La esperanza de una victoria, o de salvar los muebles, o de igualar los resultados de las autonómicas de mayo de 2023, o de dejarse dos, tres escaños... esa, pasó hace mucho tiempo, si es que estuvo presente en algún momento de la campaña. El PSOE, en Extremadura y en Madrid, siempre supo que las elecciones autonómicas del 21 de diciembre se presentaban muy adversas y que le sería imposible recuperar el poder de la Junta, la que gobernó ininterrumpidamente desde 1983 hasta 2011, desde 2015 a 2023. Las expectativas nunca fueron halagüeñas y por eso el partido digirió rápidamente la posibilidad de un mal resultado en Extremadura. Ahora, echado el telón del viaje al 21-D, solo espera poder pasar pantalla para centrarse en la siguiente competición, también ardua: Aragón.
Los socialistas asumen que este domingo les espera una noche posiblemente trágica en un feudo que hasta hace muy poco consideraban propio. Las encuestas pronostican un descalabro de los socialistas, desde sus 28 escaños de mayo de 2023 —que ya fue su peor resultado histórico—, con los que Guillermo Fernández Vara, ganador en votos, empató con el PP, hasta el entorno de los 20 diputados. Un marcador que, para muchos dirigentes en la federación, es inasumible, tanto que exigiría medidas drásticas y una dimisión indubitada si se desliza por debajo de ese umbral psicológico.
Este viernes, el secretario general del PSOE extremeño y candidato a la Junta, Miguel Ángel Gallardo, cerraba campaña junto al presidente, Pedro Sánchez, en su pueblo natal, Villanueva de la Serena, del que fue alcalde durante 21 años (2003-2024). Unas 1.300 personas, según la organización —uno de los mítines más concurridos, con cifras aun así muy lejanas a las de los últimos buenos tiempos del partido, hace algo más de dos años—, en un ambiente algo más positivo, dentro de lo que cabía, que en el arranque, 15 días atrás. La última semana, advertían en el entorno de Gallardo y también algunos notables de la federación, había sentado mejor al partido, básicamente por los tropezones del contrario. De la jefa del Gobierno regional, María Guardiola.
La baronesa popular emuló anteriores campañas de su partido y se dispuso a agitar, en la recta final, el fantasma de la falta de garantías del sistema electoral y del voto por correo. El jueves, Guardiola denunció el supuesto robo de 124 papeletas en la oficina postal de Fuente de Cantos (Badajoz). Algo que ponía en "peligro" la democracia. Pero no ocurrió ningún pucherazo, como señalaba el PP, sino un hurto que el delegado del Gobierno achacó a la "delincuencia común". Y según informó Correos este viernes, 118 de los 124 electores cuyos votos fueron sustraídos ya han podido ejercer de nuevo su derecho al sufragio y el resto había sido contactado por el ente público postal.
Pero la presidenta de la Junta tuvo que hacer frente a otros dos escándalos imprevistos: el miércoles tuvo que cesar a su chófer, pariente suyo, tras trascender que pesaba sobre él una condena por "coacciones" a su mujer, y en Navalmoral de la Mata (Cáceres) una exconcejala denunció trato machista por parte del alcalde, un caso de acoso que el PP intentó esconder, tal y como se escuchó en unos audios.
La cadena de errores de los populares sirvieron de combustible para los socialistas. De cierto alivio. "Guardiola no se ha enterado de que su primo y chófer tuviera una condena por violencia de género o que el alcalde de Navalmoral estaba agrediendo o acosando a una concejala del Ayuntamiento, pero antes que la Guardia Civil sabía que un robo de unos delincuentes comunes era todo un pucherazo —ironizó Sánchez—. ¡Es el PP de siempre! Solamente les vale el resultado cuando ganan y, si no, es un pucherazo. ¡Vamos a ganarles el 21 de diciembre con el voto de los extremeños". El presidente, como en otras ocasiones, endosó a los populares la "técnica del espejo": "Criticar al adversario lo que ellos mismos hacen". "La violencia contra las mujeres siempre es violencia, nunca es leve. Siempre tolerancia cero contra los violentos y siempre al lado de las víctimas", había complementado Gallardo minutos antes, para solidarizarse con la concejala de Navalmoral y denunciar que el PP no aprendió del caso de Nevenka Fernández, la edil de Ponferrada que "se tuvo que ir por el acoso de un alcalde".
