Aún se avistan lejanas, pero este curso concluirá con, al menos, dos citas electorales que cumplirán su papel de potente prólogo del ciclo que conformarán generales, autonómicas y municipales en 2027. Dos comicios autonómicos, en Castilla y León y Andalucía, ambos en la primavera de 2026, aunque ninguno cuenta con fecha fijada. El PP, que gobierna en las dos comunidades, parte con ventaja, pero el PSOE cree que está recuperando el oxígeno que perdió en verano con el estallido del caso Cerdán y que podrá ensancharse hasta que se abran las urnas. Es consciente de que gobernar los dos territorios es prácticamente imposible —sobre todo en Castilla y León, una tierra eminentemente conservadora que los populares llevan dirigiendo ininterrumpidamente desde 1987—. Su meta es, sin embargo, avanzar. Los socialistas creen posible que Juanma Moreno pierda la mayoría absoluta que conquistó en 2022, por su crecimiento y sobre todo por el empuje de Vox, y solo ese cambio, estiman, ayudaría a erosionar la imagen de barón moderado que ha esculpido desde que llegó a la Junta, en enero de 2019. Y ganar al presidente castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, también lo ven al alcance de la mano, porque en las últimas autonómicas separaban a los dos grandes partidos apenas tres escaños y el líder conservador acumula desgaste, sobre todo, por la gestión de los incendios de este verano.
La maquinaria interna ya se está poniendo a punto en las dos federaciones. En Castilla y León, el próximo miércoles, 1 de octubre, será proclamado oficialmente candidato el secretario regional, Carlos Martínez, también alcalde de Soria. No ha tenido rivales. No se esperaba otra cosa, porque no lleva ni un año al frente de su partido, cargo al que accedió después de la traumática salida de su antecesor, Luis Tudanca, que libró un pulso con Ferraz los meses anteriores y que acabó perdiendo. Para el proceso de elección de aspirante a la Junta, pese a los recelos y dudas del sector tudanquista, ningún militante quiso rivalizar con Martínez, ni la dirección federal postuló a nadie a la contra. Pista despejada para el líder castellanoleonés, un regidor muy popular en su ciudad, que atesora cuatro mayorías absolutas, aunque un rostro más desconocido en el conjunto de la comunidad más extensa de España. En Andalucía, ya fue proclamada candidata, obviamente sin contrincantes, la vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, también líder de los socialistas andaluces desde el pasado enero.
Los dos pretenden mantener sus cargos institucionales hasta el final, hasta la convocatoria de los respectivos comicios. En el PSOE andaluz han cundido las dudas sobre si Montero debía continuar en el Ejecutivo, por sus dificultades para compaginar su exigente tarea en el Gobierno, como mano derecha absoluta de Pedro Sánchez, con la necesidad de estar presente en una comunidad también muy extensa (y la más poblada del país). Pero la cúpula y ella misma tienen claro que continuar en el Ejecutivo le aporta una "visibilidad" clave en estos momentos, además de poder. La vicepresidenta está convencida de que es "más útil" a Andalucía siguiendo en el Gabinete, así que su marcha no llegará hasta que Moreno no convoque formalmente los comicios.
La fecha es la primera incógnita a despejar. Mañueco pretende agotar mandato, y eso le lleva, como ya avanzó su secretario autonómico, al 15 de marzo. Moreno tendría como opciones más probables marzo o junio de 2026. Abril y mayo son más intransitables
La fecha es la primera de las incógnitas a despejar. Y esa potestad, estratégica, recae exclusivamente en Mañueco y Moreno, igual que en Sánchez en el caso de que optarar por adelantar las generales, como le reclama imparablemente el PP. La pretensión del presidente de Castilla y León es apurar al máximo la legislatura. Su secretario autonómico, Francisco Vázquez, llegó a avanzar que serían el 15 de marzo si no hay anticipo de las legislativas.
