En Génova han escocido las críticas vertidas contra la estrategia electoral desarrollada durante la campaña y que se saldaron con un resultado muy lejano a las optimistas previsiones del 23-J, que hablaban de una "mayoría suficiente" de entre 150 y 160 diputados. Con 136 escaños y escasa, por no decir nulas, posibilidades de gobernar, muchos dirigentes territoriales buscan culpables y analizan causas. A sabiendas de ello, desde la dirección nacional lanzan un torpedo no exento de reproches.

Y es que en el argumentario interno repartido este miércoles entre los miembros del partido, escriben negro sobre blanco que "aceptamos y tomamos nota de todas las sugerencias y aportes que nos permitan seguir mejorando, incluidas las relativas a la estrategia de campaña, aunque se produzcan una vez celebradas las elecciones", lo que no deja de ser una carga de profundidad contra los críticos.

Pero aun hay más, porque ponen el acento en la falta de coherencia de las distintas opiniones dado que "hay que tener en cuenta que algunas van en una dirección y otras justo en la contraria. Unos piden más moderación y otros echaron de menos más dureza; algunos creen que debió haber más exposición y otros que el candidato debería haber salido menos", comentario que no está exento de razón.

Aguirre y FAES discrepan en el diagnóstico

Por ejemplo, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha sido de las pocas que, públicamente ha defendido que el error consistió en parecer estar más próximos al PSOE que a Vox, "que es un partido perfectamente constitucional". Sensu contrario, FAES reprochaba a los de Santiago Abascal su "deriva errática" y "confusión estratégica". Otros concluyen que no ha quedado claro el modelo de relaciones con Vox tras unos accidentados pactos autonómicos.

Pero la gran mayoría no pone tanto las tintas en Vox como en una recta final de campaña enredada por la revalorización de las pensiones y las fotos de hace casi 30 años con el narcotraficante Marcial Dorado, dos mensajes que no se contrarrestaron, dicen, de forma adecuada por Núñez Feijóo y su equipo.

Precisamente, en su escrito de consumo interno al que ha tenido acceso El Independiente, sacan pecho por haber ganado las elecciones y subido nada menos que 47 escaños y todo ello, justifican, "en pleno verano, con medio país de vacaciones" y "sólo 15 meses después de una importante crisis interna".

Destacan que nunca antes un presidente del gobierno pierde las elecciones tras su primera legislatura

También afirman algo inexacto, esto es, que nunca antes "un candidato gana las elecciones la primera vez que se presenta". No es así puesto que José Luis Rodríguez Zapatero ganó inopinadamente las generales de marzo del año 2004 en mitad de la conmoción por los atentados yihadistas del 11-M. Sí tienen razón, en cambio, cuando destacan que esta es la primera ocasión en que un presidente del Gobierno pierde ante las urnas después de su primera legislatura, si obviamos el tiempo que gobernó tras la moción de censura.

"Evidentemente, somos ambiciosos y nos hubiese gustado incluso un resultado mejor", admiten tras afirmar que en estos momentos su prioridad es evitar el bloqueo "que el PSOE ya ha hecho otras veces y que España no se lo merece. Dialogaremos para dar a España lo que los ciudadanos han votado en las urnas". "No sería aceptable -añaden- que, desde la irrupción de Sánchez en la política española, en cada ciclo electoral estemos condenados a una repetición de las elecciones".

Tampoco, que en un momento en que el independentismo tiene menos peso "Sánchez les pueda ofrecer tener más poder y más capacidad de decisión que nunca para condicionar al Gobierno, erosionar las instituciones y avanzar en la quiebra del Estado".

Curiosamente, insisten en algo que Moncloa negó ayer, esto es, cualquier tipo de comunicación entre los líderes de las dos principales fuerzas del país. Parece que Sánchez no tiene ninguna intención de volver a hablar con Feijóo en el corto y medio plazo, a pesar de que fue el inquilino de la Moncloa el que la misma noche electoral y a través de un WhatsApp, le emplazó a hablar una vez escrutado este viernes el voto CERA. Los populares reiteran que en cuanto el escrutinio sea definitivo, hablarán con el PSOE, "como siempre dijimos".

La "sombra del tamayazo"

El propio Feijóo reveló durante la presentación de su programa electoral a principios de julio su intención de dirigirse a Ferraz y, en su defecto, a los barones socialistas, para recabar su apoyo con el que poder ser investido presidente del Gobierno si ganaba las elecciones. Aquello, que no pasó en absoluto inadvertido, parece haberse convertido en las redes sociales en una especie de conspiración oculta para buscar otro "tamayazo", hasta el punto de que Cuca Gamarra hubo de aclarar ayer que no está contemplado en absoluto hablar de forma individual con diputados socialistas para recabar su apoyo.

Bien es cierto que Génova no le hace ascos a una ruptura del Grupo Socialista, tal y como pasó en 2016 y el "no es no" de Pedro Sánchez, que acabó costándole el liderazgo del partido. De hecho hablan de "algún héroe" que sea capaz de parar un nuevo pacto del PSOE no sólo con ERC y Bildu, sino con Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont.