Queda toda la tramitación parlamentaria por delante, que quizá se prolongue hasta abril, pero cada día ya está más claro que PSOE y Podemos no reformarán juntos la ley del solo sí es sí. Los dos socios se enrocan en sus posiciones. Ninguno está dispuesto a ceder, y el viaje hecho por cada uno de ellos ha ido demasiado lejos como para regresar a la casilla de salida. Desde luego, el presidente del Gobierno no esperará a que los morados plieguen velas y está dispuesto a sacar adelante la modificación legal con el PP, y la formación de Ione Belarra advierte de que ni ahora ni más tarde habrá marcha atrás: no aceptará la propuesta de Justicia, no asumirá un planteamiento que sitúe la violencia o intimidación a la víctima de una agresión sexual en un lugar central, no apoyará que se vuelva "al Código Penal de La Manada".

Fijadas las líneas rojas, los movimientos de los dos actores van encaminados a preparar el terreno. Y Pedro Sánchez se lanzó este jueves a la ofensiva. En una conversación informal con periodistas durante el vuelo hacia Austria —la primera parada de su primera minigira preparatoria de la presidencia de la UE, que se completa con Croacia y Eslovenia—, el presidente retó a Podemos a hacer pública su planteamiento de reforma del sí es sí. "Sería interesante saber qué propuesta manejan, más allá del ruido", aseguró a los informadores, informa EFE, confirmando su incomodidad con las formas de los morados. Porque hasta ahora, continuó, "la única propuesta encima de la mesa es la del PSOE", la que reintroduce la violencia, intimidación o anulación de la víctima como un subtipo diseñado para agravar las penas en esos casos. Un cambio técnico, "quirúrgico".

Sánchez garantiza que la coalición no se va a romper, pase lo que pase. No solo porque él no se lo plantee, sino porque Podemos tampoco quiere. "Son momentos que se superan", dice

Podemos discrepa radicalmente de esta vía, y lo ha repetido hasta la saciedad: considera que se toca el consentimiento, núcleo de la ley. Así que aunque la opción prioritaria es y seguirá siendo aprobar la reforma con los socios del Ejecutivo y los aliados de la investidura, el presidente no rechaza tramitarla con el apoyo del PP. Porque considera que lo fundamental es resolver a futuro el problema de las rebajas de penas, los "efectos indeseados" de una ley que ya ha generado la reducción de condena a más de 500 agresores. Sánchez incidió en que, en todo caso, los socialistas no recibirían el respaldo únicamente de los populares, ya que el PNV y el PDeCAT sí se han alineado con su propuesta, y es probable que les secunden otros partidos como Compromís.

Para Sánchez, los gestos de Podemos, su resistencia absoluta a cambiar la ley, su sobreactuación, y hasta la filtración a los medios de su propuesta para bonificar 20 productos básicos de la cesta de la compra, se explica por la cercanía de los procesos electorales y su búsqueda de "visibilidad". Y también su propia identidad. PSOE y Podemos son dos partidos distintos, con culturas diferentes y diferentes estrategias, resaltó.

El presidente garantizó de nuevo que la coalición no se va a romper, pase lo que pase. No solo porque él no se lo plantee, sino porque Podemos tampoco quiere. Las turbulencias en su Ejecutivo, según su análisis, serán pasajeras. "Son momentos que se superan".

Que Sánchez restara dramatismo a la crisis no quita para que el aviso a sus socios fuera claro. En realidad, en los últimos días, dirigentes de primer nivel del partido y del Gobierno ya habían apremiado a Podemos a enseñar su propuesta de reforma y habían deslizado que no habría problema en que la modificación del sí es sí prosperase con el PP. Pero Sánchez no lo había verbalizado. Sus palabras tenían —tienen siempre— importancia por sí mismas. Despejaban el camino de forma definitiva.

"El animalismo no es el feminismo"

El llamamiento de Sánchez no caló en Podemos. "La propuesta que quiero hacer pública es la propuesta de acuerdo del Gobierno y de la mayoría feminista", subrayó la ministra Irene Montero a los periodistas en el Congreso, justo después de que la Cámara baja aprobara definitivamente dos normas bandera de su departamento, la reforma del aborto y la Ley Trans. Igualdad ha remitido siete propuestas al PSOE para cambiar el sí es sí, la última el fin de semana, pero rechaza divulgarlas, con el argumento de que chafaría las negociaciones y de que el único documento que realmente vale es el que sea el producto del consenso, porque Montero "no considera que haya que reformar la ley, y ha aceptado tocarla porque así lo cree el PSOE". Modificar la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual "con PP y Vox, que votaron en contra de la propia ley, no puede ser una opción". "Acuerdo, acuerdo y acuerdo", agregaron desde el equipo de la ministra.

Montero subraya que la única propuesta que hará pública será la que se acuerde dentro del Gobierno

Desde la cúpula de Podemos, se insiste en que no habrá un cambio de posición. Ni ahora ni después. No habrá marcha atrás, como esperaban en los últimos días en el PSOE. Fuentes de la dirección del partido de Belarra niegan que vaya a ocurrir como con la ley de bienestar animal, en la que los morados giraron en el último minuto y votaron a favor de su propia norma pese a que combatieron la exclusión de los perros de caza, enmienda que los socialistas habían logrado introducir con el apoyo de la derecha. "El animalismo no es el feminismo", destacan de manera plástica y rotunda. Es decir, no habrá una nueva cesión.

Y es que las situaciones son muy distintas. Primero, porque si UP no votaba a su ley animal, esta decaía, no veía la luz, mientras que el sí es sí está en vigor e Igualdad considera que "está bien hecha" y no requiere de cambios. Dos, porque la reforma saldrá sin lugar a dudas, por el apoyo del PP, que sin embargó no respaldó el dictamen de la ley animal. Y tres, la entidad de ambos textos es muy diferente: el sí es sí es "patrimonio" del feminismo, tal y como la entienden los morados. La ley animal podía proyectarse como un avance cualitativo, aunque se hubieran sacado de la misma a los perros de caza, mientras que para Igualdad aceptar la propuesta de Justicia —y de la que no se mueve ni se moverá el PSOE— supone "volver al Código Penal de La Manada", como este mismo jueves reiteró Montero.

El sí es sí es una ley core para Igualdad y para Podemos. Y por esa razón no piensa ceder. Es más, en su equipo señalan que en todo caso podría suceder lo contrario, dado que Montero impuso su criterio al PSOE en la Ley Trans. Los socialistas, en cambio, tienen muy claro que la reforma saldrá adelante, y tendrá como base la propuesta de Justicia, porque es la que a juicio de la dirección cumple con el doble requisito fijado por Sánchez: no tocar el consentimiento y garantizar que se endurecen las penas en los casos más graves. Ferraz ha venido insistiendo en que no basta con que Igualdad presente una y otra vez un mismo borrador que no vaya a la raíz del problema, porque entonces no habrá avances. Y no los hay. No los hay desde que comenzaron las conversaciones entre los socios, hace unos tres meses.

"Desastre bíblico"

Con las cartas bastante claras ya sobre la mesa, queda por despejarse el calendario de tramitación. En principio, la iniciativa socialista será tomada en consideración en el pleno del 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer. La división no ayuda a nadie y perjudica a ambos, creen socialistas y morados. Es un "desastre de proporciones bíblicas", dicen en Podemos, y esa es la razón por la que urgen a un acuerdo interno, para no acudir fracturados a las marchas del 8-M. El PSOE ha defendido que la proposición de ley ha de debatirse cuanto antes. Aún tendría en su mano provocar la convocatoria de un pleno extraordinario el 23 de febrero.

El primer debate en el Congreso, si no hay cambios, será el 7 de marzo, y la tramitación acabaría en abril, a un mes del arranque de la campaña del 28-M

Esa alternativa parecía descartada porque Ferraz no juzgaba idóneo tensar más la coalición, aunque en las últimas horas fuentes de la Moncloa advertían de que la última palabra la tiene el presidente. Y es que otro hándicap del 7 de marzo es que la tramitación de la reforma concluiría, probablemente, a mediados de abril, a escasamente un mes del arranque de la campaña de las autonómicas y municipales del 28 de mayo.

A Sánchez no le inquieta especialmente que el primer debate se celebre el 7 de marzo, según indicó a los periodistas. Como tampoco le inquieta la suerte de la iniciativa, porque saldrá de todos modos, bien con Podemos o bien con el PP. Para algunos miembros del Gobierno, ya este asunto está agotado como debate público. "Se pasa página", indicaba este jueves un miembro del Consejo de Ministros. La Moncloa espera que la tormenta pase. Pero, realmente, las consecuencias de un eventual respaldo de los populares son algo inciertas, por el golpe y la desautorización tan inequívocos que Sánchez infligiría a la ministra de Igualdad. En pleno año electoral.