En Andalucía, los socialistas ya dan por hecho que el jefe de la Junta no las convocará para este año, de modo que entrados en 2026, "cualquier fecha es posible", aunque creen que la lógica apuntaría a dos momentos. O marzo o junio de 2026, apurando al máximo su mandato. Abril y mayo parecen más intransitables por la sucesión de la Semana Santa y las ferias de primavera en Sevilla, Córdoba, Jerez y otros puntos de Andalucía, además del Rocío. La cúpula socialista estima sin embargo que para Moreno marzo tiene un inconveniente: una coincidencia con los comicios castellanoleoneses, que él querría rehuir: "Juanma recibe presiones para que sean el mismo día, y no sabemos si aguantará el envite —señala un dirigente de la total confianza de la vicepresidenta primera—. Él intenta que el debate sea lo menos nacional posible porque busca una menor movilización. Cuanto más nacional sea la convocatoria, más corre el riesgo de perder voto a Vox por su derecha".
En los dos territorios, la intención del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno es "implicarse a tope", como ratifican desde Ferraz. Ya acompañó el pasado 14 de septiembre a Montero en Málaga, en un mitin que sorprendió a los socialistas andaluces por la afluencia de militantes y simpatizantes (4.000). Una cifra elevada y un público encendido que, leyó la dirección del PSOE-A, ilustra que el electorado progresista se está empezando a desperezar y que preludia una ola en crecimiento. "Empezamos el curso en Málaga con el aire ganador de otros tiempos. Hemos dado un golpe en la mesa y hemos reunido a más de 4.000 personas cuando el PP, dos días antes, con Moreno y con [Alberto Núñez] Feijóo juntó en Alhaurín el Grande [también en Málaga] a 1.500. Hemos hecho una demostración de fuerza en la cuna de Moreno", proclamaban ufanas fuentes muy próximas a la vicepresidenta Montero. Málaga es una de las plazas fundamentales de la contienda autonómica, y en la que arrasó el PP en las últimas autonómicas, las de junio de 2022. Allí logró 10 diputados por los apenas cuatro del entonces candidato socialista, Juan Espadas.
Sánchez estará muy presente en las dos comunidades. Ya abrió la precampaña con Montero el pasado 14 de septiembre en Málaga, en un mitin muy concurrido (4.000 personas) y se prevé que lo haga con Carlos Martínez en este mes de octubre
Ahora, para la cúpula regional del PSOE, se está produciendo una suerte de "acción-reacción". "La escalada de la violencia dialéctica de la derecha está provocando que las personas progresistas se movilicen simplemente por humanismo y dignidad. Y una vez que nos hemos subido al tren, no se baja ni el apuntador. Es más, en cada estación iremos sumando a más gente", aseguran en el núcleo duro de Montero.
Sánchez aún no ha arrancado la precampaña con Martínez. Se había previsto un mitin precisamente para este fin de semana en León, pero se pospuso porque el proceso de elección del candidato, aunque resuelto políticamente al no tener rivales, no se cierra de manera formal hasta el próximo miércoles. Se espera que el presidente participe en un acto público con el líder regional de los socialistas avanzado octubre. También la dirección de Montero calcula que en las próximas semanas, como tarde en noviembre, habrá un segundo mitin de Sánchez con su número dos.
Andalucía, la batalla clave del curso
Antes de toda elección, es capital la fijación de expectativas. Y en Andalucía, la batalla principal de este curso, la que determinará con seguridad el fluir de las siguientes convocatorias —así ha sido siempre—, el primer objetivo que se marca el PSOE es romper la mayoría absoluta de Moreno. En 2022, el dirigente malagueño firmó un resultado histórico para su partido: 58 escaños del total de 109 asientos con que cuenta la Cámara autonómica, tres por encima de la mayoría. La última encuesta del Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de Presidencia, de este mismo verano, detectaba el riesgo que para el PP tiene el crecimiento de Vox, una constante en los últimos sondeos: asignaba al presidente de la Junta entre 55 y 57 escaños, por los 24-26 de los socialistas, que empeoraban su resultado de 2022, el que ya fue el peor en la comunidad en toda su historia (30). La ultraderecha se estiraría desde los 14 a los 16-18 parlamentarios. Por Andalucía pasaría de los 5 a los 8-9 asientos y Adelante Andalucía, la formación anticapitalista fundada por Teresa Rodríguez, mantendría sus dos diputados o podría obtener incluso uno más.
