Han pasado más de dos meses desde las elecciones y Navarra sigue en funciones, sin fecha de investidura ni fórmula de Gobierno cerrada. Las negociaciones para intentar reeditar el Ejecutivo de la pasada legislatura han entrado en arenas movedizas que amenazan con hacer saltar por los aires la coalición PSN-Geroa Bai-Podemos que venía sustentándolo desde 2019. La crisis activada por la coalición en la que se integra el PNV -Geroa Bai- ha movido el tablero y ha disparado las diferencias entre los hasta ahora socios de Gobierno. Una fractura que agita el proceso de investidura de Chivite y que también desempolva la posibilidad de una repetición electoral en Navarra.

Esta crisis ha evidenciado como nunca el juego de intereses compartidos entre el PSN y EH Bildu para debilitar al PNV. Una formación, Geroa Bai, que con su máxima representante, Uxue Barkos, llegó a presidir el Gobierno foral en 2015. Barkos lo hizo hasta 2019 gracias al sí de Bildu, Podemos e izquierda-Ezquerra y la abstención del PSN. Aquel fue su periodo de gloria. Desde entonces, la marca del PNV en Navarra se ha ido desangrando elección tras elección. Ahora la ‘pinza’ que PSN y Bildu ejercen sobre ella amenaza con engullirla definitivamente. El techo de casi 60.000 votos obtenido en las autonómicas de 2019 está hoy lejos, con 42.000 votos y 7 escaños en la Cámara Foral, dos menos que hace cuatro años.

Una pérdida de peso que el PSN quiere trasladar a la configuración del próximo Gobierno y ante el que Geroa Bai se rebela. Los socialistas entienden que los navarros han votado otorgar más peso al PSN y menos a Geroa Bai y por eso han reducido de cuatro a tres las consejerías ofertadas. Los socialistas también accedieron a que Geroa Bai siguiera ocupando la presidencia de la Cámara. Al PNV le parece insuficiente. Sigue viéndose infrarepresentado en ese organigrama de Gobierno y se niega a firmar. Ven en la propuesta un intento por “humillar” a quien ha sido un socio imprescindible y un intento de que el PSN acumule poder “orgánico y económico”. Geroa Bai considera además que “en tiempo de descuento” no se puede “marear a la sociedad navarra” con “ofertas y contraofertas sin sentido” cuando “todo parece indicar que el PSN no quiere contar con Geroa Bai”. Si no se mejora la oferta, no habrá apoyo, insisten en el PNV.

En este panorama quien más aplaude es Bildu. La izquierda abertzale ya ha ido absorbiendo una buena parte del voto del PNV en Navarra y amenaza con poderle engullir definitivamente. EH Bildu ya ha salido al rescate del PSN para que no se preocupe por la posible falta de acuerdo con el PNV. Ha avanzado que someterá a sus bases la posibilidad incluso de votar sí a la investidura de Chivite si fuera necesario y salvaguardar así la reedición de un Ejecutivo progresista en Navarra.

La amenaza de una repetición electoral

La operación, de seguir adelante, dejaría en la oposición a los siete escaños de Geroa Bai y a EH Bildu, con 9, pero en el caso de la izquierda abertzale como aliado externo del Gobierno de coalición entre PSN y Contigo-Zurekin (con 14 de los 50 escaños del Parlamento de Navarra). En esa fotografía, Geroa Bai compartiría bancada de oposición con UPN, PP y Vox, forzando así la imagen de formación de derechas del PNV que Bildu quiere subrayar y de la que Sabin Etxea lleva años intentándose desprender.  

En este escenario, a la coalición del PNV le quedaría la última bala para presionar: forzar una repetición electoral. El voto en contra de Geroa Bai a la candidata del PSN en el Pleno de Investidura, que debería celebrarse antes del 28 de agosto, precipitaría una repetición, al sumarse a los noes que ya han avanzado UPN, PP y Vox.

El secretario general del PSN, Ramón Alzorriz ya ha avanzado que bajo ningún concepto permitirán que se pueda dar otra oportunidad a la derecha con una repetición de los comicios. Un objetivo que requeriría, en todo caso, lograr reconducir la situación y que Geroa Bai y el PSN alcanzaran un acuerdo para el reparto de carteras en la futura estructura de Gobierno. Alzorriz ha recordado en las últimas horas que el PSN ya ha realizado hasta dos propuestas diferentes a Geroa Bai y que ante ellas la coalición del PNV “no se ha movido de la posición en la que ya estaba el 29 de mayo pasado”.

Euskadi y Navarra

El escenario político en Navarra y el País Vasco guarda algunas similitudes pero también notables diferencias. En ambos casos el objetivo de la izquierda abertzale es el mismo: adelgazar el apoyo electoral del PNV. Desde EH Bildu se habla de un “cambio de ciclo” en las sucesivas citas electorales que arrojan un descenso de apoyos hacia el PNV y un aumento de votos hacia EH Bildu. Si bien en Euskadi la posibilidad de una alternativa al PNV sigue aún lejos de ser realista, por la falta de sintonía entre el PSE y Bildu y por la existencia de numerosos acuerdos de coalición entre socialistas y jeltzales, en el caso de la Comunidad Foral la izquierda abertzale fue la que hizo presidenta a Chivite en 2019, y la que ahora ha avanzado que volverá a hacerlo “por principios” y sin contraprestación expresa alguna.

Entendimiento que también es evidente y que se ha reeditado en el proceso de negociación que a nivel nacional han arrojado los resultados del 23-J. Otegi ya ha anunciado que facilitarán con un sí la investidura de Sánchez y que lo harán, en principio, sin exigencias inasumibles. El puente entre la izquierda abertzale y Ferraz también ha desgastado en las urnas al PNV, que ha visto cómo el 23-J perdía más de 100.000 votos mientras Bildu mejoraba de modo notable sus resultados.