España fue uno de los cuatro estados a los que Marruecos autorizó el envío de equipos de rescate en un ejercicio de ayuda selectiva, limitado a "países vecinos", que despertó críticas internacionales. En el mejor de los casos, los dispositivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y una ONG de bomberos enviados por España se desplegaron sobre el terreno más de 36 horas después del terremoto, cuando la localización de supervivientes era ya "altamente improbable". Ninguno de las unidades desplazadas logró hallar cuerpos con vida, desvelan ahora fuentes de ambos contingentes a El Independiente.

En la semana posterior al seísmo, el peor registrado en el país vecino en más de un siglo, la ministra de Defensa Margarita Robles presumió de la implicación del UME en las tareas de rescate. "Van a seguir el tiempo que sea necesario. Lo que haga falta", llegó a manifestar en público cuando descartó enviar ayuda a las inundaciones de la ciudad libia de Derna porque no se había producido ninguna petición de auxilio por parte de las autoridades. La reconstrucción cronológica que publica este diario arroja nueva luz al despliegue sin resultados al otro lado del Estrecho.

23.11 horas del viernes: la tierra tiembla

El viernes 8 de septiembre la tierra tembló en Ighil, a unos 70 kilómetros de la turística Marrakech. El reloj marcaba las 23.11. El seísmo tuvo una magnitud de 6,9 y redujo a escombros decenas de pueblos del Alto Atlas. La escasa profundidad del epicentro, situado a 8,5 kilómetros bajo la superficie, acentuó su efecto devastador, agravado por el predominio en la zona de viviendas vulnerables, como edificios de adobe y ladrillos no reforzados. La hora del suceso, en plena noche, incrementó el número de víctimas.

En la madrugada del sábado al domingo, Rabat solicita oficialmente ayuda a España a través de Exteriores. Han pasado más de 24 horas

El último balance del Gobierno, hecho público este pasado miércoles, eleva la cifra de muertos a los 2.960, 14 más que el anterior, y la de heridos a los 5.674. Durante el sábado, la jornada que sucedió al seísmo, las autoridades marroquíes no aceptaron las ofertas para el envío de equipos de rescate. Mohamed VI, que se hallaba de vacaciones en París, regresó al país y presidió el gabinete de crisis durante la tarde de ese sábado. Ya en la madrugada del sábado al domingo, Rabat solicitó oficialmente ayuda a España a través del ministro de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, quien se puso en contacto con los ministros de Interior y de Defensa para coordinar una ayuda inicial centrada en el rescate de personas bajo los escombros.

En declaraciones a los medios durante primera hora del domingo, Albares precisó que el número de personal y medios destinado a esa misión dependía del país vecino. Habrá, avanzó, tantos efectivos "como Marruecos necesite". La primera ayuda fue un contingente de 56 miembros dedicado al salvamento y rescate, porque -a juicio de Albares- era "lo urgente para encontrar el máximo número de personas con vida". Para entonces, sin embargo, habían transcurrido ya más de 24 horas desde el terremoto, un plazo clave en cualquier emergencia para hallar supervivientes.

Marruecos solo aceptó equipos de rescate de cuatro "países amigos": Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Reino Unido y España. El primer equipo español en llegar a la zona cero del desastre ni siquiera fue la UME, sino la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras. "Las primeras operaciones de búsqueda son entorno al mediodía del domingo", deslizan desde la organización, que desplazó a 13 voluntarios, 11 bomberos y dos sanitarios, ayudados por cuatro perros de rescate. Un informe al que ha tenido acceso este diario ofrece luz sobre los obstáculos que hallaron en su despliegue.

Miembros españoles de Bomberos Unidos sin Fronteras inspeccionan las ruinas de un edificio en la localidad de Mulay Ibrahim, a 55 kilómetros al sur de Marrakech.

Madrugada del domingo: llegan los bomberos españoles

El equipo, con amplia experiencia internacional, comenzó a diseñar su operación poco después de que trascendieran las primeras noticias sobre el seísmo. "En los primeros momentos y debido a la hora y día del terremoto, no se puede contactar con las autoridades ni en España ni en Marruecos, por lo que se envían correos electrónicos a ambas embajadas con el ofrecimiento y capacidades de respuesta de la organización", detalla el documento que evalúa la intervención.