En el PSOE-A detectan "miedo" en el PP por el crecimiento de Vox y por la penalización que puedan sufrir por el malestar fruto del deterioro de la sanidad pública. Y también por la "tibieza" con Israel
La dirección de los socialistas andaluces es muy consciente de que ganar a Moreno es una empresa prácticamente imposible, pero sí ven más factible que pueda perder la absoluta por el presumible auge de Vox, y en ese caso la imagen del líder popular, que reconocen muy fuerte, sufriría desgaste. Por esa razón, Sánchez, en su mitin con su candidata el pasado 14 de septiembre en Málaga ya avisaba a los electores de que Moreno "es muy de derechas", y que lo ha demostrado cada vez que ha tenido ocasión. Y "si Moreno necesita a Vox, va a ser como [Carlos] Mazón", apuntó, anticipando que "ahí estaría" el partido de ultraderecha para salir "al rescate" de los populares andaluces.
Los socialistas detectan que en el PP están "preocupados" por el auge de la ultraderecha, por el "descontento" que perciben entre sus votantes. "Tienen miedo de lo que pase por su derecha". Y creen en el PSOE-A que el deterioro de la sanidad pública, visible en buena medida por el aumento de las listas de espera, es un fardo difícil de superar para la Junta, y ese malestar, dicen, ha permeado. "Por muy suavón que Juanma sea, la gente ve el peligro de las políticas privatizadoras del PP, ve que el PP privatiza por sí mismo sin necesitar a Vox, por lo que esperamos que votantes nuestros que apostaron por él en 2022 vuelvan", indica una responsable de la cúspide del PSOE-A. Se suma, continúa otro compañero de mucho peso en el equipo de Montero, la posición del PP respecto al "genocidio" en Gaza —Moreno sí utilizó el término esta semana, como los presidentes de Galicia, Aragón y Melilla, pero no lo ha hecho suyo Feijóo y muchísimo menos la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que defiende abiertamente a Israel—. "Le penaliza su tibieza. El PP andaluz se está absteniendo en las mociones contra el genocidio que estamos promoviendo en los ayuntamientos", resume un máximo colaborador de la vicepresidenta.
Algunos dirigentes regionales y provinciales defienden que es posible incluso llegar a ganar a Moreno —"los números están, hay juego y partida para María Jesús", destaca un secretario de Organización provincial—, pero es verdad que otros se manifiestan más escépticos y solo ven posible mejorar "levemente" el resultado de 2022. De nuevo, tendrá mucho que ver el dato que obtenga Vox y si consigue comerse mucho voto del PP. En la Junta esperan que la ultraderecha llegue a superar al PSOE en dos de las provincias con mayor volumen de población inmigrante, Almería y Huelva, en ambas asociado a la actividad agrícola. La mirada de los socialistas no es coincidente: reconocen su debilidad en ambas, sobre todo en Almería, pero advierten de que el crecimiento de Vox puede hacer que incluso amenace al PP como primera fuerza de la derecha. Y en Huelva "hay una mayor tradición de voto al PSOE", y de hecho fue en las elecciones locales de 2023 cuando perdió el control de la Diputación y del Ayuntamiento de la capital.
Los socialistas reconocen su debilidad sobre todo en Almería, y en menor medida en Huelva. En campaña, pondrán el foco sobre todo en Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén y Huelva. Creen que 2022 fue su "suelo"
"En Almería peor no creo que vayamos a estar. Y lo que Vox crezca será a costa del PP, no nuestra, así que confiamos en seguir siendo segundos. En Huelva quizá podamos recuperarnos y dar un susto al PP", valoran desde la dirección de Montero. Así las cosas, los socialistas pondrán el foco en la campaña en las provincias en las que de entrada están convencidos de su capacidad de mejora: Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén y Huelva. En Málaga, Granada o Almería el dominio del PP, admiten, es incontestable. En 2022, los populares ganaron con amplitud en todas las provincias, y en algunas de ellas la tunda fue muy dolorosa: 10-4 en Málaga, 8-3 en Cádiz, 7-3 en Córdoba y 9-5 en Sevilla. El marcador quedó 6-4 a favor de Moreno en Granada, Huelva y Jaén. Datos pésimos que, confían en el PSOE-A, serían su "suelo", por debajo del cual esperan no caer.
