La intervención del diputado y portavoz del PP, Borja Sémper, en el debate sobre el uso de las lenguas cooficiales de este martes se decidió en la reunión del comité de dirección del pasado lunes, según ha podido saber El Independiente. Los populares querían en la tribuna a un orador bilingüe que les permitiera trasladar el mensaje de que el catalán, el vasco o el gallego "no son propiedad de independentismo" y que las tres lenguas "podían usarse ya en la tribuna del Congreso siempre y cuando no fuera necesario el uso de pinganillos" para la traducción, precisamente lo que también el lunes, en rueda de prensa, el propio Sémper calificó de "hacer el camelo".

Además, ayer por la mañana, antes del arranque del pleno a las 12 de mediodía, el diputado vasco comunicó al resto del grupo que usaría el euskera en algún momento, para transmitir también que "el PP no tiene ningún problema con las lenguas cooficiales", lo que no ha impedido que algunos de sus compañeros de bancada no hayan entendido el mensaje que se pretendía transmitir.

Sémper ha defendido esta mañana en Onda Cero que "cuando uno es portavoz de un Grupo tan grande hay opiniones diversas, hay quien te dice que no lo comparte. No pasa nada. Esto no es el PSOE, hay que vivirlo con naturalidad". Y así, tras defender que no hizo nada raro en la tribuna de oradores sí "adelanté (a sus compañeros) que iba a tener alguna frase en euskera. Me afecta esta repercusión, pero políticamente no es lo relevante, sino que en el Congreso se pudieran explicar las cosas de otra manera y para esto entiendo que mis compañeros me necesitan".

Sémper comunicó al Grupo Popular que intercalaría algunos párrafos en euskera

Lamenta que "se desvía la atención de lo verdaderamente importante. Se atacó a la cámara y a lo común. La pregunta es porqué ha cambiado el PSOE de opinión".

Desde Génova insisten en la que ha venido siendo la estrategia del propio Núñez Feijóo como presidente de la Xunta durante varias legislaturas, consistente no sólo en expresarse en gallego en su territorio sino en apostar "por un bilingüismo cordial que no entra en colisión con el castellano" y se proponen extender esta filosofía al País Vasco y a Cataluña.

No ha dejado de ser una decisión arriesgada. Asumen que en el Grupo Parlamentario pueda haber "quien no haya entendido el objetivo buscado porque este es un partido muy amplio y entre 137 parlamentarios no todos tienen por qué pensar lo mismo". En todo caso minimizan las críticas internas que ha suscitado el uso que algunos consideran "extenso" del euskera en lo que podía suponer de desviar la atención de lo que ahí se debatía. Públicamente, solo se atrevió a lanzar un mensaje el todavía presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, que acostumbrado en los últimos tiempos a decir lo que piensa de l estrategia de Génova escribió en su cuenta de Twitter que "hay un concepto en el tenis muy útil para cualquier ámbito de la vida: evitar los 'errores no forzados'".

El propio Sémper, en respuesta a una crítica a través de esa misma red, argumentó que su intención fue intervenir "como hasta ahora se permitía en el Reglamento. Párrafos breces autotraducidos (3 en mi caso) para evidenciar el debate de lo que están aprobando. Y que su intencionalidad es otra, que no es defender lengua alguna sino hacer inservible la común", en alusión a los independentistas.

"Creemos que en realidad hemos roto el discurso de los independentistas", dicen en Génova

"Creemos que en realidad hemos roto el discurso de los independentistas", aducen las fuentes consultadas, agregando que ya elegir a Borja Sémper para ese debate y no a su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, "era todo un mensaje" de alguien "que se ha significado en la defensa de lo español en un territorio como el País Vasco. Nadie le va a dar lecciones". Y así se decidió en el núcleo duro del partido el lunes. También esperaban las tortas por parte de Vox, que decidió abandonar el pleno por dos veces desistiendo de participar en el debate, pero que en los pasillos de la Cámara pidió al PP que anule el uso de las lenguas cooficiales en el Senado que ahora se pueden emplear en los debates de mociones.