El presidente del Gobierno volvió de Bruselas, tras su reunión con Ursula von der Leyen y Teresa Ribera, y se reunió este jueves en la Moncloa con el primer ministro esloveno, Robert Golob. En un primer momento, sí se preveía una breve rueda de prensa —como las que suelen organizarse cuando hay invitados internacionales—, pero finalmente se quedó en una declaración institucional de los dos líderes, aliados en la defensa de Palestina y en la exigencia a Israel de que pare su ofensiva militar en Gaza. Y la decisión se tomó a conciencia porque en el Ejecutivo son conscientes de que la agenda pública de esta semana está tomada por el caso Leire Díez, los audios de la militante socialista y periodista que revelan sus presuntas maniobras para dañar la imagen de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la unidad encargada de las causas judiciales que se siguen contra el hermano y la mujer de Pedro Sánchez, el fiscal general del Estado o el caso Ábalos/Koldo.

Y el día vivió un salto más en la política: Alberto Núñez Feijóo compareció minutos antes desde la sede del PP para convocar una manifestación para el 8 de junio en Madrid contra la “corrupción” del Gobierno y para espolear a los socios de investidura para que den la espalda al presidente. En la Moncloa son conscientes de que han perdido el relato público, pero tampoco querían que la comparecencia de Sánchez se convirtiera en una respuesta a Feijóo, que tampoco ha aceptado preguntas, recordaron.

Pero desde el núcleo duro del líder socialista sí replicaron al jefe del PP: no hay “ninguna trama de corrupción”, ni hay “ninguna campaña contra la UCO”. Y “por eso”, siguieron, los socios parlamentarios del Ejecutivo “no van a apoyar una moción de censura”. La tesis de la Moncloa, por tanto, es que no hay material en ningún caso que incrimine al presidente, nada que le pueda cercar, y por esa razón el Ejecutivo ni va a caer ni el bloque de investidura se va a romper, porque todos son conscientes de que una investidura de Feijóo tendría a Santiago Abascal, jefe de Vox, como vicepresidente.

En el Ejecutivo aducen que Díez no es 'fontanera' del PSOE, ni menciona en los audios al partido ni al Gobierno, ni pide "que se fabriquen o falsifiquen pruebas". "Prometió cosas que no puede cumplir y, muy importante, que no se han cumplido"

En el Gobierno insistieron en que no funciona ninguna “policía patriótica”, como sí operaba en tiempos del PP. “Se está reaccionando a la sensación que transmiten los medios y no al hecho fáctico concreto: Leire Díez no es fontanera del PSOE, ni menciona en esos audios ni al PSOE ni al Gobierno, aunque que ofrezca favores con la Fiscalía o la Abogacía” a presuntos delincuentes “es una barbaridad”. “Y ella pide pruebas para acreditar presuntos delitos, no que se fabriquen ni se falsifiquen pruebas. Ni se chantajea. No hay delito, que sepamos. Lo que es verdad es que prometió cosas que no puede cumplir. Y, muy importante, que no se han cumplido”, justificaron fuentes gubernamentales, escudándose en que no se produjo ningún tipo de arreglo, como lo prueba que el proceso judicial que se sigue contra el industrial Alejandro Hamlyn, el dueño de la petrolera Hafesa que participó por videoconferencia en febrero en la reunión a la que asistió Díez, no se ha detenido y las acusaciones de la Fiscalía no han cambiado.

Por esto, para el Ejecutivo Feijóo yerra en su estrategia. Creen que Feijóo revistió de pompa su comparecencia para darle mayor empaque, cuando realmente no hay nada, “ni cloaca al del Estado, ni indicios de que la haya”. Lo que sí admite la Moncloa es que le preocupa el ruido constante, que el PP se crea su propia “mentira”, porque “no hay ninguna trama de corrupción” y que el debate público esté centrado en eso, en una “mentira”. Porque así se genera en la ciudadanía una sensación “falsa”, buscando asociar a Sánchez con la corrupción, que a su juicio no responde a nada.

Esa es la razón por la que no se admitieron preguntas este jueves en la comparecencia del presidente en la Moncloa con Golob. En su equipo explican que este no era el escenario más adecuado, y que además tampoco Feijóo respondió a los periodistas. Sánchez, alegaron, no quiere dar más pábulo a lo que definen como mentiras, y por eso no ha hado explicaciones sobre esta cuestión. Según argumentan en el Ejecutivo, la mejor manera de no dañar las instituciones del Estado es precisamente no entrar en cuestiones que no tienen fundamento, porque si no al final es el sistema el que puede entrar en peligro y quien sacará mayor ventaja es Vox. Frente a un clima cada vez más enrarecido, el presidente seguirá gobernando, defienden los suyos, e impulsando medidas, precisamente para combatir la sensación de “caos” que quiere instalar el PP y de fin de la legislatura.

Frente a un clima cada vez más enrarecido, el presidente seguirá gobernando, defienden los suyos, e impulsando medidas, precisamente para combatir la sensación de “caos” que quiere instalar el PP

Con cierta ironía, en el Ejecutivo desean “suerte” a Feijóo con su convocatoria del 8 de marzo, y le recuerdan que también hay manifestaciones constantes en Valencia contra el president Carlos Mazón, en las que se clama por su dimisión por su gestión de la dana, y ese grito no es escuchado por el PP, cuando parte de los que salen a las calles son votantes suyos. No esperan en la Moncloa una afluencia masiva, en todo caso, a la concentración de dentro de una semana en la capital. Una cita que llegará, por cierto, dos días después de la Conferencia de Presidentes de Barcelona, para la que ayer no pudo cerrarse ningún orden del día por falta de acuerdo entre el Gobierno y las comunidades autónomas del PP. En el Ejecutivo confían que la cumbre de dentro de una semana no se convierta en un foro que ahonde la estrategia de “ruido” en la que se ha embarcado la formación de Feijóo.