Los socialistas aseguran que el "ánimo" entre los simpatizantes y los ciudadanos pueden indicar que el viento empieza a empeorar para Moreno. "El termómetro lo tenemos en los baños de masas con María Jesús, como vimos en Málaga. Toda la organización está con ella, y nuestra militancia, ojo, está con el presidente a muerte", destaca una responsable de la ejecutiva. El último elemento, Sánchez, no es menor para el PSOE-A. Porque la carta que va a jugar el partido es la de intentar la "máxima movilización". "Si aumenta la participación en Andalucía es cuando nos va bien. Necesitamos una gran movilización para que se produzca el cambio", sostienen en la cúpula.
Y lo apoyan con datos: en las autonómicas del 19 de junio de 2022, votó el 56,13% del censo (3,72 millones), y el PSOE-A obtuvo 888.325 papeletas (el 24,10%), por las 1.589.272 del PP (el 43,11%). En las generales del 23 de julio de 2023, apenas un año más tarde, se movilizó el 66,61% de los electores, y los socialistas recabaron 1.467.501 apoyos (el 33,48%, 21 escaños), frente a las 1.596.044 papeletas (el 36,41% y 25 diputados) de los conservadores. En las municipales de mayo de 2023, con una movilización del 61,39%, el PSOE cosechó 1.303.214 votos (el 33,38%), y el PP, 1.488.343 (el 38,12%). Es decir, que los socialistas están a la búsqueda de ese aproximadamente medio millón de sufragios que sí recibieron en las dos elecciones posteriores. Por eso están persuadidos de que han de convertir las andaluzas en una competición nacional. Porque quien tira del electorado, subrayan, es Sánchez. Y Montero, su número dos en el partido y en el Gobierno, está ligada evidentemente a él. "Pedro polariza mucho y esa polarización, a pesar de la campaña que hay contra él, moviliza a una parte del electorado. El gran voto que nos falta es el que no se movilizó en las autonómicas de 2022, no el que se nos fue al PP para intentar frenar a Vox", glosan los colaboradores de la secretaria general.
En Andalucía, Montero buscará la máxima participación, ese medio millón de votos que se quedó en casa en autonómicas, a diferencia de lo que pasó en las municipales y en las generales. Y también persigue una campaña nacional. La duda es si Sánchez acabará uniendo generales y andaluzas
Esos cálculos aventan la especulación de que el presidente puede sentir la tentación de unir las generales a las andaluzas, para estimular la participación en un territorio clave, capaz de ayudar a Montero y de ayudarse a sí mismo, dado que la comunidad aporta 61 de los 350 escaños al Congreso. En la Moncloa insisten una y otra vez en que eso no está en los planes de Sánchez, y él mismo ha reiterado que pretende agotar su mandato y arribar a 2027. Pero la posibilidad, más que plausible, de que no logre aprobar sus Presupuestos Generales del Estado para 2026 y el mayor enfriamiento de sus socios —sobre todo de Junts y Podemos—, podría ser un factor que justificase un anticipo electoral. En la dirección del PSOE-A reconocen que la coincidencia de generales y andaluzas podría beneficiarles, pero afirman no situarse en ese escenario: "No depende de nosotros, y por lo que sabemos no será así. Pero confiamos ciegamente en el presidente, y si algo ha demostrado es olfato". Andalucía fue siempre el granero socialista por excelencia, la comunidad que gobernó durante 37 años y las que cimentaron sus mayorías parlamentarias en Madrid.
Al PSOE-A le preocupa singularmente lo que ocurre a su izquierda. "El ejército de Pancho Villa", ironizan. En 2022, concurrieron dos candidaturas, la de Por Andalucía, que integraba a IU, Más País y Podemos —una coalición firmada absolutamente in extremis—, que obtuvo cinco escaños, y Adelante Andalucía, la lista promovida por los anticapitalistas de Teresa Rodríguez, que sentó a dos de los suyos en el Parlamento autonómico. Ahora, Podemos podría competir por separado por orden de la dirección nacional de Ione Belarra. "Cuanto más divididos vayan, peor. Pueden restar poco, pero algo te resta, y por mil votos te baila un diputado en una provincia. Además, la división desmoviliza a la izquierda y no nos beneficia. Ellos deberían hacer un esfuerzo. Veremos si de ese espacio podemos coger algo de voto".
