"Solo hay una mayoría parlamentaria posible, una mayoría progresista liderada por el PSOE". Es la premisa que lleva defendiendo el PSOE desde las elecciones generales del pasado 23 de julio y la que también esgrimió el presidente en funciones, Pedro Sánchez, este martes ante el Rey, en la segunda y última jornada de consultas con los líderes políticos. Por eso el jefe de los socialistas le mostró su disposición a afrontar la investidura, aunque respetará la decisión que tome, incluso si postula a Alberto Núñez Feijóo. Sánchez se ve con opciones de revalidar el Gobierno y de salir airoso de unas negociaciones complicadas con las fuerzas nacionalistas e independentistas. Estas le piden, como punto de partida, que dé luz verde a una ley de amnistía que borre los efectos penales del procés. Pero Sánchez no da por ahora pistas: reivindica la "coherencia" con la que ha obrado su Ejecutivo en los últimos cuatro años y que mantendrá, insiste en que la sociedad catalana ha apostado claramente por el "reencuentro" y la "convivencia" y ya anticipa sus líneas rojas. "El diálogo es el método y la Constitución es el marco", sostuvo.

El jefe del Ejecutivo en funciones compareció en la Moncloa tras su audiencia con Felipe VI y, según relató a los medios en una breve rueda de prensa, le trasladó su "disposición" a "asumir" la "responsabilidad" de la investidura, que no es un "trámite de exhibición" —dijo como crítica a Feijóo—, sino que tiene la finalidad de reunir el respaldo parlamentario necesario para forjar un Gobierno. Sánchez defendió que cree estar en "condiciones de aunar" ese aval de la Cámara, "como quedó acreditado la semana pasada", cuando la izquierda se hizo con el control de la Mesa del Congreso, a cuyo frente logró situar a la socialista Francina Armengol, elegida en primera vuelta por 178 votos, dos por encima de la mayoría absoluta, gracias al apoyo de su partido (121), Sumar (31), ERC (7), Bildu (6), PNV (5), BNG (1) y Junts per Catalunya (7). La rival de Armengol, Cuca Gamarra, la número dos del PP, solo cosechó 139 papeletas, las de su formación (137), más las de los diputados de UPN y Coalición Canaria, ya que Vox (33) apostó por su candidato al decidir Génova no darle entrada en la Mesa.

El presidente recalca que mientras que Feijóo tiene un "techo" de 172 apoyos, él parte de un "suelo" y puede aspirar a un "techo mucho más alto", sumando a Junts, como ocurrió con la votación de la Mesa

Sánchez esgrimió la necesidad de "estabilidad política, social y económica" necesaria para hacer frente a los "desafíos", el contexto internacional marcado por la guerra de Ucrania, las "grandes oportunidades" que tiene España ante sí, como la presidencia de turno de la Unión Europea y, en definitiva, su compromiso de seguir "avanzando" en derechos y libertades de la mano de Sumar, ya que eso fue, subrayó, lo que decidieron los ciudadanos con su voto el 23-J. Su compromiso con el "progreso y la convivencia" es "total y absoluto", dijo, y si algo dejó claro la votación de la Mesa del jueves pasado es que "solo hay una mayoría parlamentaria posible", "no hay otra alternativa que reeditar el Gobierno de progreso".

"Quienes plantearon la propuesta derogatoria no han obtenido ni votos ni escaños, fracasaron, fueron derrotados por las urnas", aseguró sobre el PP, de modo que "sus contorsiones para lograr la investidura son perfectamente legítimas, pero baldías". Es decir, que Feijóo puede ofrecerse para ir al examen parlamentario a sabiendas de que lo perderá, pero no por ello conseguirá alcanzar la Moncloa porque no tiene apoyos en la Cámara. Si el jefe de los conservadores tiene "un techo", que son los 172 escaños (PP, Vox, UPN y CC), el PSOE parte de "un suelo", los 152 respaldos que pesa con Sumar, para a partir de ahí ir tejiendo alianzas y aspirar a "un techo mucho más alto" que aquel del que disponen los populares. Por tanto, continuó, si Feijóo acude a la investidura, esta será con seguridad fallida, "y por tanto si quiere darse de bruces, está en su derecho". El presidente remarcó, como ayer hizo su partido, que "sea cual sea" la decisión que adopte el Rey, contará con el "respeto y el respaldo" del PSOE, como lo ha tenido "siempre".

Insiste en que mantendrá la "coherencia" y en que la sociedad catalana ha dejado claro que "apuesta por el reencuentro y la convivencia"

Preguntado por las conversaciones y por la posibilidad de que esté preparando una ley de amnistía, como le reclaman ERC y Junts, Sánchez advirtió de que es "prematuro" hablar de negociaciones porque primero tiene que conocerse la decisión del jefe del Estado, prevista para esta tarde. Pero a continuación reivindicó el trabajo de "normalización", de "estabilización" de Cataluña que ha desplegado su Ejecutivo en los últimos cuatro años, después del otoño negro del procés, la declaración de independencia aprobada en el Parlament y las "consecuencias judiciales que hubo después". Y vista la situación hoy en Cataluña,"muchísimo mejor" que la existente en 2017 o en 2019, y vistos los resultados allí en las municipales del 28 de mayo y en las generales del 23 de julio, subrayó, ha quedado "claro" y "bastante evidente" que la sociedad catalana "apuesta definitivamente por el reencuentro y la convivencia de manera mayoritaria", dado que el PSC ganó ambas convocatorias de manera abrumadora.

El PSOE "habla con todas las fuerzas salvo una"

Entonces, el presidente hizo valer la "coherencia" con la que ha venido actuando su partido y él mismo en el manejo de la situación catalana, y también la regla de oro que ha mantenido y mantendrá: que "el diálogo es el método y la Constitución es el marco".

Sánchez ya no asegura que la amnistía no cabe en la Carta Magna: "No me corresponde a mí decir qué es o no constitucional, tenemos al TC para dirimir esas cuestiones"

Sánchez fue preguntado si la amnistía que le piden ERC y Junts entra dentro de la Carta Magna: "No me corresponde a mí decir qué es o no constitucional, afortunadamente tenemos al Tribunal Constitucional para dirimir todas esas cuestiones". Sin embargo, antes de las elecciones del 23-J (y aun después) el propio presidente y su dirección defendían que ni la amnistía ni el referéndum de autodeterminación —la segunda gran demanda de las formaciones independentistas catalanas— caben en la Constitución.

El líder socialista daba a entender, por tanto, que asume que esa será la vía que puede desbloquear la investidura, pero no explicitó más pasos. Apenas reiteró que tanto él como el PSOE "continuarán en la senda de trabajar por la convivencia", como en los últimos cuatro años. Y presumió de que su partido reconoce la legitimidad tanto de Junts como de ERC —cada uno con siete diputados en la Cámara baja— y puede hablar con todas las fuerzas políticas "salvo con una" (Vox). En cambio, el PP de Feijóo "solo puede hablar con una [Vox] y no con el resto", incidió, haciendo hincapié en la soledad parlamentaria de los conservadores. "Y esta yo creo que también es una de las principales virtudes de la política que estamos practicando, que es esa, la del diálogo y la convivencia", remachó.