"¡Todos a votar socialista, todos a votar a Miguel Ángel Gallardo!". Sánchez animaba a la movilización de su electorado, imprescindible para que el partido no se hunda en las urnas. Y es que ese es el principal temor que recorre el partido, que en estos comicios, que por primera vez se celebran separadamente de las municipales, los votantes socialistas se queden en casa, desazonados por el momento crítico que atraviesa el PSOE a nivel nacional —por los casos de acoso sexual y las detenciones y registros por corrupción que estallaron en la primera semana de campaña— y por la debilidad orgánica y de liderazgo en la región. A la fractura interna se agregó el procesamiento de Gallardo en la misma causa que el hermano del presidente, David Sánchez, y ambos se sentarán en mayo en el banquillo.
El juicio que el barón regional deberá afrontar en mayo ha estado muy presente en la campaña del 21-D. Él mismo lo ha mentado en estos 15 días para insistir a los suyos en que no se doblará, para que no se vengan abajo. Y este viernes Sánchez lo citó indirectamente para respaldar a su candidato: "Con bulos y zancadillas han intentado que perdieras la calma y no lo han conseguido. Vas a ganarles con el voto de los extremeños. Vas a ser un gran presidente, como lo fueron Juan Carlos Rodríguez Ibarra y nuestro añorado Guillermo Fernández Vara [fallecido el pasado 5 de octubre], y lo vas a ser porque siempre pondrás por delante Extremadura, como hiciste con Villanueva de la Serena". "No como María Guardiola", contrapuso el jefe del Ejecutivo, porque ella convocó anticipadamente las autonómicas porque "se lo ordenó [Alberto Núñez] Feijóo desde Madrid, y no va a debates electorales [no acudió al del jueves por la noche en RTVE] como tampoco fue Feijóo" a la corporación pública en las generales de 2023.
Pero Sánchez prestó a Gallardo otra muestra de respaldo interno que no podía pasar desapercibida, sobre todo por lo que puede significar tras el escrutinio del 21-D, en el que un mal resultado le situará en el punto de mira de sus compañeros: "Has ganado las primarias, y la militancia te ha validado en dos ocasiones como líder del PSOE de Extremadura". El presidente le daba un apoyo muy valioso a Gallardo, muy cuestionado internamente. Recordaba que venció en los congresos de marzo de 2024 y enero de 2025, un argumento que Ferraz ha esgrimido frente a los críticos, que anhelaban que hubiera sido relevado, más aún tras su procesamiento. Y es que la dirección y el Ejecutivo no han dejado de exhibir su respaldo al barón regional. Este mismo viernes, en la fila vip se sentaban con Sánchez la secretaria de Organización federal, Rebeca Torró, y su segundo adjunto, Borja Cabezón, además del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, extremeño de origen y que ha estado también muy presente en la campaña en apoyo al candidato.
El presidente, en este arreón final, insistió, como hiciera el domingo pasado desde Cáceres, en que el 21-D habrá "muchas papeletas" posibles, pero solo hay dos que puedan gobenar: la del "retroceso" de PP y Vox, y la del "avance", la del PSOE. "Tengo la misma ilusión, las mismas ganas, la misma fuerza que cuando me presenté para ganar en mi pueblo. A cambio de un rato votando el domingo al PSOE me comprometo a dejarme la piel cuatro años por esta tierra", había animado poco antes Gallardo, que promete ser "un alcalde para Extremadura".
En el equipo del candidato, se dicen satisfechos por una campaña que había ido de menos a más, "bien, dentro de todas las dificultades". "Esperamos que tenga sus frutos. Esperamos mejorar las encuestas", indica a este diario un miembro de su núcleo duro, que cree el resultado en porcentaje con el PP "será más igualado de lo que se prevé", porque Guardiola no crecerá tanto por el auge de Vox, "aunque dependerá de la participación". "Hemos hecho una buena campaña, lo hemos dado todo", sentencia otro integrante del círculo de confianza de Gallardo.
