"No reconozco a mi partido". "Hay un lío montado...". "El problema es que no se nos cree a las mujeres". "Esto se ha hecho fatal e incoherentemente". Cuatro declaraciones de cuatro destacadas dirigentes socialistas que dan cuenta del clima interno que envuelve al partido en las últimas horas, desde que se conoció el tenor literal de las denuncias que dos mujeres registraron en el canal interno antiacoso contra Paco Salazar, ex alto cargo en la Moncloa y exintegrante de la ejecutiva federal que a punto estuvo de alcanzar la poderosa Secretaría de Organización como segundo adjunto. Un relato de auténtico terror que ha preocupado e indignado a muchos en el PSOE, especialmente a las mujeres, que no entienden cómo no se atendieron esos escritos durante casi cinco meses. Que no entienden por qué no se hizo absolutamente nada. La dirección solo reaccionó cuando el escándalo estalló en la prensa, cuando Salazar —casualmente— se había dado de baja como militante. Por eso muchas que son referentes en el feminismo socialista, una lucha que es el corazón del partido, creen que la única salida posible es llevar el caso "al juzgado". O a la Fiscalía, o a la Policía. Actuar contra el exdirigente, en definitiva, porque la vía orgánica estaría agotada por cuanto él ya no es afiliado.

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Para el PSOE, el voto femenino y feminista siempre ha sido capital. Las mujeres han nutrido las victorias de sus candidatos y en concreto fueron decisivas en las generales de 2023, en las que contra pronóstico Pedro Sánchez logró retener la Moncloa. Por eso se están viviendo como mazazos dolorosísimos la sucesión agotadora de casos en contra: las conversaciones del exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García sobre mujeres prostituidas, los fallos detectados con las pulseras antimaltrato que cercaron a la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y ahora el presunto acoso sexual de Paco Salazar. Golpe tras golpe. Y encima a las puertas de que arranque la campaña extremeña. Por eso los ánimos están bajos. Por eso la irritación es mayúscula.

Bernabé pide "calma y confianza" a sus compañeras y las emplaza a una reunión presencial la próxima semana con los servicios jurídicos

Y por eso, también, la secretaria de Igualdad de la cúpula federal, Pilar Bernabé, tuvo que convocar una reunión por videoconferencia y de urgencia para este miércoles a las 21.30 con las responsables territoriales de Igualdad y las portavoces. Ya solo la hora elegida y las prisas eran indicativas del incendio creciente en el PSOE. Una crisis que, de nuevo, Ferraz había minimizado y que presumía enterrada el lunes. Pero las mujeres no querían dejar pasar un dato demoledor capaz de erosionar toda proclama de un partido que en sus estatutos se define feminista: durante casi cinco meses, desde que se presentaron sendas denuncias, el 8 y el 28 de julio, como avanzó elDiario.es, nada se había hecho. Síntoma, para varias dirigentes consultadas, de que la dirección quería, inexplicablemente, proteger a Salazar, un hombre con potentes vínculos con toda la estructura del partido, un hombre de la entera confianza de Sánchez. Algunos mandos apuntan ya a la secretaria de Organización, Rebeca Torró, de quien Salazar iba a ser segundo adjunto y con el que tenía una fluida relación. De ella depende toda la maquinaria de Ferraz. Otros se sienten molestos con la actitud de la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, por haberle defendido.

La secretaria de Igualdad del PSOE y delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, durante la reunión de la ejecutiva federal del partido del pasado 27 de octubre de 2025, en Ferraz. | FLICKR PSOE / EVA ERCOLANESE

Torró no estuvo presente en la reunión telemática de este miércoles. Tampoco su primera adjunta, la almeriense Anabel Mateos. No estaban convocadas. La dirigió Bernabé, que pidió "calma y confianza" a sus compañeras. Pero no logró aplacar el malestar interno. Ni mucho menos. El encuentro, describen asistentes a este diario, fue "muy tenso", porque además "se cortó de raíz" a varias intervinientes, como a la portavoz de Igualdad en el Congreso y exsecretaria federal del área en la dirección, Andrea Fernández. En la cita se reclamó a Ferraz que acuda a la Fiscalía, dado que hay indicios de delito. Fueron muy pocas quienes pudieron tomar la palabra: las responsables de Igualdad de Galicia, Baleares y Asturias —la que verbalizó ir al Ministerio Público— y la propia Andrea Fernández. Bernabé puso fin a la videollamada tras una hora y les respondió que las convocará de manera presencial la semana que viene y que acudirá acompañada de los servicios jurídicos para ver qué camino adoptar. Ferraz no emitió ningún comunicaado posterior. No informó de qué había pasado. Silencio.