A los socialistas les preocupa la división a su izquierda, porque Podemos podría concurrir por separado, por lo que competiría con IU y Sumar y con Adelante Andalucía. La fractura "desmoviliza a la izquierda", "ellos deberían hacer un esfuerzo"
La conclusión que extrae el equipo de Montero, y que comparte obviamente Ferraz, es que "va a haber pelea en Andalucía, y el PP lo sabe". "Antes del verano, con todo lo que pasó con Santos Cerdán, fíjate cómo estábamos. Ahora estamos mucho mejor. La política es un tobogán. Y mientras María Jesús siga en Madrid, está trayendo la política nacional aquí también. Y ella está fuerte. Me sorprenden sus ganas. Es la que tira del carro", afirma un dirigente muy próximo.
Montero ya está utilizando la negativa del PP a acogerse a la quita de la deuda (18.791 millones), que aún debe pasar por Congreso y Senado, para atizar a Moreno. Y, a su vez, el presidente de la Junta dispara contra la vicepresidenta por la financiación singular catalana, una concesión que aún no se ha materializado y que difícilmente verá la luz por la falta de apoyos. Además, la ministra ha insistido en que la propuesta que haga el Gobierno de reforma del modelo de financiación autonómica será para todas las comunidades del régimen común, no solo para Cataluña.
La vicepresidenta atiza ya a Moreno por negarse a firmar la quita de deuda (18.791 millones). Y el presidente de la Junta la culpa por la financiación singular de Cataluña. Pero Montero promete una reforma del sistema para todas las comunidades
El pasado viernes, tuvo que salir al paso de las palabras de Jordi Turull, secretario general de Junts, contra las rebajas fiscales anunciadas por Moreno esta semana (la cuota del gimnasio o los gastos veterinarios). La Junta fomenta deducciones tributarias, dijo el número dos de los posconvergentes, "con el dinero de los catalanes". "Siempre la misma cantinela: atacar a Andalucía y mirarnos por encima del hombro. Exijo respeto y espero que el Gobierno de España se sume a defender la dignidad de Andalucía. Además, ya anuncio que habrá otra deducción fiscal. Lo siento, independentistas", respondió el jefe de la Junta en X. Montero reprobó a Junts pero recordó que también dirigentes del PP como Esperanza Aguirre también emplearon un tono supremacista con Andalucía: "Los andaluces no viven de las subvenciones de nadie. Ni cuando lo dijo Esperanza Aguirre ni ahora cuando lo dice Turull. Ni a unos ni a otros se lo vamos a permitir".
"Nadie entiende lo público como lo hace un andaluz y no vamos a consentir que se hable como de esta tierra como subvencionada o como una tierra que vive de subsidios o de caridad", agregó este sábado la vicepresidenta en un mitin en Maracena (Granada). Reiteró que no permitirá ni a los independentistas catalanes ni a la derecha que "se mete" con su acento —también lo hizo Aguirre— que se hable mal de Andalucía como herramienta para enfrentar territorios. La respuesta de Moreno a Junts, criticó, no es más que un intento de "arañar un puñado de votos" que no casa con una defensa del interés general de los andaluces que, a su juicio, sí está en el ADN de los socialistas, informa EFE. Montero cargó contra las rebajas fiscales anunciadas por el jefe de la Junta, por ser medidas populistas que tapan las bajadas de impuestos a los ricos que solo contribuyen a erosionar servicios básicos como la sanidad, la educación o la dependencia. Los raíles de la campaña socialista en Andalucía están ya perfilados.
Castilla y León, el peso de la culpa de los incendios
En Castilla y León, la discutida gestión de los incendios por parte de la Junta es la primera arma que los socialistas están usando contra Mañueco. El castigo que el fuego infligió especialmente a León y Zamora ha avivado la contestación en las calles y la sensación de abandono, algo que a juicio de la dirección regional penalizará con seguridad al PP y hará crecer también a Vox.
