En Sabin Etxea están preocupados. Hace semanas que las buenas noticias electorales escasean en su entorno. El varapalo que supuso el 28-M ha dejado tocada a la formación, que teme no tener tiempo para revertir esa pérdida de apoyo sufrida en las elecciones municipales y forales de hace apenas seis semanas. Entonces, más de 80.000 de sus votantes les abandonaron, quedándose en casa o cambiando de papeleta. El propio presidente del partido, Andoni Ortuzar lo reconoció ayer en el primer acto de campaña. Reclamó a sus bases un "esfuerzo titánico" para que el PNV vuelva a conectar con la gente, "sé que no está fácil", dijo. El partido, en un acto ante su sede central en Bilbao y la escultura de Sabino Arana del los Jardines de Albia, quiso lanzar el mensaje de que se trata de una formación que no ha cambiado, que mantiene inamovibles sus principios.

Ante un centenar de cargos de la formación y antes de que la lluvia oscureciera su inicio de campaña, el líder del EBB fijo como "gran reto" para los próximos quince días que "la gente preste atención a nuestro discurso". Instó a llamar al voto "desde la humildad" y el reconocimiento "de algunos errores que hemos podido cometer". Errores que no citó pero que situó como la causa de la pérdida de votos del 28-M. Ortuzar apeló a no secundar las tesis de "dos personajes" como Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijó sino a un candidato como Esteban "entregada a la causa del Pueblo Vasco": "¡Ni Sánchez ni Feijóo!, ¡Aitor y su tractor!".

Ahora la amenaza que podría agravar su situación es la polarización de la campaña que anoche dio inicio y las dos sombras que le sobrevuelan: la del ‘voto útil’ en Madrid, que ya le disputa EH Bildu, y la del pasado de corrupción que ayer revivió con la entrada en prisión de los jefes de la trama, y exaltos cargos de la formación, del llamado ‘caso De Miguel’.

El candidato del PNV, Aitor Esteban, apeló al voto útil frente a la propuesta de "estrellas fugaces" como lo fueron otras propuestas como Rivera o Iglesias, o "meteoritos en llamas", en referencia a EH Bildu, que han acabado "girando alrededor del PSOE", aseguró: "O los agujeros negros como Vox". El candidato nacionalista presentó a su partido como la única "estrella con luz constante" que en este tiempo "no se ha movido" de "los principios de siempre": "Democracia, derechos humanos, justicia social y nación vasca".

El acto electoral se celebró sólo horas después de quien fuera número 2 del PNV en Alava y quien ha dado nombre al que es considerado mayor caso de corrupción jamás juzgado en Euskadi, Alfredo De Miguel, ingresaba en prisión para cumplir una condena de 12 años y 4 meses. La víspera otro exalto cargo del partido, Koldo Otxandiano, también ingresaba en la cárcel para cumplir la sentencia de 7 años y seis meses que le ha sido impuesta. Ambos han sido condenados como cabecillas de la trama del llamado ‘caso De Miguel’ que adjudicaba contratos públicos de modo irregular y previo cobro de comisiones ilegales para beneficio propio.

Un caso en el que también se ha visto implicado un exalto cargo del Gobierno vasco, Javier Sánchez Robles, en prisión desde el 17 de mayo, y que de modo indirecto ha afectado a la candidatura del PNV este 23-J del PNV. La mujer de Sánchez Robles es Josune Gorospe, hasta ahora diputada en el Congreso de los Diputados de la formación y que no repite como candidata. La sombra de la corrupción ha incomodado al partido durante los 14 años que se ha extendido el proceso y reaparece con fuerza sólo horas antes de que dé comienzo la campaña electoral.

