El catalán regresa al terreno de juego de las negociaciones con el independentismo. La líder de Sumar, Yolanda Díaz, movía ficha este miércoles prometiendo autorizar el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso. Paralelamente, una nueva sentencia sobre el uso del castellano en las escuelas catalanas servía de recarga para la batería de agravios de Carles Puigdemont con el PSOE, el Gobierno y el Estado.

"Van destruyendo consensos sociales y políticos por mero supremacismo lingüístico y aún nos piden que les sigamos extendiendo cheques en blanco porque 'hay que frenar a la derecha'" se lamentaba Puigdemont en las redes. Respondía así a la decisión de un juez, conocida este miércoles, de atender a la petición de una familia que exige más presencia del castellano en la escuela de su hijo, en Girona.

"¿Qué han hecho para respetar la política lingüística aprobada y consensuada con la mayoría de los catalanes?" se preguntaba el president fugado en Waterloo. "Tenían los votos, tenían la llave y tenían todo el poder, pero el catalán retrocede empujado por la ofensiva oficial del Estado" concluía en una queja que parece tan dirigida a Esquerra, apoyo clave de la pasada investidura para el Gobierno de PSOE y Podemos.

Ataque a ERC

El líder de Junts advierte, como conclusión final, que "no se puede repetir este esquema si queremos resultados diferentes". Aunque lo cierto es que hasta ahora Puigdemont no había introducido la cuestión de la lengua en el debate sobre el apoyo al PSOE en la próxima investidura.

Sí lo hizo Esquerra, en la comparecencia de Pere Aragonès del pasado martes. El presidente de la Generalitat apuntó la protección del catalán, especialmente en el ámbito de la educación, como una de las exigencias republicanas para acordar la investidura.

En este contexto, los independentistas interpretan como un agravio la decisión de la justicia, que este miércoles ha aceptado la medida cautelar solicitada por la familia de un alumno para que el colegio de Girona al que acude su hijo imparta una asignatura troncal en castellano.

Además, en la interlocutoria, el juez tacha de inconstitucional la ley aprobada por el Parlament para blindar el catalán en los centros escolares. Un texto que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha llevado al Tribunal Constitucional. Los medios públicos de la Generalitat lo presentan como un "nuevo revés al catalán".

Catalán, euskera y gallego en el Congreso

En este contexto se inscribe la propuesta lanzada por Yolanda Díaz para habilitar el uso ordinario de las lenguas cooficiales -catalán, gallego y euskera- en el Congreso. La líder de Sumar ha insistido en una propuesta contenida en su programa electoral. Un guiño sin duda al mundo nacionalista e independentista demostrativo, arguye, "de la pluralidad del país".

Sumar lo va a someter a debate con otros grupos para pedir una reforma del Reglamento de la Cámara Baja, que ya ha rechazado esta medida en otras ocasiones con el voto de los propios socialistas.

El pasado mayo Esquerra consiguió sacar adelante, con el apoyo del PSOE, una resolución para que el Gobierno promoviera el uso de las lenguas cooficiales en los órganos constitucionales del Estado. ERC consideró la aprobación de la resolución como un primer paso para el uso de estas lenguas en el la Cámara Baja. A ese acuerdo se refería Aragonès el martes cuando exigía el cumplimiento de los pactos cerrados durante la pasada legislatura.

Debate recurrente

Se trata de un debate recurrente entre partidos. Hasta el nombramiento de Manuel Marín como presidente del Congreso en la primavera de 2004, el castellano era la única lengua utilizada en las sesiones de la cámara baja. Fue Marín el primero en abrir el debate y aprobar un criterio de flexibilidad para la utilización de los idiomas cooficiales, aprobado en febrero de 2005.

El acuerdo en la posibilidad de realizar una intervención breve en la lengua materna del diputado, seguida a continuación de la correspondiente traducción al castellano, traducción que el diputado de ERC no hizo. Ese criterio de flexibilidad se suspendió apenas un mes más tarde, después de que el diputado de ERC Joan Tardá no respetara las condiciones de uso de tal criterio, por lo que Marín le instó a abandonar la tribuna.

Ya en 2006 durante el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, los grupos parlamentarios del Congreso intentaron una reforma en profundidad del Reglamento de la Cámara Baja y chocaron precisamente en la cuestión de las lenguas, que frustró la reforma.

El 21 de junio de 2022 el PSOE rechazó junto con el PP, Vox y Ciudadanos modificar el Reglamento para que se pudieran utilizar las lenguas cooficiales en toda la actividad parlamentaria, sobre todo en el pleno.

Uso en el Senado

Por contra el Senado sí permite, desde 2011, que los senadores se dirijan al hemiciclo en sus propias lenguas cooficiales pero únicamente cuando se trata del debate de mociones. No está permitido hacerlo en el debate de las iniciativas legislativas, ni en pleno ni en comisión y tampoco en las sesiones de control al Gobierno.

En septiembre de 2021, el pleno del Senado acordó abordar una reforma del Reglamento de la Cámara Alta para extender el uso de esas lenguas a todas las actividades del Senado, una iniciativa que quieren negociar los socialistas aunque sin llegar a universalizar el empleo estos idiomas.

Un año después se reunía por tercera vez la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, donde se acordó el impulso y la protección de la lengua catalana con el compromiso, entre otras cosas, de favorecer la ampliación del uso de las lenguas cooficiales en las Cortes. Se planteó, en ese contexto, una revisión del Reglamento del Senado. Una medida que está congelada de facto, tras las sucesivas ampliaciones del plazo de enmiendas.

La modificación del reglamento para permitir el uso de las lenguas cooficiales supondría un coste extra anual para el Senado de unos 950.000 euros, ya que obligaría a ampliar los servicios de intérpretes y de traducción de los que ya dispone la Cámara desde que en 2011 se permitió por vez primera intervenir en estos idiomas.