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El independentismo consuma un lustro de plantes y tensión política a cuenta del Mobile

El rey Felipe VI, acompañado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el director general de GSMA, Mats Granryd, y el presidente del consejo de GSMA José María Álvarez-Pallete, a su llegada a la cena oficial del Mobile World Congress de Barcelona, este domingo.

El rey Felipe VI, acompañado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el director general de GSMA, Mats Granryd, y el presidente del consejo de GSMA José María Álvarez-Pallete, a su llegada a la cena oficial del Mobile World Congress de Barcelona, este domingo. EFE

Pere Aragonès completó anoche cinco años de desplantes -con el paréntesis de 2020, con la feria suspendida por el Covid- al Rey Felipe VI en la cena de bienvenida del Mobile World Congress (MWC). Un desplante que se ha convertido ya en una rutina, aceptada como un mal necesario tanto por la Casa Real como por los organizadores de la mayor feria de telefonía del mundo.

Si en 2018 la situación fue vivida con tensión, en plena resaca del 1-O y la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y con una fuerte contestación en la calle, en 2023 los responsables de la GSMA -organizadora del evento- probablemente estaban más preocupados por la amenaza de una nueva huelga de taxis que por el papel de Aragonès y Ada Colau en la cena de bienvenida en el MNAC.

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, el director general de GSMA, Mats Granryd, y el presidente del consejo de GSMA José María Álvarez-Pallete, completaron anoche la foto de autoridades con Pedro Sánchez y el Rey. Una imagen sin ninguna autoridad local ni autonómica por expreso deseo de Colau y Aragonès, que después compartirían, una vez más, mesa y mantel con Felipe VI.

Al entrar en el salón, sin embargo, Aragonès se entretuvo con el CEO de GSMA, John Hoffman, y la presidenta del Parlament, Alba Vergès, evitando seguir a la comitiva principal liderada por el Rey y el presidente del Gobierno. Se consolidaba así una "tradición" iniciada en 2018 por Ada Colau, con una presidencia de la Generalitat vacante tras las elecciones posteriores al referéndum independentista.

Compromiso del Rey con Cataluña

Del cruce de reproches protagonizado entonces por Felipe VI y Ada Colau, que la alcaldesa se encargó de explicar después, o el beligerante tono del primer discurso de Quim Torra se pasó este domingo a dejar que Ucrania protagonizara el apartado político de los discursos.

Sánchez sí se referió a la crisis catalana, aunque lo hizo al final de su intervención, y para destacar la necesaria colaboración entre Gobierno y Generalitat en un momento de nuevo complejo por la respuesta del Tribunal Supremo -y de la Fiscalía- a la reforma del Código Penal pactada por PSOE y ERC.

En este contexto, el presidente del Gobierno defendió «abrir una nueva etapa de colaboración centrándonos en todo lo que nos une» tras agradecer el «compromiso del Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y quienes hacen posible este MWC». Sánchez abogó porque ambas administraciones se centren «en el progreso de Cataluña y de las personas» que viven en ella. Y agradeció la presencia del Rey en el MWC: «una cita a la que nunca falla, expresión de su compromiso con Barcelona, Cataluña y España» ha destacado.

Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, obvió las complejas relaciones de su ejecutivo con el Gobierno para centrar su discurso en las bondades de Cataluña como sede de futuros proyectos tecnológicos.

En Barcelona hasta 2030

Pese a los desplantes y las tensiones políticas de los últimos años, el máximo responsable del Mobile, John Hoffman, reafirmó este domingo su apuesta por la capital catalana. «Me llena de orgullo que empiece el MWC en Barcelona» aseguró en el Mobile Lunch, en el que participaron autoridades autonómicas y locales, entre ellos Aragonès.

La patronal que representa a los grandes operadores de telefonía móvil confía en que la edición de este año recupere la plena normalidad al ocupar los ocho pabellones del recinto ferial. La estimación es que asistan unas 80.000 personas y se genere un impacto económico superior a los 350 millones de euros en la capital catalana, donde la GSMA se ha comprometido a seguir organizando el Mobile al menos hasta 2030.

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