El pulso con Bildu

Las horas bajas del PNV también las detectan los sondeos. Los propios y los ajenos. El Gobierno vasco publicó este lunes una encuesta que auguraba un triple empate en Euskadi en las próximas elecciones. De los 18 escaños de la Cámara Baja que se repartirán en el País Vasco, el PNV obtendría 5, los mismos que EH Bildu y el PSE. Supondría no sólo perder un representante respecto a los obtenidos en 2019 sino sufrir un revés más que simbólico en su pugna con EH Bildu, que podría superarle en escaños al ganar uno por Navarra. Incluso el CIS arrojaba un resultado más desigual entre ambas formaciones, asignando una horquilla de entre 3 y 5 escaños al PNV y entre 4 a 7 a la izquierda abertzale.

El partido concurre bajo el lema de ‘La voz de Euskadi’ en un intento por detener la presión que la legislatura que ahora concluye ha supuesto el pulso con Bildu en Madrid. Es ahí donde los dirigentes jeltzales están poniendo el foco de su discurso, acusando a la coalición de Otegi de aspirar a ser “muleta” de Sánchez pero desdibujándose. “Nosotros no somos muleta de nadie”, ha insistido Esteban.

En el PNV temen que la pérdida de protagonismo, disputado con Bildu, por la gestión en el Congreso, sumado a la polarización de la campaña pueda restarles protagonismo en una campaña tan singular y estival como esta. El PNV insiste en que esta no es una campaña “presidencialista” sino para la elección de diputados. “No se elige ni a Feijóo ni a Sánchez”, insiste. Pero la realidad es que el temor por debilitar su presencia en campaña está ahí. El propio cabeza de cartel, Esteban, ha multiplicado en los últimos días su presencia en medios de comunicación, muchos de ellos alejados de la selección de medios en los que habitualmente participa el partido.

El PNV ha dejado claro que su línea roja será Vox. Por el momento, el posicionamiento del PNV parece decantarse por priorizar una revalidación de Sánchez como presidente que cualquier fórmula que contemple al PP. Los nacionalistas de Ortuzar ven al presidente del PP en el marco ideológico de Vox tras haber rebasado los límites en forma de acuerdos autonómicos con el partido de Abascal. El PNV ha llegado a asegurar que no contempla ningún acuerdo con el PP. Insiste en que cualquier opción que incluya a Vox, “un partido que nos quiere ilegalizar”, no podrá contar con sus votos.

Deudas saldadas y pendientes

Un acuerdo con el PSOE que sí incluiría nuevas garantías para evitar los incumplimientos que considera que se han dado con Sánchez pero que no son suficientes como para cuestionar su respaldo en caso de ser necesarios. Sin duda el acuerdo pendiente del desarrollo íntegro del Estatuto de Gernika, pactado con el Gobierno, es la gran deuda con la que se cierra la legislatura, con más de une veintena de competencias aún por transferir.

El último favor que el PNV ha visto satisfecho por parte del Ejecutivo se produjo en el último Consejo de Ministros cuando el Gobierno desbloqueó una partida de 40 millones de euros destinados a las labores previas necesarias para la ampliación del Museo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera del Urdaibai. Esta partida, acordada hace un año en la negociación de los presupuestos de 2023, estaba pendiente de autorizar y corría el riesgo de quedarse sin ejecutar ante un posible relevo en Moncloa.

A esa buena noticia, que el PNV enarboló para subrayar el valor útil de su gestión en el Congreso, le siguió ayer un revés en el Tribunal Constitucional. El TC tumbó una parte relevante de la ley municipal aprobada por Gobierno vasco y que permitía a los ayuntamientos autorizar el uso del euskera como lengua de trabajo exclusiva en el consistorio. El Alto Tribunal anuló el articulado que regula el uso lingüístico al considerar que discriminaba y vulneraba la libertad de elección lingüística de los trabajadores públicos entre las dos lenguas cooficiales de Euskadi. Afirmaba que la necesidad de acreditar el desconocimiento del euskera para poder reclamar el uso del castellano supone una vulneración de la libertad lingüística que tiene cada ciudadano al priorizar una lengua sobre otra, siendo ambas cooficiales.