La unidad de bomberos se movilizó en tiempo récord. No esperó el plácet oficial y partió del puerto de Algeciras a medianoche del sábado al domingo. "Se tiene prevista la salida desde el puerto de Algeciras en un ferry de la compañía FRS a las 22:00 del Sábado día 9, sin embargo el citado ferry se encuentra cancelado por razones operacionales de la compañía, y somos reubicados en el siguiente que parte a las 00:00", reconoce el informe. Una vez en suelo marroquí, con el tiempo corriendo ya en contra de cualquier esperanza, los tiempos se empezaron a dilatar.

La "minuciosa" inspección en el servicio de aduanas del puerto de Tánger provoca "cierto retraso en la salida del contingente"

La "minuciosa" inspección en el servicio de aduanas del puerto de Tánger provocó "cierto retraso en la salida del contingente". "A las 3:00 horas de la madrugada del domingo 10 se consigue pasar la aduana del puerto de Tánger y nos ponemos en camino hacia Marrakech", indican desde la ONG. Fue entonces, ya en territorio marroquí, cuando llegó la luz verde de Rabat a través de Exteriores español.

El equipo, que había diseñado el dispositivo teniendo en cuenta el difícil acceso por carretera a las zonas afectadas, optó por dirigirse hacia la región de Al Haouz, la más golpeada por el temblor sísmico. En la tarea de evaluación de las necesidades, la unidad cuenta con la ayuda del embajador de El Salvador en Marruecos y un colaborador afincado en Marrakech. "La embajada española sabía de nuestra presencia en el terreno, pero fuimos independientes a la hora de intervenir en todo momento", destacan.

A mediodía de ese domingo, tras un azaroso viaje, arrancaron sus operaciones entre los derrumbes de la localidad de Moulay Brahim. Habían pasado ya más de 36 horas. Otras ONG españolas declinaron acudir a la llamada de Marruecos, alegando precisamente la lentitud en la respuesta. "A última hora de esta mañana, después de recabar una última información de contactos en las zonas afectadas, de calcular los tiempos de desplazamiento y realizar una valoración de nuestra operatividad ante los materiales de construcción empleados, hemos tomado la decisión de no realizar una movilización de nuestra unidad, debido a la mínima posibilidad existente de encontrar supervivientes", esgrimió la ONG Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE), integrada también por bomberos españoles. "No queríamos movilizarnos en Marruecos para una operación que solo serviría como campaña publicitaria de nuestro organización", agregaron.

El trabajo continuó en el enclave de Imi N'tala, donde los daños en la carretera de acceso habían impedido la llegada de equipos de rescate. "Tras un trayecto de tres horas llegamos a dicha localidad comprobando un nivel de destrucción muy elevado donde ninguna estructura ha quedado en pie", enumera el citado informe. Tras la búsqueda infructuosa de supervivientes, se desplazaron a Amizmiz, otro de los epicentros. A última hora del martes, ante la constatación de que no quedan esperanzas de hallar personas sepultadas con vida, consideraron concluida la intervención. "Nos desplazamos la madrugada del martes al miércoles al puerto de Tánger desde donde partimos a las 06:00 hora española". La ONG, preguntada por este diario, señala que a pesar de sus esfuerzos de activarse rápidamente no pudo rescatar a nadie con vida.

Lunes: la UME se despliega

En el caso de la UME, el equipo no llegó a la zona hasta el lunes 11 de septiembre, camino de las 72 horas del seísmo y un día antes de que la ONG española diera por cerrada su misión. En sus declaraciones públicas durante el fin de semana, Albares dice que los dispositivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) están preparados para entrar en acción. Pero los 56 militares y los cuatro perros de búsqueda efectuaron su despliegue sobre el terreno el lunes.

El balance final de la UME: localiza tres cuerpos sin vida y solo rescata uno

El jefe del equipo USAR del cuarto Batallón de la UME, el comandante Enrique Bascuas Figueras, explicó que desde primera hora habían "encontrado algún cuerpo". Fuentes de esta unidad militar reconocen ahora a El Independiente que el balance final fue de tres cuerpos, todos sin vida. Solo pudieron rescatar un cadáver de los escombros.