"Estoy que trino"

Una dirigente referente entre sus compañeras, de gran influencia entre ellas, admite la desolación que recorre las filas: "Esto se ha hecho fatal e incoherentemente. Es que no sirve el trabajo del feminismo socialista si lo destrozan con esto. Es que estoy que trino". "Yo lo que me pregunto es qué van a hacer con las denuncias —comenta otra, clara voz de las feministas del PSOE—. Si Ferraz tiene unas denuncias, aunque sean anónimas, ¿no tendrían que ponerlas en conocimiento de alguien? Porque esas denuncias algún ilícito penal conllevan. Y si tú como partido eres conocedor de un supuesto delito, ¿qué tienes que hacer? Lo que tiene que hacer Ferraz es decir cuándo va a llevar las denuncias a la Fiscalía, a la Policía o al juzgado, porque el acoso sexual está penado por ley. A mí lo que diga el comité antiacoso del PSOE me da ya igual, quien tiene que actuar es la Justicia". Esta responsable recuerda que Salazar es "íntimo" de toda la estructura del aparato federal: de Torró —"fue Paco quien dio su nombre"—, de Anabel Mateos y Borja Cabezón, sus dos adjuntos, y de Antonio Hernando —pareja de Mateos, vocal de la cúpula, secretario de Estado y hombre también de confianza de Sánchez—. Esta fuente deja esta reflexión amarga: "No reconozco a mi partido".

La literalidad de las denuncias presentadas contra Salazar han escandalizado al PSOE. Son de dos mujeres, ambas trabajadoras de la Moncloa que estuvieron a sus órdenes y que prefirieron acudir al canal antiacoso puesto en marcha por el partido en lugar de optar por acogerse al protocolo que existe en el Gobierno y que también garantiza la confidencialidad de las denuncias. Pero si no eligieron reportar al Ejecutivo, interpretan en distintas federaciones socialistas, fue básicamente por "miedo". "Miedo" es una palabra que utiliza una de las víctimas, la que registró su relato el 28 de julio pasado.

Si tú como partido eres conocedor de un supuesto delito, lo que tienes que hacer es decir cuándo va a llevar las denuncias a la Fiscalía, a la Policía o al juzgado", señala una dirigente muy reputada

"Salía del baño que tenía en su despacho a medio vestir y no se subía la cremallera hasta que estaba cerca de tu cara (porque tú estabas sentada y él de pie)". Esta mujer decidió contar su caso a pesar del "pánico" a ser descubierta, el que le llevó incluso a desplazarse a otra provincia y usar un ordenador ajeno para evitar ser identificada. "Escenificó un día en medio del despacho una felación con todo lujo de detalles sin venir a cuento. En privado, sobrepasaba otras líneas. No entro en detalles por este medio de denuncia porque no me transmite la seguridad de que esto no vaya a tener consecuencias. Y, en resumidas cuentas, porque sigo teniendo miedo", escribió. La otra trabajadora de la Moncloa, la que expuso su vivencia el 8 de julio, tres días después del comité federal que dejó fuera de la cúpula a Salazar, sufrió una experiencia similar: "Llegaba por la mañana y te decía el buen culo que te hacía ese pantalón o te pedía que le enseñaras el escote. Si te veía mala cara, te preguntaba en mitad de la oficina si habías dormido poco por haber mantenido relaciones sexuales. Y nos sometía a situaciones humillantes que para muchas de nosotras fueron traumáticas", contó a elDiario.es.

Son comportamientos "asquerosos y deleznables", señaló este miércoles la titular de Igualdad, Ana Redondo, "absolutamente indignos". Actitudes que "demuestran una baja catadura moral y un machismo del más alto nivel", sentenció la ministra, para quien es "insoportable escuchar esas declaraciones", que han de servir para ser "mucho más rigurosos" en la selección de cargos orgánicos. Redondo reconoció que el caso "hace un daño terrible a la credibilidad" del PSOE.

La ministra de Igualdad tacha de "asquerosos y deleznables" los comportamientos de Salazar, "un machismo del más alto nivel"

Son conductas "vomitivas", había definido el martes la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, el pasado martes. Pero ella carga con una pesada foto que le afean dentro del PSOE: la de su comida con Salazar en un céntrico restaurante madrileño el pasado 3 de noviembre, cuatro meses después de que renunciara a ocupar el cargo de segundo adjunto de Organización y de que abandonara su puesto de secretario general de Coordinación Institucional. Una doble salida a la que se vio abocado en cuanto se conocieron las acusaciones contra él por "comportamientos inadecuados". Ya entonces había quienes en el partido aducían "ajustes de cuentas internos" para exculparle, para justificar su caída como parte de una vendetta de sus adversarios en el partido. ¿Pero la caída es real? En la Moncloa aseguran que no le tienen contratado como asesor externo, y en la Generalitat y en el PSC —él era muy cercano al hoy president, Salvador Illa— subrayan que no cuentan con él, "ni con contrato ni sin él".

