes individuales, 20 dobles y seis sollados de intervención con una superficie total de 408 metros cuadrados (la más baja de las cinco propuestas presentadas), así como siete celdas individuales en la cubierta de doble fondo "con buen acceso". Los salones, comedores y zona de esparcimiento ocupan otros 154 metros cuadrados, mientras que el área hospitalaria cuenta con 54 metros cuadrados.

La plataforma para el aterrizaje de helicópteros se sitúa a una altura de 12,54 metros y bajo ella se ubicaría una zona para náufragos -a ras de la zona de rescate- de unos 150 metros cuadrados. "Hay espacio para dos contenedores helo, con grúa, pero sólo para uso de la banda de babor", detallaba el teniente coronel accidental del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, José Luis Bondía.

El oficial hacía constar en su informe que era "angosta" la zona reservada para la lancha de 11 metros y "escasos" los espacios de máquinas (220 metros cuadrados), al tiempo que advertía de que la hélice de proa retráctil propuesta "puede causar averías". Por contra, valoraba positivamente la dotación de espacio para las aletas estabilizadoras, la ubicación de los pañoles especiales y el acceso desde la bodega a las gambuzas y a cocina. Obtuvo 12 de los 24 puntos posibles (la segunda más baja, superando sólo por uno la de CT Ingenieros de Automoción e Industriales).

El futuro buque costará varios millones más de lo calculado en un principio y se recibirá tres años y medio después de la fecha inicialmente prevista

El pliego de prescripciones técnicas exigía que el monocasco, que debe estar dotado de dos motores principales diésel de cuatro tiempos de entre 3.000 y 4.000 caballos y cuatro auxiliares, ofrezca una velocidad máxima de 18 nudos (con mar en calma, aguas profundas y viento no superior a 2 en la escala de Beaufort) y de 14 en crucero. La autonomía en velocidad de patrulla debe ser al menos de 11.000 millas.

El barco que sustituirá al Río Miño costará varios millones más de lo que se había calculado inicialmente -35 millones frente a los 25 millones más IVA (unos 30,5) presupuestados en un principio- y saldrá del astillero que se encargue de su construcción varios años después de lo deseado, como pone de manifiesto la propia documentación de la Guardia Civil.

En el pliego de cláusulas administrativas que reguló el concurso para la contratación de la empresa de ingeniería naval que se encargara del proyecto, fechado el 19 de septiembre de 2018, la Jefatura de Asuntos Económicos justificaba la necesidad de licitar ese encargo dado que el Servicio Marítimo del Cuerpo iba a licitar "próximamente" la construcción de un buque oceánico. Hace casi cuatro años que se escribió dicho adverbio de tiempo y aún no se ha iniciado el procedimiento.

Remolcador de jaulas de atún

En dicho documento se hablaba de sustituir el Río Tajo, un antiguo remolcador de jaulas de atún comprado de segunda mano y reacondicionado por el Instituto Armado para el patrullaje en alta mar en labores de lucha contra la inmigración irregular, el narcotráfico y la pesca ilegal. Este barco, con base en Las Palmas, fue creado en 1973 en Alemania y comenzó a operarlo la Guardia Civil en 2008.

Más explícito es aún el pliego de prescripciones técnicas, que fijaba para el 1 de diciembre de 2019 la fecha prevista de firma del contrato con el astillero y el 1 de junio de 2020 la puesta de quilla. El plazo de ejecución se estableció en un máximo de 22 meses, con lo que, de haberse cumplido ese calendario, la nueva embarcación tendría que haberse entregado en torno a octubre de 2021. De acuerdo con el plazo que prevé ahora el Gobierno (hasta 27 meses), el encargo no se formalizará antes de enero de 2023 y, en consecuencia, la entrega no tendría lugar antes de marzo de 2025.

Pliego de condiciones que reguló el concurso para la contratación de la ingeniería naval que se encargara del diseño del futuro buque oceánico de la Guardia Civil y en el que se detalla el calendario inicialmente previsto.

En un acto celebrado en el arsenal de Las Palmas de Gran Canaria, el Ministerio del Interior -representado por el entonces secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho- entregó a la Guardia Civil el Río Miño el 1 de septiembre de 2007, en la etapa en que al frente de dicho departamento se encontraba el socialista ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. La entrada en servicio se produjo después de que la embarcación fuera adaptada para uso policial en el astillero del Grupo Armón de Burela (Lugo).

Tres buques oceánicos

Con una eslora de 50,81 metros, una manga de 8,60 y una autonomía de 22.000 millas (85 días a velocidad de crucero), fue el primer buque oceánico que tuvo el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, que comenzó sus operaciones coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla (1992). El navío permitía auxiliar a los inmigrantes cerca de sus costas de origen y en alta mar e interceptar en alta mar embarcaciones dedicadas al tráfico de seres humanos, ofreciendo mayores condiciones de seguridad que las patrulleras.

Al Río Miño se han sumado dos buques oceánicos más, lo que permitió al Instituto Armado ampliar la zona de cobertura. En 2008 entró en servicio el Río Tajo tras los trabajos de adaptación ejecutados en los Astilleros Repnava de Las Palmas de Gran Canaria. Este navío es de mayores dimensiones (52,78 metros de eslora y 11 de manga), pero desplaza menos toneladas: 826 frente a 1.218.

La familia se completa por ahora con el Río Segura, en servicio desde febrero de 2011 y dedicado a las mismas labores. Con sus 73 metros de eslora, 12 de manga, un desplazamiento de más de 2.000 toneladas, una velocidad de crucero de 17 nudos y una autonomía de 20.000 millas, el barco se convertía en el 'buque insignia' de la Guardia Civil. Fue comprado al astillero gallego Gondán por 15 millones de euros, menos de la mitad de lo que costará el ahora proyectado.

A la espera de que se saque a licitación la construcción del nuevo barco, la Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil adjudicó el pasado 1 de abril a la empresa ferrolana Gauzón Ibérica SLU el contrato para la gestión de sus tres buques oceánicos a fin de garantizar su navegación y estado operativo permanente, lo que incluye los 32 civiles que integran las tripulaciones (capitanes, jefes de máquinas, oficiales de puente, oficiales de máquinas, contramaestres, marineros de cubiertas y de máquinas, engrasadores y cocineros).

En concreto, el acuerdo se ha cerrado en 20,25 millones de euros y su plazo de ejecución es de 36 meses (hasta abril de 2025), de lo que cabe inferir que la dirección general no prevé disponer antes de esa fecha de la nueva embarcación que reemplazará al vetusto Río Miño y que, por tanto, seguirá utilizando este barco en la lucha contra la inmigración irregular y la persecución de otros delitos.

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