La batalla en el bloque de la derecha entre el PP y Vox por atraer el mayor respaldo electoral este 9-J, en las elecciones europeas, está servida. El desencadenante fundamental ha sido un articulo muy crítico de FAES que bajo el título Vox y la corrupción del conservadurismo, acusa a Santiago Abascal de dar "bandazos" en función de sus "urgencias electorales en cada coyuntura", presentándose no pocas veces como un "antisistema" o juntándose "con parejas de baile incompatibles con el interés nacional español", como en el caso de la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen. Ella estuvo en Vistalegre, evidenciando un acercamiento con la corriente que lidera en la UE Giorgia Meloni.

Eso ha creado una dinámica no incluida en los planes iniciales del PP, preocupado ahora por la resistencia que ha demostrado el partido de Santiago Abascal, primero en las elecciones vascas, donde revalidó el escaño que tenía en Álava, y después en las catalanas, manteniendo sus 11 escaños y sacando 30.000 votos más que en 2021. También creció en las gallegas. En el primer partido de la oposición distan mucho de comparar a Ciudadanos con Vox, al menos de momento. Entienden que Vox "ha venido para quedarse", por lo que la estrategia pasa ahora por intentar "achicar lo más posible" su espacio electoral, aunque mantenga su presencia en parlamentos e instituciones. Atraer a la máxima base electoral posible.

Y que los votos en las elecciones europeas tengan exactamente el mismo valor provengan de la España vaciada que de un colegio electoral de la Gran Vía madrileña, sin que se pierdan restos electorales, beneficia, sin duda a Vox, con fuerza en la derecha rural más nacionalista, detractora del Pacto Verde o de la Agenda 2030. Es más: que no esté en juego un Ejecutivo español ni la posible salida de Pedro Sánchez, alienta a no optar por el 'voto útil' como sí sucedió en las pasadas generales. De hecho, no son pocos los sondeos que apuntan a un crecimiento de Vox el 9-J, por lo que no es opable, ni de forma hostil ni amistosa. Un contraste claro con la visión interna del PP tras el 23-J, donde la debacle en Bambú fue considerable: perdieron 19 de los 52 escaños del Congreso y la capacidad de formular recursos de inconstitucionalidad o mociones de censura. Dos herramientas cruciales para Abascal.

Apenas hubo alguna alusión muy colateral en el macromitin del pasado domingo al partido de Abascal, aunque el lunes, durante la entrevista que Carlos Alsina hizo a Alberto Núñez Feijóo, éste respondió, a preguntas del periodista, que Vox era una formación antieuropeísta a diferencia de la italiana Giorgia Meloni, que los populares europeos intentan atraer para que refrende a Ursula von der Leyen, pero también para entrar en su grupo parlamentario.

En Vox descartan la ruptura de los gobiernos regionales con el PP: los barones han entendido la situación, Génova no

Pero ese mismo día por la tarde, con una vuelta de tercio más, en un mitin en Talavera de la Reina (Toledo), Feijóo se refirió más específicamente al partido de Abascal, conforme Vox subía el tono a sabiendas de que esto le pone en el foco. Todo, tras criticar Vox la protesta del PP contra la amnistía cuando "no han querido frenarla" ilegalmente en el Senado. "Allá ellos, allá su responsabilidad. Si su campaña consiste en descalificar al PP, sí puedo asegurar que el PSOE está encantado. Ellos sabrán cuál es su objetivo, si felicitarle las cosas al PSOE o defender a España", dijo Feijóo.

Abierto el cuerpo a cuerpo con los de Abascal, que han explotado la oportunidad, figuras del partido, como Miguel Tellado, el portavoz parlamentario, intentó ayer cortocircuitar el debate. Pero no sin crítica a Vox. "No vengo a hacer oposición a Vox, sino al PSOE. Vox se equivoca de adversario. Hay más obsesión contra el PP que con Sánchez", apuntó. Pero, como colofón, dijo que los ultraconservadores pueden hacer lo que consideren, porque "es un partido distinto".

Vox, abonado al choque para ganar cobertura

El texto de FAES o las tachaduras de Vox como "partido antieuropeo" no han gustado en el seno de Bambú. De hecho, sin decirlo explícitamente, fuentes del partido atribuyen el documento de la fundación de José María Aznar a una "orden" de Feijóo, para hacer daño en la campaña. A ello se añade las palabras del líder popular desde Talavera, pero también la portada de este martes a cargo de El Mundo: El PP abre la veda contra Vox para "absorberlos sin ridiculizarlos". La concepción de Vox es que Génova ha emprendido una cruzada mediática para atacar a las siglas. Y haciendo como declaraciones textuales de fuentes populares el enfoque de la información, creen que el PP ha dado un giro a su estrategia: "ya no buscan absorber, ahora van a la caza".

Sin reparos, y beneficiado por que se abra otro frente que les sitúa en el foco, en este caso con el PP, como se les abrió la semana pasada con el PSOE tras producirse el choque diplomático entre el Gobierno y Argentina, Vox patea el balón hacia delante y sale a jugar. Comprando ese marco, de 'caza' a Vox, reaccionaba tras un desayuno de Nueva Economía Fórum en el Casino de Madrid el candidato de las europeas Jorge Buxadé. Calificaba de "ridícula" la estrategia de confrontación del PP. "Es una broma el titular. ¿Somos su presa de caza?", preguntaba públicamente. Iba más allá el portavoz de Vox, José Antonio Fúster, en X: "Me vais a absorber lo que yo os diga, porque mi voto no. Jamás. Nunca. Que me lleve el demonio si algún día dejo que me absorbáis".

Los de Abascal atribuyen a malos trackings el cambio de actitud del PP y el paso al cuerpo a cuerpo

El análisis que hacen en Vox sobre este paso directo a la confrontación, que algunos barones del PP creen inapropiado, según ha podido saber El Independiente, es que "los trackings de Génova les están yendo mal". Sugieren que esa es "la única explicación", que les esté ocurriendo "lo mismo que en Cataluña". Recuerdan: "a cuatro días" del fin de la campaña, "empezaron a hablar de inseguridad, okupación y a vincularla con la inmigración ilegal". Y ese giro, entienden, viene dado de que "no saben" contestar al "potente" argumento de Vox. De que "PP y PSOE son aliados en Europa y defienden lo mismo". "Han votado 9 de cada 10 iniciativas juntos", inciden fuentes del partido. "No saben explicarlo y por eso nos atacan", añaden.

Vox no tiene margen de duda de que la estrategia popular "irá a más" los próximos días. Pero, frente a ello, "no vamos a cambiar la estrategia", dicen internamente. "Vamos a seguir hablando de Europa", frente a un PP que lo apuesta todo a la amnistía y "vende que votándoles se echa a Sánchez cuando aquí lo que está en juego es el futuro del campo". El recurso de estos parámetros, entienden, es la dificultad, además, del PP para abordar cuestiones internacionales. En la lógica nacional, a Vox, quizá le costaría más desplegar su discurso y diferenciarse de Feijóo, algo que aquí no les supone problemas.

Ante el objetivo del PP para "achicar" el espacio de Vox, desde la formación advierten: "Siguen sin entender que muchos de nuestros votantes no coinciden con ellos. En Vox hay gente que no ha votado al PP y que nunca lo hará". Y deducen que los populares lo saben, incluso que algunas voces lo han admitido personalmente. Pero "juegan con ello" para intentar coger impulso. ¿Están los gobiernos autonómicos en peligro? "En absoluto. Afortunadamente, en el PP hay barones fuertes que han entendido la situación. Génova va por libre", se concluye en Vox.