En contacto con las denunciantes solo ahora

Por eso ahora, cuando todos han podido leer la crudeza de las historias de estas dos mujeres —las dos de las que se tiene conocimiento—, brotan las preguntas de qué ha ocurrido. Por qué el partido no actuó. En la dirección reconocen falta de diligencia, "falta de celeridad en un protocolo que es nuevo", porque se aprobó en mayo y se puso en marcha en julio. Pero sigue resultando difícil de explicar ese vacío de casi cinco meses sin hacer ni una sola indagación. Porque fue este miércoles cuando Ferraz se puso en contacto con las denunciantes, dato que no obstante no confirman en el cuartel general de manera oficial. El comité antiacoso, cuya composición se desconoce por razones de "independencia" y confidencialidad, arguyen en la cúpula, se encargará de redactar el informe de conclusiones, será el que decidirá qué hacer, y lo elevará a la Secretaría de Organización de Torró y a las partes. Salazar se dio de baja la semana pasada como afiliado, justo cuando elDiario.es se interesó por los casos de estas dos mujeres que habían comprobado cómo su expediente había desaparecido del registro, hecho que ocurrió, explicó luego Ferraz, por una "acción automatizada del propio sistema" que se logró revertir.

En la dirección reconocen falta de diligencia, "falta de celeridad en un protocolo que es nuevo". "El problema es que no se creen a las mujeres", sostiene una veterana responsable

"Es de coña que no tengan aún el informe. ¿Cómo van a tenerlo si ni siquiera han hablado con las mujeres? Una vergüenza —apunta otra veterana en la lucha feminista—. Visto lo visto, lo que debería hacer Ferraz es denunciarlo en el juzgado. Es que esto es insufrible, penoso. Y es la segunda vez que, cuando la cagan, convocan a las responsables de Igualdad [la primera fue tras los audios de Ábalos y Koldo, justo la víspera del comité federal del 5 de julio]. Utilizan a las mujeres pero luego no les hacen ni caso. El problema es que no se creen a las mujeres". Esta responsable recuerda que Salazar era otro de los pesos pesados del entorno de Sánchez, al que se apuntaba como secretario de Organización en la sombra tras Ábalos y Cerdán. "Vaya récord", ironiza, deslizando que si se le ha protegido es porque formaba parte del núcleo duro del presidente, porque no puede ser producto de una "desgraciada casualidad".

"Lo único que espero es que se sepa la verdad", comenta otra relevante dirigente de la federación andaluza, "me alegra saber que ya no está en ningún cargo ni en el partido. Y espero que las mujeres denuncien, pero en un juzgado. A ver si se llevan de una vez a todos los puteros y acosadores por delante. Ferraz fue rápido al apartarlo de todo y lento en averiguar. Yo es que no sé ni quienes son las denunciantes, pero hay que irse a un juzgado porque el partido ya no puede hacer nada, no es militante".

"Que siga la instrucción y se esclarezca"

Otra compañera andaluza, muy conocida por su indudable trayectora feminista, no da "crédito" a cómo se ha gestionado este asunto y advierte de que "no puede haber contemplaciones para gente así". Esta dirigente cree, sin embargo, que no sería "prudente" acudir directamente al juzgado, porque lo primero es "hablar y saber qué quieren hacer ellas, porque ellas mismas podrían haber acudido a la Justicia sin ningún problema, y si no lo han hecho ha sido por miedo". "Yo no lo haría sin el consentimiento de ellas", remacha. "Yo lo que no veo es que si te das de baja y se archiva el expediente, no vale para nada el protocolo", apuntilla otra dirigente muy reputada en las filas socialistas y con un cargo institucional muy visible.

Ella, como otras responsables contactadas, admite el "lío montado" dentro del partido. La indignación que no se apaga. Un jefe de un aparato regional admite la "perplejidad" que cunde en el interior del PSOE. "Vamos de torpeza en torpeza en materia de igualdad, y no se entiende la protección que están dando a Salazar. Es incomprensible y nos hace mucho daño. Si los hechos son graves, como parece, y el relato es creíble, como parece, debería llevarse a la Fiscalía. ¿Cómo si no vamos a ser creíbles los de la ley del sí es sí?".

Otra dirigente de larga trayectoria feminista pide actuar sin "contemplaciones" pero cree que antes de ir a la Justicia hay que preguntar a las denunciantes

Una responsable de Igualdad territorial que participó este miércoles en la reunión con Bernabé y que defiende su gestión del caso rechaza la fórmula de ir a la Fiscalía o al juzgado: "Las chicas quieren preservar su anonimato y por eso utilizan un canal de denuncias que también es anónimo. La comisión está haciendo el trabajo de instrucción como marca el protocolo. Lo que queremos es que sea garantista y proteccionista. Lo que tengamos que mejorar se mejorará. Lo importante es ahora que se siga la instrucción y se esclarezca".

Una responsable territorial describe un partido que sufre "mucha desazón", "mucho agotamiento" por el encadenamiento de crisis y "mucho clamor contra Torró". "Es un claro fin de ciclo, veo al partido en general muy en descomposición", sostiene. "Con lo que tenemos encima, y nos pegamos un tiro en el pie", lamenta otro cuadro regional. Sea o no fin de ciclo, lo cierto es que esta es otra crisis grave en el peor momento para el PSOE. Cuando está a horas, por cierto, de arrancar una campaña dificilísima en Extremadura. Cuando el foco por los casos de presunta corrupción no desaparece del día a día. Cuando la incertidumbre sobre la continuidad de la legislatura no se disipa.

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