Se trata de una cuestión que inquieta por su dimensión y por la incapacidad para saber revertirlo. Se han puesto planes, recursos e ideas pero la fotografía no sólo no mejora sino que empeora de año en año: en Euskadi apenas nacen niños y la sociedad vasca se ha convertido cada vez más en una población de jubilados y de ciudadanos envejecidos. El lehendakari Iñigo Urkullu lo alertó desde su primera legislatura. Ya entonces activó sus primeros planes de natalidad, los reforzó un mandato después y los amplió en la legislatura que está a punto de concluir. De nada han servido todas las medidas de apoyo a la natalidad. Desde 2008 la curva no ha dejado de caer. Hoy en el País Vasco nace un 30% menos niños que cuando el actual lehendakari llegó al Ejecutivo vasco a finales de 2012.

Cuando Urkullu accedió a Ajuria Enea las estadísticas reflejaban que al cierre de aquel año 2013 habían nacido 19.118 niños y niñas. Cuando tras las próximas elecciones autonómicas dejé el Gobierno vasco lo hará con el último balance anual de natalidad hecho público ayer y que muestra que 2023 cerró con poco más de 13.000 nacimientos. En estas tres legislaturas la estadística de nacimientos no ha dejado de caer. Cada año, la cifra ha sido inferior a la anterior y, lo que es peor, no se prevé que a corto plazo la situación mejore.

Y si las cifras no han caído aún más es gracias a las parejas de origen inmigrante que se instalan en Euskadi. Muchos jóvenes vascos se resisten a tener hijos aduciendo razones laborales y dificultades para independizarse del hogar familiar. La sociedad vasca registra la tasa de natalidad por cada 1.000 habitantes más baja de Europa, con apenas 6 nacimientos, uno menos que la media en el conjunto de España. Se trata de un indicador que se ha ido reduciendo de modo continuado. Hace doce años ese indicador era de 9,4 nacimientos. En el conjunto de Europa las cifras del País Vasco son difíciles de encontrar. La media de la UE en 2020 era de 9,1 nacimientos, pero en países como Irlanda o Francia ronda los 11 nacimientos por cada 1.000 habitantes, los 10 en Alemania o los 7 en Italia.  

Una realidad que se registra en un contexto de apoyo institucional a la natalidad como nunca antes se había dado en el País Vasco. Hoy los jóvenes que lo desean y cumplan los requisitos pueden acceder a un número importante de ayudas aprobadas estos años. La última de las ayudas, y una de las más relevantes, es una aportación universal de 200 euros al mes para la cría de cada hijo menor de tres años. Las parejas podrán percibir esa ayuda por cada hijo hasta que cumplan los tres años. Además, en los casos de tres o más niños la aportación se extenderá a razón de 100 euros al mes hasta que el menor cumpla los 7 años de edad.

Guardería gratis, ayudas, bonificaciones...

A ello se suman otras bonificaciones como la gratuidad de las guarderías o la mejora de los permisos de paternidad, que se igualan a los de maternidad. También se han mejorado las desgravaciones fiscales por hijo que aplican las diputaciones forales.

Las dificultades para la emancipación se han señalado como uno de los elementos que ha contribuido a complicar la salida del hogar de los jóvenes. De media, los jóvenes vascos no abandonan la casa familiar hasta pasado los 30 años. Desde este frente también se ha intentado impulsar medidas que permitan a su vez la conformación de nuevas familias. Recientemente el Gobierno vasco aprobó el plan ‘Gaztelagun’ por el cual los jóvenes de entre 25 y 29 años –con rentas de hasta 24.500 euros- tienen derecho a percibir una ayuda para el pago del alquiler. Estas ayudas pueden ser de hasta 300 euros al mes hasta que cumplan los 36 años.

La situación de los jóvenes vascos es desde el punto de vista laboral algo menos preocupante que la del resto de jóvenes de España. Los jóvenes vascos son, junto a los navarros, los que sufren una tasa de desempleo más baja. Según los últimos dataos del Instituto Nacional de Estadística (INE) mientras la media de paro juvenil en España es del 25,5%, en el caso de Euskadi ese indicador cae hasta el 17,6%.

Menos mano de obra y alumnos

La salida de muchos de ellos del mercado vasco en busca de oportunidades laborales en el extranjero ha sido un fenómeno creciente en los últimos años en Euskadi. Una circunstancia demografía que desde hace al menos dos décadas se ha dejado sentir en el mercado laboral. Las distintas organizaciones empresariales han advertido de las cada vez mayores dificultades para encontrar manos de obra que se enfrentan.

La caída de la natalidad donde más se refleja es sin duda en el sistema educativo vasco. La pérdida de alumnos es imparable. El curso 2012/2013, cuando Urkullu llegó al Gobierno, se matricularon en la enseñanza Primaria 96.713 niños y niñas en Euskadi. Este curso esa cifra se ha desplomado hasta los apenas 70.000.

La ausencia de relevo generacional deriva en un envejecimiento progresivo e imparable de la población y que se hace ya evidente en la necesidad de disparar el peso de los presupuestos públicos en ámbitos como el sanitario o el asistencial. A ello se suma la mejora en la calidad de vida de las últimas décadas que también ha permitido alargar la esperanza de vida de los vascos, que se sitúa entre las más altas de España y Europa. Hoy el 22,5% de la población en Euskadi, es decir casi uno de cada cuatro habitantes, tiene más de 65 años. En las proyecciones realizadas por el Instituto Vasco de Estadística se apunta hacia un futuro con una sociedad aún más envejecida, con el 33% de su población con 65 o más año en 2041.