El PP ha iniciado su ronda de consultas parlamentarias a lo grande, ofreciendo, más allá de un paquete de medidas económicas, de regeneración democrática y de corte social, un acuerdo de legislatura de dos años y orientada a conseguir seis objetivos "de Estado" con el PSOE como máximo valedor. Alberto Núñez Feijóo trasladaba este miércoles esa oferta al presidente en funciones y dirigente socialista, que, como era de esperar, con nulas expectativas ante el encuentro, ha declinado el planteamiento. "He percibido su pretensión de buscar encaje a las exigencias particulares de los partidos minoritarios y de algunos que no respetan la constitución", aseguraba Feijóo en la comparecencia posterior a la vista con Sánchez en el Congreso de los Diputados. Es decir, incidía en que el objetivo del PSOE es seguir intentando convencer a Junts, así como a sus ya anteriores socios de investidura para lograr la reelección.
Aunque el gesto del PP haya buscado retratar a Sánchez, que es una de las lecturas amplias que se pueden hacer de una propuesta abocada al fracaso de manera preconcebida, y confirmada ya por el propio PSOE a través de su portavoz en Ferraz Pilar Alegría, esta oferta supone un acercamiento a los socialistas de manera pública. Una actuación que a lo largo de los últimos meses ha sido condenada por Vox. Especialmente de manera cercana a cada uno de los procesos electorales que se han vivido en este ciclo. Ha sido recurrente el lanzamiento de órdagos desde la sede de Bambú para que Génova se defina como o bien aliado de "la alternativa" -que pasa por una asociación permanente y a multinivel con Vox- o del PSOE, "asumiendo sus postulados". Entre otros, se han señalado similitudes en materia de género o en el control judicial. Todo por participar conjuntamente en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
De hecho, la misma noche de las generales, Vox acusaba al PP de haber dejado vía libre para pactar al PSOE y a los independentistas, al haber desincentivado, por la 'utilidad' del voto, el respaldo a Vox en las urnas. Ese fue el último paralelismo que se hizo hacia el PP en este sentido. Y más adelante Vox sí que abierto la puerta a que "algunos socialistas buenos" permitan la investidura, pero lejos de la fórmula planteada recientemente por Feijóo. Una llamada, en definitiva, al transfuguismo.
Pese a todo, en Vox han decidido guardar silencio desde el anuncio de acuerdo con el PP que confirmaron ambas partes tras la audiencia de Feijóo con el Rey dentro de la ronda de contactos de la semana pasada. Lo han hecho ante los anuncios variados desde Génova primero y después por el propio Feijóo de disposición para negociar con Junts bajo el marco constitucional. Aunque hay división de opiniones dentro de las filas del partido. Y ahora, tras publicarse el deseo de acercamiento de Feijóo al PSOE para que valide su nombramiento, los de Abascal se han limitado a aplazar cualquier pronunciamiento hasta el día que transcurra un encuentro entre el presidente de la formación y Feijóo. "Será el presidente de Vox quien traslade esa valoración a Feijóo", dicen fuentes de Vox.
Vox ha aplazado cualquier pronunciamiento sobre la oferta al PP hasta que se reúna con Feijóo. Primero la conocerá él"
Ante esa cita, aún sin marcar sobre el calendario, en el PP abogan por la tranquilidad, y descartan que Vox vaya a sentir ningún agravio por la oferta de pacto al PSOE que ponga en peligro la estabilidad de los 172 apoyos con los que acude Feijóo a la investidura; 33 por parte del grupo que lidera Abascal. Fuentes populares aportan dos justificaciones, en beneficio de la estrategia tomada. La primera, es que esta acción viene de "la obligación de hablar con todo el mundo" que supone el mandato de Felipe VI para intentar conformar un nuevo Ejecutivo. Tanto con Ferraz como con partidos "tan alejados" como Junts. En segundo lugar, en el PP entienden el ofrecimiento como un planteamiento "para que no gobiernen los independentistas".