Pese a que la sensación más o menos compartida es que la segunda semana las cosas se enderezaron, en el partido se espera un mal resultado. La duda es cómo será la dimensión del agujero que el candidato cave a sus pies. Si estará más cerca de los 23-24 escaños —una bajada muy importante, pero por encima de expectativas, y en unas urnas todo se mide en función de estas— o no podrá superar ese listón e incluso caerá por debajo de la temida frontera de los 20 diputados.
"No sé cómo irán los números. El domingo pasará lo que tenga que pasar, pero la impresión es que el PP baja y nosotros subimos", valora un alto cargo institucional en la región. "Nosotros", continúa, "empezamos mal, muy mal la campaña, pero el PP acabó escondido en la última semana y en un enfrentamiento abierto con Vox". Este mando cree que a los ciudadanos, pese al ruido exterior, sí les acaban llegando hechos como el conductor de Guardiola, el acoso sexual del alcalde de Navalmoral, el cuestionamiento del sistema electoral por parte del PP o que el marido de la presidenta de la Junta la acompañase en un viaje institucional del Gobierno extremeño a Japón en mayo de 2025, visita de la que el PSOE pide facturas de vuelos y hoteles.
Gallardo no ha tropezado con ruido interno durante esta campaña, aunque en la federación todos son conscientes de que es solo una tregua, que solo durará si logra evitar un hundimiento completo de un partido que ha sido históricamente hegemónico en Extremadura. El candidato, para intentar movilizar al máximo a su electorado, ha tirado de dos activos quizá contradictorios entre sí.
Por un lado, Sánchez (y su dirección federal, y su Gobierno), que le ha acompañado en tres mítines en las últimas dos semanas —en Plasencia, en Cáceres y en Villanueva de la Serena—. Y, por otro, Rodríguez Ibarra, muy crítico con el jefe del Ejecutivo. "Si perdemos, vamos a tragarnos toda la mierda que el PSOE está depositando como consecuencia de esta gente que en estos momentos está procesada o en la cárcel —aseguró el expresidente de la Junta esta semana en una entrevista en El Mundo—. Mi mensaje a los extremeños es: ¿podrían ustedes separar la paja del trigo? ¿Podrían guardar sus castigos para el que lo merece y no castigar a los que no lo merecemos? Nosotros, ni Guillermo ni yo, no hemos dejado ninguna porquería ni en el PSOE ni en Extremadura". Gallardo se ha dejado arropar por Ibarra y ha reivindicado al fallecido Fernández Vara, un tótem para todo el partido, y ha lucido a la vez el apoyo de Sánchez.
"El partido a nivel federal ha respaldado a tope a Miguel Ángel. Los militantes están con Pedro, eso es indudable. E Ibarra... es que él es así, pero no le viene mal que le respalde así, porque tiene su gancho, cubre otros espectros y no deja de ser un mito para una parte de nuestros votantes. Yo llevo mucho tiempo en esto y el partido se ha apretado el cinturón. Ya se ajustarán cuentas el 22. Vamos a ver cómo quedamos nosotros, pero también cómo queda Guardiola y qué hace Vox", advierte el citado alto mando institucional consultado por este diario.
Los críticos conceden que la última semana ha servido para respirar después de unos primeros días de pesadilla, en los que se agolparon desde el encarcelamiento de José Luis Ábalos y Koldo García hasta el goteo de denuncias por acoso sexual, empezando por la discutida gestión del caso Salazar. "Las sensaciones son mejores que al principio, pero quizás no suficientes. Mi pronóstico personal es que tendremos 21", apunta una parlamentaria. "Las campañas siempre generan optimismo, pero pueden ser el espejismo de la campaña. Yo creo que si el candidato hubiera sido otro habría partido", sentencia otro diputado, que aplaude el buen desempeño del cabeza de lista por Cáceres, Álvaro Sánchez Cotrina, barón provincial.
