Las miradas caen hacia el suelo cuando se pregunta a los vecinos de Lavapiés quién va a ganar su voto entre Más Madrid y Podemos. Por su cabeza se intentan hilvanar los argumentos que conduzcan a una conclusión, pero el hilo de Ariadna está hecho un nudo en el que fuera feudo del Sí se puede y de Manuela Carmena. Y en ese barullo hay espacio para todos, incluso para Vox. 

La indecisión es la clave de estas elecciones autonómicas y es especialmente aguda en el caso de la izquierda madrileña. Según la encuesta preelectoral del CIS, hay una gran volatilidad del voto. El 18% de los votantes del PSOE, el 20,9% de Más Madrid y el 19,2% de los electores que se decantaron Podemos no tienen decidido su voto. Unas cifras que conducen a la demoscopia a ser una práctica de riesgo.

“No sólo no sé a quién votar, sino que hasta he pensado en votar a Vox para dar un escarmiento”. Este posible voto de castigo es de una comerciante del barrio que afirma haber votado izquierda toda su vida. Las encuestas callejeras tienen estas cosas, que la casuística te puede llevar a vecinos que consiguen lo que parece imposible: “Yo quiero que arrase Rocío Monasterio”, como pide un vecino en plena plaza Lavapiés. O te pueden contestar con lo que directamente es imposible: “Yo he votado a Franco toda mi vida”, asegura un vecino de la calle Argumosa. 

Lavapiés está abonado al altermundismo, hasta se encuentran hosteleros que no quieren a Isabel Díaz Ayuso. “Hubiese preferido que me dieran ayudas directas y me cerraran el bar para salir cuanto antes de esto”. Y no es un caso aislado, otro más afirma que su voto irá al PSOE, aunque tiene dudas, como no podía ser de otra forma. Otra hostelera no dice a quién votará, pero sin levantar la vista de un cuaderno donde parece hacer cálculos suelta un total que no quiere repetir a cámara: “Que gane cualquiera menos Ayuso”. Lavapiés, otro mundo, dentro de Madrid, que también es España. 

Pero no hay sociología de muñecas rusas que valga para encajar la realidad de este vecindario. Sin una muestra representativa de la realidad social del barrio más multicultural del centro de Madrid, las últimas elecciones son la única realidad demoscópica a la que aferrarse. En las elecciones municipales de 2019, en el distrito Centro al que pertenece Lavapiés Manuela Carmena se llevó el 49% de los votos, pero en noviembre de ese mismo año el mapa por secciones censales del barrio revela un vecindario morado, con más zonas ganadas por Pablo Iglesias que en Vallecas, donde gana el PSOE. 

En las elecciones municipales de 2019, en el distrito Centro al que pertenece Lavapiés Manuela Carmena se llevó el 49% de los votos. Foto: I.E.

Si bien el duelo entre Íñigo Errejón e Iglesias se decantó por el segundo en las generales de 2019, el empuje de Mónica García de Más Madrid en su oposición a Ayuso en la Asamblea de Madrid pone a Iglesias en el último lugar de las encuestas. El papel desempeñado por García en la oposición ha tenido impacto en la intención de voto del electorado de izquierda. La poca visibilidad de Gabilondo en la legislatura, pese a tener más escaños que la presidenta, ha dejado espacio para la médica del Hospital 12 de Octubre que la Marea blanca sanitaria contra los recortes convirtió en política profesional.

Voy votar a Mónica es el nuevo mantra que se extiende entre el electorado de la izquierda. “Me parece más creíble”, dice una convencida de Más Madrid sobre la candidata. “Además, está sufriendo en primera línea las consecuencias de toda esta pandemia”, añade. La candidata compaginó la política con la práctica médica durante el año 2020.

Mónica García genera dudas entre los votantes más claros de Podemos. “Reconozco que he tenido dudas”, asegura un convencido morado. De hecho sólo la aparición de Pablo Iglesias en la liza por la presidencia de la Comunidad ha permitido a Podemos asegurarse el porcentaje mínimo de votos para entrar en el parlamento regional. 

Sólo hay una cosa clara entre los votantes de izquierda y es que la división de los partidos por los que simpatizan no es buena, ahí no hay duda, es la quimera histórica de la izquierda unida.
Foto:I.E.

Una coctelera de votos

El combinado que la mayoría de los vecinos del barrio quiere de sus votos es “que gane la izquierda”, pero por más que se agite el electorado no salen las cuentas. Los tres partidos de izquierda van a mover mucho voto: pero entre ellos.

El caladero más rico en voto, el de Ciudadanos, se lo lleva Ayuso. Hasta un 48,25% de votantes de Ciudadanos se van con la actual presidenta, según el barómetro electoral del CIS: un 5,2% al PSOE y sólo un 1,7% a Más Madrid. Según el CIS, Mónica García sumaría antiguo voto de Podemos, 25,8%, pero a su vez le daría un 10,9%. Más Madrid quita al PSOE un 9,8%, pero le da el 14,2% de los votos que tenía. Por su parte, Podemos apenas quita un 3,6% al PSOE. Una coctelera de votos que los vecinos de Lavapiés intuyen no va a dar para sumar.

Sólo hay una cosa clara entre los votantes de izquierda y es que la división de los partidos por los que simpatizan no es buena, ahí no hay duda, es la quimera histórica de la izquierda unida. "Siempre le ha pasado a la izquierda, siempre ha estado divida", asegura un resignado vecino del barrio de Lavapiés.