En ambos puntos, aunque especialmente en el segundo, creen que coinciden sobradamente con Vox. Y de ahí la confianza en que no trasladarán ninguna queja a Génova. "De hecho Vox ha aceptado no entrar en el Gobierno de Feijóo para que no sea una excusa para que gobiernen los independentistas", señalan las mismas fuentes del PP, conocedoras de las conversaciones con los grupos. Insisten en que el objetivo fundamental del mandato que quiere poner en marcha Feijóo es el de "quitarle protagonismo y poder político a los independentistas". Ello en un momento en el que cualquier opción, aseguran, que pase por Sánchez será a a través de concesiones como la amnistía a los encausados por el procés.
Ahora bien, si se tienen en cuenta las cuatro condiciones puestas por Vox para respaldar a Feijóo en la investidura, que han permitido, según Abascal, iniciar "una nueva etapa" de relaciones, y se enfrentan a la rueda de prensa de Feijóo, entran en confrontación una serie de elementos. Avanzar hacia "la neutralidad de las instituciones y la normalidad democrática" sí podría entrar dentro de ese 'contrato verbal', aunque Vox parte de considerar que el PSOE y sus socios han dinamitado esa independencia. Por lo que en sí mismo deja de ser válido.
La ronda de contactos seguirá en orden descendente, con Vox primero y seguido de Sumar. Ambas reuniones aún sin fecha"
Vox pedía "desautorizar" a quienes atacaran los pactos entre PP y Vox a nivel autonómico y municipal. Entre ellos, el propio PSOE, quien quiere aplicar un cordón sanitario a Vox. De hecho lo excluirá -como el PP a EH Bildu- de su ronda de consultas. Y con el llamamiento a atender al mandato de la mayoría de votantes de PP y PSOE, que se refleja con 258 escaños en la cámara baja, destacaba Feijóo, se está haciendo un llamamiento a desatender a Vox, así como a otros grupos parlamentarios. Lo que podría ir a la contra de otro de los puntos: "el respeto a nuestros votantes". Todo dependerá de la interpretación que haga Vox de la cuestión y de sí ha habido, como ha dejado caer el PSOE, contactos previos con Abascal.
Vox, siguiente en la lista del PP
Aunque a principios de semana no estaba previsto, y era a Cuca Gamarra a quien se posicionaba como responsable a liderar las conversaciones parlamentarias con el resto de grupos más allá del PSOE, Feijóo ha rectificado. Compartirá espacio parlamentario con Abascal y los suyos, y se hará la foto en un próximo encuentro. De no hacerlo, la omisión de Feijóo habría sido otro aliciente para volver a tensionar las relaciones entre Génova y Bambú. El líder de Vox es el próximo en la lista del gallego, que, al menos, también hará lo propio con Yolanda Díaz, candidata por Sumar. La ronda de contactos seguirá en orden descendente, con UPN, Coalición Canaria y el BNG, de acceder a un encuentro.
Pese a todo, no hay ninguna fecha contemplada para más movimientos políticos más allá del ya realizado con el PSOE de Sánchez. Tampoco otros contactos telefónicos con presidentes autonómicos para conocer "sus demandas" al Gobierno central. Íñigo Urkullu, del PNV, ha sido el primero esta pasada tarde. "Entendemos que esta no es una reunión más, es algo más relevante y por eso no hemos contactado" con otras fuerzas, afirman desde el PP. Que aunque prevén que este será el único cara a cara con los socialistas antes de la investidura, no quieren dar la puerta por cerrada a posibles nuevas vistas.
Frente a las críticas recibidas, que "apuntan a que Feijóo quiere hacer perder el tiempo a los españoles", los populares argumentan que fue la presidenta de las Cortes Francina Armengol, "del PSOE", quien ofreció dos fechas al PP: el 5 o a partir del 25 de septiembre. Era imposible elegir otra semana intermedia, dado que coincidía con Navidad. "Nosotros propusimos contar al menos con diez días" una vez estuvieran conformados los grupos del Congreso, por se nos asignó la fecha vigente. El 26 y 27 se producirán el debate y la primera votación de investidura.
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