Una dirigente pacense teme que parte de los votos, más de los que se piensan, se escurran hacia Unidas por Extremadura, la alianza de Podemos e IU. "Todo lo que sea perder es malo. Todo lo que sea un resultado peor que el de 2023 es malo. Pero si estamos entre 19 y 22 es para que dimitan Miguel Ángel y todo su equipo sin que se lo pidamos. Sabemos que no tiene pensado dimitir, pero habrá que obligarle. Y si nos quedamos en 22 [la horquilla alta del CIS], le parecerá un éxito a él, pero para la militancia es un fracaso. ¡Nunca puede ser un éxito pasar de 28 a 22!". Para esta responsable, un síntoma alarmante de la erosión del partido es el bajo aforo de los mítines, "más parecidos a los de unas primarias que a los de unas elecciones autonómicas". Un veterano dirigente, muy buen conocedor de la política regional y creyente en el arraigo del PSOE en la comunidad, lanza su último pronóstico: "Guardiola no llega a la mayoría absoluta, Vox sube el doble y le pondrá caro el Gobierno, y por eso ella ha hecho el ridículo del robo de la democracia. Nosotros nos quedamos en 23, fracaso absoluto, y Podemos e IU suben un poco. Con 23 escaños, nosotros tenemos gestora el día 22".
En Ferraz y en otras federaciones dan por hecho que el domingo el PSOE sufrirá un seguro varapalo en las urnas. La sorpresa sería lo contrario. El mal resultado se ha digerido antes incluso de que ocurra. En la cúpula federal se reconoce. Y el propio Sánchez, el pasado lunes, durante la copa de Navidad de la Moncloa, ya advertía de que quien defiende los gobiernos en estos comicios adelantados en Extremadura y en Aragón —que irá a elecciones el 8 de febrero— es el PP, y por lo tanto el PSOE, en puridad, no se juega nada, dado que está en ambas comunidades en la oposición, igual que en Castilla y León y Andalucía, que irán a las urnas previsiblemente en marzo y en junio. Era una manera de decir que las daba por perdidas por anticipado.
El esperado mal resultado del domingo explica también el esperado paso de Sánchez el lunes: el anuncio del relevo de Pilar Alegría en la portavocía del Gobierno —su sustituta será una mujer— y en el Ministerio de Educación, FP y Deportes. Un ajuste del Gabinete que opacará en cierta medida la dolorosa resaca del 21-D para los socialistas.
Pero esa digestión rápida y asumida explica también que cunda la lectura en el PSOE de que Sánchez no se juega nada personal en las extremeñas. Es decir, que el previsible golpe no desencadenará ningún movimiento suyo. Con Aragón las cosas serán muy distintas, porque allí concurre una candidata que es sangre de su sangre, la propia Pilar Alegría, ministra durante los últimos cuatro años y medio. Y con Andalucía sucederá igual, dado que allí competirá contra Juanma Moreno la número dos del PSOE y del Gobierno, María Jesús Montero. En Castilla y León, el aspirante es otro hombre muy alineado con Ferraz, Carlos Martínez, alcalde de Soria.
"A Pilar la impuso Pedro. A Gallardo, la militancia extremeña, y por eso en estas elecciones el responsable es Gallardo, no Pedro. Pedro lo respaldó, como hicieron nuestros afiliados. Pero la responsabilidad es del candidato", sentencia un mando con mucha trayectoria orgánica e institucional a sus espaldas. En Ferraz se hace la misma lectura: el 21-D no es la noche de Sánchez, sí será más suya la del 8 de febrero en Aragón.
Pero aunque el domingo el PSOE se haya hecho a la idea de que se dirige al abismo, el impacto está ahí, se puede tocar. Más en una federación, la extremeña, que ha enlazado victorias electorales durante décadas. "Se asume un mal resultado. Pero el partido no ha vivido ninguna noche como la que se avecina. La dirigencia acumula poca experiencia". El dolor siempre duele aunque se espere.
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