En las autonómicas del 13 de febrero de 2022, Mañueco logró el 31,40% de los votos y 31 escaños, lejos de la mayoría absoluta (41). El PSOE, con Tudanca como candidato, se quedó muy cerca: 30,02% y 28 procuradores. 1,38 puntos de diferencia. Apenas 16.723 papeletas. Por detrás se situaron Vox (13 asientos en las Cortes regionales), Unión del Pueblo Leonés (3), Soria ¡Ya! (3), Podemos (1), Ciudadanos (1) y Por Ávila (1).
Quedar primeros en Castilla y León, como ocurrió en 2019, supondría para el PSOE infligir un duro golpe al PP en el arranque del ciclo electoral. Ven, eso sí, mucho más difícil gobernar por la dificultad de sumar escaños. Pero creen poder sumar UPL, Soria ¡Ya!, Por Ávila y Podemos, si tuviera escaño. Además, salta al ruedo Nueve Castilla y León, lista de ex PP
Los socialistas ven posible beneficiarse de la bajada del PP (por el mordisco de Vox), y volver a convertirse en primera fuerza en toda la comunidad, la condición que lograron ya en 2019, aunque no pudieron gobernar porque la cúpula de Ciudadanos en Madrid dio la orden de apoyar a los populares. Solo esa imagen, la de un PSOE de nuevo como ganador en las urnas sería un duro golpe psicológico para el PP. Pero Mañueco podría retener seguramente la Junta, como asumen sin rodeos en la dirección de Martínez y en Ferraz, por la dificultad de poder sumar los escaños suficientes hasta alcanzar la mayoría absoluta.
Y eso que en el PSOE dan por hecho que podrían recabar el respaldo de UPL —la formación leonesista, a la que presumen un estirón, precisamente por el infierno de los incendios de agosto, que azotaron con fuerza la provincia—, de los provincialistas de Soria ¡Ya! —a los que creen a la baja— y de incluso Por Ávila, una formación escindida del PP pero muy enfrentada a Mañueco. También lo está un partido de nueva creación, Nueve Castilla y León, fundado por la expopular Silvia Clemente, consejera del anterior presidente regional, Juan Vicente Herrera. Nueve CyL se declara como partido "nacionalista" y ha incorporado a más exdirigentes del PP, aunque es dudoso que pueda conseguir escaño en las Cortes.
Secretarios provinciales e integrantes de la cúpula autonómica de Martínez consultados por este diario coinciden en que es posible el crecimiento del partido en los próximos comicios, especialmente en provincias como León, Burgos, Valladolid o Soria. En esta última es donde prevén un vuelco más sencillo, dada la popularidad de Martínez, alcalde de la capital desde 2007. En ella, el reparto fue en 2022 de tres procuradores para Soria ¡Ya!, uno para el PP y otro para el PSOE. Ahora, la cúpula confía en arañar esos tres diputados claves.
El PSOE ganó en 2022 en cuatro provincias. Ahora, piensa aumentar la ventaja en León y afianzar su victoria en Burgos, Valladolid o Palencia. Y en Soria confía en el vuelco, dada la popularidad de Martínez, alcalde de la capital provincial desde 2007
En León ya fue primera fuerza —empatada con el PP— y aspira a aumentar su ventaja, igual que ocurrió en Burgos (5-4 a favor de los socialistas), Valladolid (5-5) y Palencia (3-3). El PP ganó en Zamora (con los mismos escaños, 3, que el PSOE), Salamanca (5-3), Segovia (3-2) y Ávila (3-2). La duda ahora, además del juego de PP-Vox y del desempeño de Martínez, está en los resultados de formaciones como UPL, Soria ¡Ya!, Por Ávila o hasta Nueve CyL y en qué ocurrirá con Podemos —que previsiblemente concurrirá por separado y que no tendrá como candidato otra vez a Pablo Fernández, su portavoz nacional— y el escaño que logró retener Paco Igea por el extinto Ciudadanos. El objetivo de los socialistas, apuntan en el aparato, es por tanto firmar el vuelco en Soria y León y asentar el quinto procurador en Valladolid y Burgos. En Palencia podría producirse una subida, dado que la capital está gobernada por la socialista Miriam Andrés. El partido controla otras dos cabezas provinciales —León (José Antonio Diez) y Soria, con el propio Carlos Martínez— y cogobiernan Zamora, liderada por Paco Guarido (IU). Falta el diseño de campaña, pero a diferencia de lo que reclama el PSOE-A, en Castilla y León el partido prefiere "no nacionalizar en exceso la campaña". "Pedro no resta, pero que no se distorsione el foco autonómico", avisa un miembro de la dirección regional.
