Es un escenario casi inédito. El margen se estrechó en las elecciones municipales y no parece que la tendencia se revierta de cara al 23-J. El pulso que PNV y EH Bildu vienen librando en las últimas citas electorales tendrá en las generales de dentro de veinte días un episodio que podría ser especialmente simbólico y significativo de los movimientos políticos que se están produciendo en Euskadi.

La última encuesta publicada ayer por el Gobierno vasco arrojaba un triple embate entre las tres principales formaciones vascas en el reparto de los 18 escaños: PNV, EH Bildu y PSE obtendrían cinco representantes cada uno. El dato confirma que la pérdida de apoyo de los jeltzales en las municipales –perdió 81.000 votos- no se corrige y que EH Bildu capitalizará una vez más parte de ellos. Según los datos del sociómetro vasco, el ‘sorpasso’ de los de Otegi al PNV estará el 23-J a apenas 6.000 votos de diferencia.

De este modo, la historia de ambos partidos en el Congreso de los Diputados estaría muy cerca de cambiar tras más de cuatro décadas. Si Bildu lograra más escaños que el PNV sería la primera ocasión en la que la izquierda abertzale tuviera más presencia en una institución que durante décadas despreció. Durante los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar, Herri Batasuna utilizó la Cámara Baja como altavoz para denunciar al Estado, organizar 'perfomances' y reivindicar la independencia y los derechos de los presos de ETA. Reivindicaciones tras tomar posesión de sus escaños "por imperativo legal" y a la que seguían años de ausencia y negativa a ocupar sus escaños. HB utilizó al Congreso como arma arrojadiza contra el PNV por "venderse por un plato de lentejas" a España con sus acuerdos con el Gobierno del Estado.

Las encuestas ya confirman que la izquierda abertzale podría tener más diputados que el PNV, el histórico partido vasco de referencia en la Cámara Baja. A los cinco representantes que se les otorgan a ambos en el País Vasco habría que sumar el escaño que lograría Bildu, según los sondeos, por Navarra. De este modo su grupo llegaría a disponer de seis representantes por cinco el PNV. El temor y la preocupación en el seno de Sabin Etxea se percibe en las manifestaciones de sus dirigentes. Es significativa la intervención del cabeza de cartel del PNV, Aitor Esteban, la semana pasada en Radio Euskadi cuando, preguntado por cuál sería el objetivo de su partido, aseguró que “tener grupo parlamentario”. Para obtener grupo parlamentario propio en el Congreso es necesario tener al menos cinco diputados y haber logrado más del 15% del votos en las circunscripciones en las que se compite.

El 'voto útil' y 'presidencialista'

En Euskadi la participación en unas elecciones generales suele caer respecto a una cita municipal. En los comicios del 28-M votó el 60% del censo y según el sociómetro vasco en las elecciones generales del 23-J oscilará entre ese porcentaje y el 62%. De ser así, supondría más de dos puntos por debajo de los ciudadanos que acudieron a votar en 2019.

La proyección de votos que asigna a los partidos revela que la distancia entre Bildu y PNV se amplía en Gipuzkoa, el feudo de la izquierda abertzale, y se estrecha en Bizkaia, el territorio tradicionalmente controlado por el PNV. Sólo en Gipuzkoa EH Bildu tendría nueve puntos más de voto que el PNV, mientras que en Bizkaia el margen a favor de la formación de Ortuzar se reduciría a poco más de seis puntos.

Desde Sabin Etxea han activado ya el eje de su campaña electoral, centrado en no ‘desaparecer’ del discurso electoral entre la polarización nacional que se ha impuesto en la batalla Feijóo-Sánchez. Un temor que ha trasladado incluso en la gran lona que cubre la fachada de la sede central de la formación, con la imagen de Aitor Esteban sobresaliendo de las caricaturas de Sánchez y Feijóo a ambos lados. El segundo pilar del mensaje se orienta en mantener el pulso a la izquierda abertzale, su nuevo adversario por el ‘voto útil’ en Madrid, y reivindicarse como la opción más necesaria para Euskadi.

Sin duda la izquierda abertzale ha acreditado una mayor capacidad de movilización que el PNV. Ese es el gran temor que inquieta en el PNV, más aún en un periodo estival como el actual. EH Bildu ha logrado en estos años un grado de penetración importante entre el electorado más joven, el talón de Aquiles del PNV. En las elecciones municipales Bildu logró arrebatar no sólo el voto perdido de Unidas Podemos, que se prevé que continúe el 23-J, sino también captar una parte del electorado del PNV.

Movilización dispar

El análisis que hacen en Sabin Etxea sitúa más en la desmovilización la pérdida de los 81.000 votos, “la mayor parte se quedó en casa”, han venido recordando. A ellos añaden que ha sido la gestión autonómica y el desgaste de ejercer el poder la razón que podría explicar esa pérdida de apoyo. En la mayor parte de los análisis el PNV no ha incluido la posible discrepancia de su electorado con los acuerdos alcanzados a nivel nacional con el Gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados. Una suma de fuerzas y acuerdos que han estado rodeados de episodios de confrontación y diferencias alejados de la estabilidad y seriedad institucional de la que el PNV siempre ha hecho bandera. Los sondeos del propio Ejecutivo de Urkullu ratificarían que el desgaste, también en una cita para las generales, puede pasarle factura.

La necesidad de asomar cabeza es una denuncia repetida. Ahora el PNV está insistiendo en que estas no son unas elecciones “presidencialistas” sino de elección de representantes de la Cámara. Es ahí donde subraya el valor de la gestión de sus diputados y senadores esta legislatura. Respecto a cuál será su posición ante un hipotético escenario de Feijóo con opciones como candidato, la posición del PNV ha sido ambigua. Las manifestaciones hechas por sus dirigentes han ido desde la negativa más rotunda a respaldarle por la necesidad de apoyarse en Vox que estiman a dejar la puerta entreabierta sólo en algunos escenarios alternativos sin la participación de la formación de Abascal. Al mismo tiempo, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha combinado sus críticas a Sánchez “no ha utilizado como un ‘kleenex’- con su predisposición a reeditar el apoyo del PNV a la actual alianza de partidos “si los números dan”.

Desde las filas de EH Bildu, en cambio, han cerrado por completo la puerta a cualquier entendimiento con el PP. El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, llegó incluso a disculparse por un vídeo electoral de su coalición en el que se situaba en la órbita del fascismo al PNV. Sabedor de que la reedición de un acuerdo para mantener a Sánchez en el poder requerirá del PNV, Otegi afirmó que “fue un error” asegurar que el partido de Ortuzar era fascista, “no son lo mismo”, aseguró.