Ningún equipo internacional consiguió salvar ni una sola vida, reconocen varias fuentes a este diario. La UME, al ser el primer equipo internacional en llegar a través del aeropuerto de Marrakech, se encargó de la organización del Centro de Recepción y Coordinación de equipos (RDC, por sus siglas en inglés) hasta que se estableció el equipo UNDAC de Naciones Unidas. El papel del RDC consiste en recibir a los equipos USAR (búsqueda y rescate) que acceden a la zona de la catástrofe, coordinarlos en apoyo a las autoridades de la nación anfitriona y proporcionarles instrucciones e información actualizada sobre la situación en zona, vital para su despliegue.

La unidad de Defensa trasladó al país vecino material para búsqueda técnica, como geófonos, cámaras telescópicas, radares y maquinaria con capacidad para mover y cortas grandes estructuras de hormigón. Firmó 15 operaciones de búsqueda. El equipo de la UME permaneció sobre el terreno hasta el 20 de septiembre. En total, once días. Retornaron a la base aérea de Zaragoza a bordo de un A-400 del Ejército del Aire, "exhaustos" pero "felices" por haber podido contribuir algo a aliviar el sufrimiento de los marroquíes, declararon a la prensa. En la nota de prensa que comunicó el fin de las operaciones, Defensa subrayó la carta remitida por el rey Mohamed VI -muy criticado por su ausencia inicial y la lentitud de su gestión posterior-, en la que dijo estar “conmovido profundamente” por la ayuda del contingente español, "que encarna los profundos lazos de amistad sólida y solidaridad que une a los pueblos español y marroquí”.

Miembros de los contingentes de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) enviados a Marruecos con motivo del terremoto regresan a Zaragoza.
Miembros de los contingentes de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) enviados a Marruecos con motivo del terremoto regresan a Zaragoza.

Misión imposible

La búsqueda de supervivientes resultó infructuosa. Entre quienes participaron en las tareas no ocultan que el tiempo fue una de las razones. "El tiempo fue determinante, aunque nunca se pierde la esperanza en esos primeros cuatro cinco días que se produzcan las condiciones oportunas para poder sobrevivir", alega una de las fuentes. Tampoco ayudaron las condiciones sobre el terreno, entre ellas, "las capacidades logísticas de Marruecos, teniendo en cuenta que la gestión de la emergencia supuso un importante desafío debido a limitados recursos, inexperiencia y falta de personal especializado".

Marruecos tiene limitados recursos, inexperiencia y falta de personal especializado

Entre las limitaciones que mencionan quienes proporcionaron ayuda, figuran los "recursos limitados debido al desarrollo socio económico del país"; la "falta de equipos especializados de respuesta, puesto que los equipos de primera respuesta de Marruecos están compuestos por bomberos sin especializar en este tipo de intervenciones"; "la complejidad logística en una zona de afectación tan amplia"; o "la participación de múltiples actores: agencias gubernamentales, asociaciones locales, equipos de respuesta como bomberos o sanitarios, organizaciones no gubernamentales, equipos de respuesta internacionales...".

Unos factores que se unieron a la tipología de las construcciones y la zona remota y muy poco desarrollada en la que se registró el seísmo. "La supervivencia de personas sepultadas bajo escombros de casas de adobe puede ser extremadamente difícil debido a las características de construcción y los materiales utilizados en estas viviendas", señalan desde los bomberos. "El principal inconveniente fueron los materiales de las estructuras que colapsaron ya que hace mucho más herméticos esos 'huecos de vida' que se producen en los colapsos", añaden. La acumulación de polvo dificultó aún más la supervivencia.

La fragilidad de las estructuras también complicó el rescate, más arriesgado y lento. "Las personas atrapadas bajo los escombros de una casa de adobe pueden sufrir lesiones graves debido a la compresión de los escombros, lo que puede dificultar aún más su capacidad para sobrevivir. Las lesiones pueden incluir fracturas, hemorragias internas y daños en órganos vitales", detallan. Una serie de condiciones que hacía "altamente improbable" el hallazgo de personas con vida. Retazos de la crónica de una tragedia anunciada.