"Creemos que podemos ganar las elecciones —asegura un alto mando de la cúpula autonómica—. ¿La gobernabilidad? Va a depender de que logremos un buen resultado que nos posibilite sumar por la izquierda y/o con partidos localistas y regionalistas. La otra posibilidad es, si ganamos las elecciones, ver qué decide Vox con un PP al que dejan roto. ¿Van a hacer a Mañueco presidente? ¿Qué ocurre si el resultado de la ultraderecha se acerca mucho al del PP? ¿Y si Vox pide la presidencia de la Junta? ¿Qué haría el PP si ganamos nosotros las elecciones?". "Es que las caras de preocupación en el PP son evidentes —sentencia otro integrante de la dirección regional—. Ellos mismos te dicen que se fueron de vacaciones con la sensación de que el ciclo electoral iba a arrancar con una mayoría absoluta o cercanos a ella en Castilla y León, aunque eso nunca lo vimos nosotros claro ni en sus mejores momentos, y han vuelto con la sensación de que los incendios les están pasando factura, porque además se han vivido en cinco provincias, Zamora, León, Salamanca, Ávila y Palencia, aunque más crudamente en León, una provincia muy importante y de allí es además el consejero de Medio Ambiente [el muy cuestionado Juan Carlos Suárez-Quiñones]".
El ambiente, describen varios cargos del partido, es "bueno", y eso que se ha vivido "un año muy complicado, de mucha tensión" por el relevo de Tudanca y el ascenso de Martínez. "Pero da la sensación de que el proyecto está más asentado, que Carlos va ganando poco a poco presencia en el territorio, aunque tiene que ganar aún más", observa un miembro de la ejecutiva autonómica.
La dirección regional está convencida de que la gestión de los fuegos del verano acabará pasando factura a Mañueco. Por eso no quiere que la campaña "distorsione el foco autonómico". El ambiente es "bueno" en la federación, aunque los críticos con el barón regional ven "fantasía" pensar en la victoria
Los contrarios a Martínez, sin embargo, opinan que es "pura fantasía" pensar que el PSOE puede volver a ser primera fuerza: ven muy débil al líder regional y muy desmadejado al partido, y anticipan que habrá que recomponerlo después de los comicios tal vez con otro dirigente al frente, y una responsable a la que miran es Virginia Barcones, la directora general de Protección Civil y Emergencias del Gobierno de Sánchez, cuya visibilidad ha crecido este verano, precisamente por la gestión de los incendios. "Teníamos una oportunidad como la de 2019 con Luis como candidato y nos vamos a dar una torta como un piano. ¿Y a quién le pedimos cuentas al día siguiente? ¿Al de Soto del Real?", se pregunta una responsable del sector crítico, que señala al encarcelado Santos Cerdán, el que como secretario de Organización, antes de su caída, promovió la elección de Martínez.
Pero en Ferraz y en los estamentos provinciales el sentimiento es de que el objetivo de quedar primeros no es irreal. "Tenemos oportunidad de ganar las elecciones por el lío de los incendios. Eso significa sacar más votos que el PP. Otra cosa es gobernar, porque Vox tiene mucho respaldo. La putada es que no tenemos partidos a la izqierda que obtengan representación significativa. Los tres mayoritarios (PP, PSOE y Vox) nos repartimos la mayoría, y así es muy difícil", remacha un barón provincial. Se trata de repetir el sueño de 2019, cuando la división de la derecha, en aquel momento entre PP y Cs, benefició a los socialistas.
¿Será posible en 2026, con otro candidato y con un PSOE herido en el conjunto de España? La respuesta es un arcano. Igual que en Andalucía. Con tantos meses (supuestos) a la vista, todo puede cambiar.
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